Director: Víctor Erice
España/Francia, 1983, 95 minutos
El sur (1983) de Víctor Erice |
Mañana, en cuanto amanezca, iré a visitar tu tumba, papá. Me han dicho que la hierba crece salvaje entre sus grietas y que jamás lucen flores frescas sobre ella. Nadie te visita. Mamá se marchó a su tierra y tú no tenías amigos. Decían que eras tan raro... Pero a mí nunca me extrañó. Pensaba entonces que tú eras un mago y que los magos eran siempre grandes solitarios.
Adelaida García Morales
El Sur
La acción de El sur transcurre en el norte. Y es precisamente ese carácter evocador de lo que se intuye pero no se muestra lo que ha hecho del filme de Erice uno de los títulos clave de la historia del cine español. Obra maestra que, sin embargo, quedó incompleta, toda vez que su filmación se vio interrumpida, por causas nunca del todo aclaradas, cuando se llevaban cuarenta y ocho de los ochenta y un días inicialmente previstos de rodaje. En todo caso, es muy probable que, tal y como quedó, sin que el personaje de Icíar Bollaín llegue a desplazarse a Andalucía, la película saliese ganando por uno de esos accidentes geniales del destino.
Sea como fuere, conviene no perder de vista que El sur nació de la libre adaptación de un relato homónimo de Adelaida García Morales (1945-2014), quien fuera esposa del cineasta durante veinte años y una de las escritoras más notables de su generación. Aun tratándose de un texto excepcionalmente brillante —un monólogo en primera persona de apenas cincuenta páginas— son muchas las diferencias que lo separan de su encarnación fílmica. De entrada porque la protagonista se llama Adriana y no Estrella como en la película (de hecho, todos los nombres de los personajes son distintos: Irene Ríos es Gloria Valle; tía Delia, Milagros; Agustina, Casilda...). Además, el padre no es médico, sino profesor de francés, y sale a pasear con su hija en bicicleta y no en moto.
Minucias sin importancia, ya que la principal diferencia radica en el tono. Y es que Erice dulcifica la amargura que rezuma el relato hasta convertirlo en una de sus mágicas ensoñaciones en torno a la infancia y el paso a la adolescencia. No queda, pues, ni rastro de la adusta Josefa (personaje de tintes siniestros que, en el texto, martiriza a la niña con su estricta mojigatería) ni de alguna que otra trastada que lleva a cabo la protagonista, como la escena en la que, jugando a ser Juana de Arco, intenta quemar en la hoguera a su amiga Mari-Nieves...
"Gran parte de lo que pasó con esta película solamente puede ser entendido desde la consideración de un hecho: que Elías Querejeta y yo éramos amigos". Palabras de Víctor Erice que esta tarde recordaba Esteve Riambau durante el coloquio posterior a la proyección en la Filmoteca de Catalunya. Un acto, enmarcado en la retrospectiva que estos días se le dedica a la actriz y directora Icíar Bollaín, que ha contado con la presencia en la sala de la cineasta. El sur supuso, precisamente, su debut ante las cámaras con apenas quince años y, aunque ha confesado que tardó varias décadas en ver la película, admite sin reparos la influencia decisiva que esta circunstancia tendría en el posterior desarrollo de su propia carrera artística. Del recientemente desaparecido Omero Antonutti, que aprendió a hablar castellano durante el rodaje, ha comentado que era un hombre afable y extravertido: todo lo contrario que su personaje en la película, tan contenido que, bromeaba Bollaín, Erice ni le dejaba mover una ceja.