En la tercera sesión del ciclo que desde el lunes está presentando Daniela Aronica en la Filmoteca de Catalunya se han podido ver esta tarde los documentales que a continuación se refieren:
Orfani spagnoli in Italia, Italia, 1938, 11 minutos
La tierra del Cid, Italia, 1938, 11 minutos
La battaglia dell’Ebro, Italia, 1938, 14 minutos
Los novios de la muerte. Il film dell'aviazione legionaria nel cielo della Spagna, Italia, 1938, 30 minutos
Cielo spagnolo, Italia, 1938, 19 minutos
¡España una, grande, libre! “Dalla barbarie rossa al trionfo della civiltà fascista”, Italia, 1939, 23 minutos
Huérfanos españoles en Italia se inicia con unos horrendos primerísimos planos (bastante deudores del cine soviético, todo hay que decirlo) de rostros de temibles comunistas. A continuación se nos mostrará cómo recibió la Italia de Mussolini a una delegación española de huérfanos.
La tierra del Cid supuso un intento por parte de los servicios de propaganda italianos de congraciarse con Franco tras uno de sus habituales episodios de distanciamiento. De ahí la lisonja de compararlo con el héroe castellano por antonomasia, a pesar de incurrir en la incongruencia de mostrar a la guardia mora en un documental que alude indirectamente al Campeador.
La batalla del Ebro, Los novios de la muerte y Cielo español ganan en espectacularidad respecto a la factura de los que comentábamos ayer. Narrados de modo trepidante, como si de una retransmisión deportiva se tratase, convierten los combates aéreos en una exhibición capaz de atraer el interés del espectador (además de la indisimulada promoción de la maquinaria de guerra italiana y sus brillantes prestaciones, en este caso las de los bombarderos Savoia-Marchetti).
Por último, ¡España una, grande, libre! es un filme de montaje realizado por Giorgio Ferroni a partir de material procedente de otras producciones, en especial de las filmaciones que Mateo Santos Cantero llevó a término en las primeras horas del levantamiento popular que sofocó la sublevación militar de julio del 36 en Barcelona. Ejercicio de contrapropaganda, logra que las imágenes sirvan para subrayar los excesos cometidos por los milicianos anarquistas.