martes, 31 de enero de 2023

La vida sin ti (2022)




Título original: À propos de Joan
Director: Laurent Larivière
Francia/Alemania/Irlanda, 2022, 101 minutos

La vida sin ti (2022) de Laurent Larivière


Dos viejos amantes se reencuentran casualmente al girar una esquina: han transcurrido demasiados años desde que Doug (Stanley Townsend) y Joan Verra (Isabelle Huppert) coincidieron por última vez, cuando ambos vivían sin mayor ambición que robar carteras y beber pintas de cerveza en los pubs de Dublín. Luego el destino los separó, dejándoles un recuerdo agridulce y un hijo fruto de su relación. Aunque Joan, tal vez por despecho, decide ocultarle al padre la existencia del niño y educarlo por su cuenta...

A veces, las vidas no vividas llegan a adquirir una dimensión bastante más profunda que el simple cúmulo de experiencias que conforman la trayectoria vital de un individuo. Por paradójico que parezca, eso es justamente lo que le sucede a la protagonista de À propos de Joan (2022), una mujer cuyos recuerdos se revisten de la atmósfera irreal de los sueños. Tanto es así que no duda en dirigirse a la cámara para presentarse, entablando un vínculo con el espectador que, lejos de producir efecto de extrañamiento alguno, nos sumerge con total naturalidad en esa evocación repleta de continuos saltos temporales.



Es interesante remarcar, al respecto, cómo la fotografía de Céline Bozon adopta una textura acorde con el momento histórico en el que transcurre cada acción. Así pues, las escenas de los jóvenes Doug (Éanna Hardwicke) y Joana (Freya Mavor) en la Irlanda de los años setenta se tiñen de tonalidades decoloradas, en oposición a la vivacidad de las imágenes en épocas posteriores, una vez que la susodicha busca la estabilidad junto a un peculiar novelista alemán (Lars Eidinger). Todo ello debidamente aderezado por la hermosa banda sonora que Jérôme Rebotier ha compuesto para la ocasión.

De igual modo, la puesta en escena ideada en este su segundo largometraje como director por el francés Laurent Larivière (Montpellier, 1972) ofrece soluciones enormemente imaginativas a la hora de plasmar tan sutil argumento, con réplicas a caballo entre el pasado y el presente. Lo cual, unido a la particular evolución de Nathan, el hijo que gradualmente irá superando distintas etapas (infancia, adolescencia...) hasta convertirse en adulto (interpretado por Swann Arlaud), supone un magistral ejercicio de introspección a través de la maternidad frustrada de alguien que necesita pasar página para librarse de los muchos fantasmas que la acosan.



domingo, 29 de enero de 2023

Robin Hood nunca muere (1975)




Director: Francesc Bellmunt
España, 1975, 84 minutos

Robin Hood nunca muere (1975)


También desde Cataluña hubo quien contribuyó a acrecentar la filmografía en torno al legendario arquero de Sherwood. El director Francesc Bellmunt, en colaboración con Ramon Font, firmaba el libreto de Robin Hood nunca muere (1975), enésima aproximación a la figura del forajido que robaba a los ricos para dárselo a los pobres, aunque esta vez los exteriores se rodasen en diversos enclaves de las cercanías de Barcelona, además de Montnegre, Foix y el río Tordera. La excelente dirección de fotografía, por cierto, corrió a cargo de Tomàs Pladevall.

Lo curioso del caso es que, aparte del paisaje y alguna que otra bóveda medievalizante, se cuelan en la trama diversos elementos locales, como, por ejemplo, un típico dragón de esos que expulsan fuegos artificiales por la boca. Detalle pintoresco que contrasta, sin embargo, con los temas en inglés de la banda sonora, a partir de poemas anónimos del siglo XII, a cargo de Isidor (Marí), voz solista, y un cuarteto de excelentes músicos entre los que destacan Jordi Clua (contrabajo) o Gerard Bouvier (flauta).



En el apartado de pifias y/o anacronismos es posible advertir más de un gazapo, como ese pararrayos que se divisa en lo alto de la torre de un castillo o los remiendos de cemento que se aprecian en la fachada de una iglesia. Minucias, todas ellas, si se valora la película en su conjunto como lo que realmente es: una cinta de aventuras en la que destaca la presencia, en papeles secundarios, de Emma Cohen (Melina) y hasta el mismísimo Agustí Villaronga como uno más de los Merry Men que acompañan al protagonista.

Con todo y con eso, lo más llamativo del guion es el hecho de que Robin (Charly Bravo, doblado por Constantino Romero) sea capaz de volver del otro mundo tras haber sido dado por muerto e incluso enterrado: una proeza más por parte del invencible héroe de las calzas verdes que, no contento con regresar a la vida, aún tendrá suficientes fuerzas como para rescatar un valioso tesoro de las profundidades de un pozo y enfrentarse al maligno Corregidor de Nottingham (Gaspar 'Indio' González).

Francesc Bellmunt (centro) y el resto del equipo durante el rodaje


sábado, 28 de enero de 2023

Robin Hood, el arquero invencible (1970)




Título italiano: Robin Hood, l'invincibile arciere
Director: José Luis Merino
España/Italia, 1970, 84 minutos

Robin Hood, el arquero invencible (1970)


No pasará a la historia Robin Hood, el arquero invencible (1970) ni por lo manido de su argumento ni por unas interpretaciones a todas luces mediocres. Sin embargo, sería también injusto negarle el valor de haber sido la primera vez que el cine patrio abordaba la figura del célebre príncipe de los ladrones. De hecho, al actor canario Carlos Quiney (1937-2007) le correspondió asimismo el honor de meterse en la piel de otro personaje no menos mítico que el anterior: el Zorro.

Eran sin duda otros tiempos y tanto en Italia como en España se cultivaba profusamente el género de aventuras a la par que una sui géneris adaptación del wéstern. Circunstancia que, en el caso que nos ocupa, propicia traer a colación otro nombre, el del cineasta José Luis Merino (1927-2019), director especializado en producciones de serie b que, más que emular un modelo extranjero, aspiraban únicamente a convertirse en el referente local para un público sin demasiadas manías en cuanto a la calidad final del producto.



Las inmediaciones del bilbilitano Monasterio de Piedra sirvieron como escenario para rodar los exteriores de una historia, escrita por Piero Pierotti, en la que el arquero de Sherwood se compromete a ayudar al noble caballero sir Allan Clare, conde de Moonhill, quien regresa a Inglaterra en compañía de su hermana después de haber participado en las Cruzadas junto al rey Ricardo Corazón de León. Aunque el principal motivo de pesadumbre para sir Allan deriva del hecho de estar enamorado de una bella dama, llamada Isabel, cuyo tío, el maligno barón de Nottingham (Mariano Vidal Molina), ha decidido desposar con otro pretendiente.

El resto de la trama lo componen las típicas escaramuzas y duelos entre héroes y villanos, lo mismo en las profundidades del bosque que en el interior de un castillo repleto de intrincados pasadizos y trampillas secretas, hasta culminar en la inevitable escena ante el altar.



viernes, 27 de enero de 2023

Un desafío para Robin Hood (1967)




Título original: A Challenge for Robin Hood
Director: C.M. Pennington-Richards
Reino Unido, 1967, 96 minutos

Un desafío para Robin Hood (1967)


De nuevo la Hammer recurría al mito de Robin Hood, aunque esta vez dándole un enfoque más acorde con los nuevos tiempos. Así pues, Barrie Ingham (1932-2015) encarna a un Robin con patillas y flequillo yeyé cuyas desavenencias familiares lo empujarán a refugiarse en el bosque. Curiosamente, su atuendo se aleja un tanto del típico bandido con leotardos verdes y perilla para mostrarse como un hombre corriente, aunque dotado, eso sí, de la misma pericia de siempre en el manejo del arco y las flechas.

Correcta en cuanto a vestuario y puesta en escena, A Challenge for Robin Hood (1967) respondía, sin embargo, a los parámetros de una producción de bajo presupuesto que se esfuerza en disimular (con bastante acierto, todo hay que decirlo) las carencias propias de una cinta tan modesta como exquisita. A fin de cuentas, fue esa misma fórmula la que con tantísimo éxito explotó la compañía cinematográfica inglesa en su célebre serie de filmes de terror gótico.



El guion de Peter Bryan, innovador respecto a las múltiples aproximaciones al personaje que lo precedieron, explora los orígenes del noble de ascendencia normanda, miembro del ilustre linaje de los De Courtenay, que acabará convirtiéndose en defensor de los oprimidos tras verse implicado en una falsa acusación de asesinato que sobre él hacen recaer su pérfido primo Roger (Peter Blythe) y el no menos malévolo Sheriff de Nottingham (John Arnatt).

Aunque no todo es tan solemne y, aparte de escenas de acción excelentemente filmadas o el consabido idilio con la delicada Marian (Gay Hamilton), también habrá tiempo para momentos de mayor comicidad, como el combate campestre a base de pastelazos que sigue a una breve aparición del siempre divertido Alfie Bass (las tartas del cual son requisadas por Robin y los suyos). No obstante, quien borda ese mismo registro es el actor James Hayter, el cual volvía a meterse en la piel del glotón fraile Tuck después de haber interpretado al mismo personaje varios años antes en Los arqueros del rey (The Story of Robin Hood and His Merrie Men, 1952).



domingo, 22 de enero de 2023

El triunfo de Robin Hood (1962)




Título original: Il trionfo di Robin Hood
Director: Umberto Lenzi
Italia, 1962, 78 minutos

El triunfo de Robin Hood (1962)


Otra versión del arquero de Sherwood al itálico modo, aunque en este caso los exteriores se rodaron en Eslovenia (cuando dicha región era una república perteneciente a la antigua Yugoslavia). El argumento, con pocas diferencias respecto a la mayoría de filmes de la saga, toma como base la novela póstuma de Alejandro Dumas, por lo que la acción se sitúa en 1194, durante la ausencia del rey Ricardo Corazón de León, apresado por los alemanes cuando regresaba de la tercera cruzada.

Ni que decir tiene que el barón Elwin, sheriff de Nottingham (interpretado por Arturo Dominici), aprovechará ese vacío de poder alentando que el príncipe Juan usurpe la corona. Pero no todo el mundo está de acuerdo con la rebelión del hermano regente y, liderados por Robin Hood (Don Burnett), organizan la resistencia para restituir en el poder al legítimo monarca.



Desde luego que la puesta en escena ideada por Umberto Lenzi (1931-2017) no destaca precisamente por su originalidad, de la misma manera que el elenco de actores brilla más por su condición atlética que no por sus escasas dotes interpretativas. En cualquier caso, nadie esperaba tanto de una cinta concebida para el simple entretenimiento de un público ávido de duelos a espada y lances de honor.

Sin embargo, sí que merece la pena llamar la atención sobre un detalle que hace de Il trionfo di Robin Hood (1962) una película especial. Y no es otro sino la presencia en el reparto de un gracioso o donaire al estilo de los de las comedias del Siglo de Oro. Se trata del personaje de Scully (Enrico Luzi), especie de bufón cuyo cometido principal consiste en servir de entretenimiento a los Merry Men y, de paso, arrancarle una sonrisa al espectador.



sábado, 21 de enero de 2023

Lola, la película (2007)




Director: Miguel Hermoso
España, 2007, 113 minutos

Lola, la película (2007) de Miguel Hermoso


Se cumplen cien años exactos del nacimiento de una leyenda: María Dolores Flores Ruiz, más conocida como Lola Flores (1923-1995). Un siglo durante el que su popularidad no ha dejado de crecer. Hasta el extremo de que una reciente campaña publicitaria lograba resucitarla por arte y gracia del Deepfake. De su renombre dan buena fe las numerosas incursiones cinematográficas que la artista protagonizó a lo largo de su carrera, de muchas de las cuales, por cierto, hemos ido dando cumplida cuenta en este blog, desde la cuasi expresionista Embrujo (1948) hasta la aventura mejicana de La Faraona (1956) pasando por la innegable vis cómica de Morena Clara (1954).

Sin embargo, el filme que hoy nos ocupa es el biopic Lola, la película (2007), dirigido por Miguel Hermoso y, hasta la fecha, último título en la filmografía del cineasta andaluz. Sabiamente ambientada bajo la dirección artística de Wolfgang Burmann (la fotografía, además, es de su hermano Hans), la cinta contó también con el asesoramiento coreográfico de Cristina Hoyos. Si a ello le sumamos el acierto de los responsables del casting a la hora de elegir a los protagonistas (Gala Évora, José Luis García-Pérez y Alfonso Begara no sólo bordan sus respectivos papeles, sino que los tres destacan por el enorme parecido físico con los personajes que interpretan), resulta fácil hacerse una idea del impecable trabajo llevado a cabo en esta aproximación a la icónica figura de la tonadillera.



El guion, obra, entre otros, del recientemente desaparecido Xesc Barceló y Antonio Onetti, arranca en 1931 en Jerez de la Frontera, donde la hija de Perico Flores, dueño de una modesta taberna (y, según dicen, antiguo torero), da sus primeros pasos como bailaora junto a otras niñas en un patio de vecinos. "Pero ¿tú eres gitana?", le pregunta el individuo que parece manejar el cotarro. "No, pero quiero aprender a serlo", responde con gracia la criatura, sin ser demasiado consciente del carácter profético que al cabo de los años adquirirán esas palabras.

Tras unos duros inicios actuando en austeros cafés de posguerra, Lola (interpretada por la debutante Gala Évora) formará tormentosa pareja artística y sentimental con Manolo Caracol (García-Pérez) hasta que, harta del carácter posesivo del cantaor, decida emprender el vuelo en solitario para alcanzar la gloria en los escenarios de medio mundo. Una agitada trayectoria tanto en lo artístico como en lo personal, repleta de amoríos y escarceos de todo tipo, que entrará en una fase de mayor estabilidad cuando conozca a un rumbero barcelonés, apodado "El Pescaílla" (Alfonso Begara), al que une su destino para formar una familia.



viernes, 20 de enero de 2023

Robin Hood y los piratas (1960)




Título original: Robin Hood e i pirati
Director: Giorgio Simonelli
Italia, 1960, 82 minutos

Robin Hood y los piratas (1960)


Cinta italiana de aventuras, fruto del encuentro un tanto anacrónico entre el célebre arquero de Sherwood y una tripulación de corsarios, Robin Hood e i pirati (1960) se filmó en unos áridos exteriores cuya innegable apariencia mediterránea parece desmentir que la acción transcurra realmente en un condado inglés del medievo. En todo caso, la siempre imponente presencia de Lex Barker como protagonista minimiza, hasta cierto punto, las muchas imperfecciones de una película tan modesta como olvidable.

Tras el naufragio de la nave en la que viajaba y ser depositado por la corriente en las playas de su tierra natal, Robin descubre que el malévolo Brooks (Mario Scaccia) se ha adueñado de los dominios de su padre el conde, a quien ordenó asesinar. Indignado ante las tropelías del usurpador, Robin Hood (o /Robinúd/, según la pronunciación de los "lugareños") reanuda entonces su vida como justiciero que defiende a los pobres contra los abusos de los ricos.



Por otra parte, el apuesto bandido también se va a reencontrar con Kareen (Jocelyn Lane), un amor de juventud tan ávida de justicia como él. Asimismo, y a falta de los antiguos Merry Men del bosque de Sherwood, los piratas, de nuevo en tierra firme, deciden unirse también a la causa, no sin que antes su líder, el hercúleo Guercio (Walter Barnes), mida sus fuerzas con Robin en un tremendo combate cuerpo a cuerpo a orillas del mar.

Además de los habituales duelos a espada, la certera puntería con el arco y las flechas o los típicos rescates y huidas de presidio, la puesta en escena del director Giorgio Simonelli (1901-1966) ofrece una nota ligeramente exótica por la presencia en el reparto de actrices afroamericanas que, como en el caso de Edith Peters, se arrancan de vez en cuando con ritmos y danzas tribales e incluso las notas de algún espiritual negro.



martes, 17 de enero de 2023

El suplente (2022)




Director: Diego Lerman
Argentina/Italia/Francia/España/Méjico, 2022, 112 minutos

El suplente (2022) de Diego Lerman


Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

Juan Gelman
El juego en que andamos (1959)

Tal vez resulte inevitable comparar El suplente (2022) con Entre les murs (2008), de Laurent Cantet, o incluso con otra ilustre cinta francesa en torno al mundo de la enseñanza como fue Ça commence aujourd'hui (1999) de Tavernier. Sin embargo, no puede negársele a Diego Lerman el haber filmado una película cien por cien argentina cuyo argumento se adentra en el día a día de un instituto de secundaria situado en uno de los barrios más humildes de Avellaneda. Allí va a parar Lucio (Juan Minujín), profesor sustituto poco familiarizado con un ambiente de narcos y comedores de beneficencia en el que sus clases de literatura no parecen tener cabida.

Bien es verdad que su propio padre (Alfredo Castro), un chileno que lleva décadas luchando por mejorar las condiciones de vida de las familias más necesitadas, pertenece a ese mismo mundo, por lo que la conciencia social del maestro no tardará en aflorar cuando deba convencer a unos padres para que no priven a su hija de seguir asistiendo al centro o ante la posibilidad de que uno de sus alumnos caiga víctima de un conocido traficante local.



Contrariedades a las que Lucio debe hacer frente al mismo tiempo que, en el terreno personal, aparte de lidiar con la enfermedad del padre, se desvive por que su hija de doce años estudie. Eso sin contar con que tampoco parece que acepte del todo la separación de su ex mujer (Bárbara Lennie). Mientras, las jornadas en el aula se suceden sin que los chicos le encuentren demasiada utilidad a la poesía o a cualquier otra manifestación artística capaz de elevar sus almas más allá de la barbarie.

No cabe duda de que el planteamiento del que parte la historia adolece de una cierta dosis de ingenuidad al pretender que las clases magistrales de un tipo con aires de intelectual logren conmover a un grupo de adolescentes ajenos por completo a lo que es una paradoja o al simple hecho de hojear un libro de vez en cuando. Pero el cine, en buena medida, es magia y, por mucho que la puesta en escena, con la brigada de narcóticos irrumpiendo en la escuela en busca de sustancias ilegales, sea de corte realista, lo cierto es que el "milagro" se produce, de modo que quienes hasta poco antes dormitaban sobre el pupitre acabarán mostrando un inusitado interés por aprender.



domingo, 15 de enero de 2023

La espada del bosque de Sherwood (1960)




Título original: Sword of Sherwood Forest
Director: Terence Fisher
Reino Unido, 1960, 80 minutos

La espada del bosque de Sherwood (1960)


El inconfundible toque personal de Terence Fisher se percibe ya desde los títulos de crédito iniciales de Sword of Sherwood Forest (1960), segunda incursión de la Hammer, tras Los hombres del bosque de Sherwood (1954), en el universo Robin Hood, esta vez retomando el protagonismo que el actor Richard Greene venía ejerciendo desde 1955 en una popular serie de televisión sobre dicho personaje.

Del resto de intérpretes, todos ajenos al mencionado espacio televisivo, destacan Peter Cushing en el papel de Sheriff de Nottingham y una bellísima Sarah Branch como Lady Marian que, después de esta película, trabajaría exclusivamente para la pequeña pantalla.



Los exteriores, cosa poco frecuente en producciones de serie b como la que nos ocupa, se rodaron en las verdes campiñas de Irlanda (concretamente en el condado de Wicklow), por lo que no es de extrañar que algunos secundarios se expresen con un marcado acento irish.

No faltan, por supuesto, las habituales demostraciones de puntería con el arco y las flechas, aunque sea disparando contra una calabaza (siglos antes de que Colón las trajese de América...), ni combates a espada (¡oh sacrilegio!) en el interior de un convento de monjas de clausura. Detalles de una trama cuyo eje central gira en torno a las tribulaciones del Sheriff, en connivencia con el Conde de Newark (Richard Pasco) y Lord Melton (Oliver Reed), para acabar con la vida del Arzobispo de Canterbury (Jack Gwillim), férreo defensor de los derechos de los nobles que partieron a las cruzadas.



sábado, 14 de enero de 2023

El hijo de Robin Hood (1958)




Título original: Son of Robin Hood
Director: George Sherman
Reino Unido, 1958, 81 minutos

El hijo de Robin Hood (1958)


Ha transcurrido una década desde que el mítico Robin Hood pasara a mejor vida, por lo que el pérfido duque Des Roches (David Farrar) ambiciona hacerse con el trono de Inglaterra. Los pocos Merry Men que aún siguen en activo deciden entonces volver a la carga, pero para ello necesitan un líder, así que mandan llamar al hijo de su antiguo cabecilla, que se ha criado en España. Sin embargo, la sorpresa será mayúscula cuando comprueben que el heredero del príncipe de los ladrones es, en realidad, una muchacha llamada Deering (June Laverick)…

Son of Robin Hood (1958) responde a un típico planteamiento genealógico cuyo objetivo no sería otro sino aportar savia nueva a la más que trillada historia del justiciero de la capucha verde. Lo malo es que lo que debía haber sido su principal baza (esto es, la condición femenina del sucesor) se acaba convirtiendo, en cambio, en un lastre por causa de su mal disimulada misoginia. Y es que, a pesar de todo, el equipo de guionistas no pudo sustraerse a la tentación de concederle el protagonismo a un hombre, en este caso Jamie (David Hedison), hermano del conde de Chester (Marius Goring) y al que tomarán por el verdadero hijo del malogrado arquero.



En líneas generales, la ambientación medieval de la película resulta más o menos convincente, así como las escenas de acción, repletas de refriegas cuerpo a cuerpo, si bien algunos decorados (en especial los "férreos" muros del castillo) salta a la vista que están hechos de cartón piedra. Minucias, si se tiene en cuenta que, aunque distribuida por la Twentieth Century Fox y rodada en Cinemascope, estamos hablando de una producción británica de serie b.

Curiosamente, se da la circunstancia de que el norteamericano George Sherman (1908-1991), cineasta especializado en este tipo de productos, ya había codirigido, junto a Henry Levin, una cinta de similar temática en la década de los cuarenta, El hijo de Robin de los Bosques (The Bandit of Sherwood Forest, 1946). Con todo, los años de experiencia no parecen haberle reportado mayor destreza en la puesta en escena y, salvo algún que otro apunte interesante —por ejemplo, el personaje de Lady Sylvia (Delphi Lawrence), especie de femme fatale del medievo—, los ochenta minutos de metraje discurren de forma más bien rutinaria.



viernes, 13 de enero de 2023

Los hombres del bosque de Sherwood (1954)




Título original: The Men of Sherwood Forest
Director: Val Guest
Reino Unido, 1954, 77 minutos

Los hombres del bosque de Sherwood (1954) de Val Guest


Además de películas de terror, la célebre productora Hammer también exploró otros géneros, como el cine histórico de aventuras. En esa línea, The Men of Sherwood Forest (1954) no sólo ofrecía al público, tras tantísimas aproximaciones hollywoodenses al personaje, un Robin Hood por fin cien por cien británico, sino que fue, asimismo, la primera cinta que la compañía filmaba enteramente en color.

Sin embargo, y a pesar de lo correcto de su puesta en escena (con excelentes exteriores rodados en las inmediaciones del castillo de Bodiam), no puede decirse que la dirección de Val Guest destaque precisamente por derrochar energía. Así pues, un espectador ávido del ritmo trepidante que cabría esperar de las hazañas de estos forajidos tal vez eche en falta algo más de convicción en los combates a espada o en sus incursiones a caballo a través de la espesura.

Robin (Don Taylor) ataviado como el trovador "Gilbert de Lancaster"


Tampoco parece que Don Taylor, intérprete un tanto insulso que acabaría dirigiendo cuantiosas series televisivas, responda al prototipo de príncipe de los ladrones inmortalizado en su día por Douglas Fairbanks o Errol Flynn. Pero eso es lo que tienen las producciones de bajo presupuesto, por lo común orientadas a sectores de la audiencia no demasiado exigentes con este tipo de detalles.

En cualquier caso, baste decir que por lo menos Reginald Beckwith da vida a un fraile Tuck de lo más original, experto en dejar sin blanca a propios y extraños con un surtido repertorio de juegos de azar, entre los que destacan una versión primitiva de la ruleta (en la que, en lugar de números, se utilizan los signos del zodiaco), así como lo que él denomina "una serie de imágenes que muestran toda la caballería heráldica" y que no es otra cosa que una baraja de póquer. Por cierto que el propio Robin, en otra escena mítica, demostrará sus habilidades como trilero, haciendo de ésta una de las versiones más singulares de toda la saga.



martes, 10 de enero de 2023

La novelista y su película (2022)




Título original: 소설가의 영화
Director: Hong Sang-soo
Corea del Sur, 2022, 92 minutos

La novelista y su película (2022)


Nada más fácil y, al mismo tiempo, más difícil que adentrarse en el universo del coreano Hong Sang-soo. Sencillo porque sus filmes discurren en un ambiente cotidiano y conversacional que no excede los límites de lo comprensible, pero también complejo a partir del momento en el que determinadas reflexiones de los personajes dejan entrever una profundidad insondable, rayana en lo metafísico.

Su último trabajo, La novelista y su película (So-seol-ga-ui yeong-hwa, 2022), parte de los encuentros fortuitos entre una escritora (Lee Hye-yeong) y diversos individuos, hombres y mujeres, con los que entabla relaciones de muy distinto calado. Así, por ejemplo, al veterano cineasta Hyojin (Hae-hyo Kwon) no duda en levantarle la voz para ponerlo en su sitio, mientras que con la joven actriz Kilsoo (Kim Min-hee) conecta de inmediato hasta el extremo de proponerle un personalísimo proyecto cinematográfico.



La sobriedad del blanco y negro por el que opta Hong sólo se romperá, ya en los instantes postreros de una puesta en escena tan perspicaz como minimalista, para dar paso a lo que se intuye apasionada declaración de amor del director hacia su actriz fetiche, tal vez el momento culminante de esa otra historia que la protagonista ansía rodar contra viento y marea.

Consideraciones que nos llevan a interrogarnos acerca de otro de los misterios que rodean cuanto aquí sucede: ¿quién es esa niña que, desde la calle, contempla absorta, al otro lado de la vitrina del restaurante, a las dos amigas durante el almuerzo? ¿Se tratará, quizá, de una forma como otra cualquiera de recordarnos nuestra condición de meros espectadores? Aunque, lejos de proporcionar una respuesta, la cámara se limita a dejar constancia de la buena sintonía entre los sujetos que pasean por un parque o el poeta y aquellas incondicionales lectoras con las que se toma unas copas en una librería.



domingo, 8 de enero de 2023

Tales of Robin Hood (1951)




Título en español: Leyendas de Robin Hood
Director: James Tinling
EE.UU., 1951, 60 minutos

Tales of Robin Hood (1951) de James Tinling


Por lo que parece, Tales of Robin Hood (1951) tenía que haber sido una serie de televisión que, por esos azares de la vida y del mercado, acabó finalmente convertida en apenas un mediometraje sin mayor trascendencia. Lo cierto es que las interpretaciones responden al poco exigente estándar que a principios de la década de los cincuenta se les debía requerir a productos televisivos que, como es el caso, iban dirigidos a un público sin mayor expectativa que el de un mero pasatiempo.

No faltan, eso sí, las típicas escenas del repertorio, repetidas hasta la saciedad en todas las secuelas habidas y por haber y, por ende, reconocibles por cualquier espectador que medianamente conociese la saga: el duelo a bastonazos entre Robin (Robert Clarke) y Little John (Wade Crosby) sobre el tronco que cruza un río; el concurso de arqueros en el palacio de Locksley que, en realidad, es una trampa para atrapar al príncipe de los ladrones; etc., etc.



Sorprende, por otra parte, la ausencia de alusiones al rey Ricardo o al príncipe Juan, quedando relegado el rol de nobles a los pérfidos Sir Gui de Clairmont (Paul Cavanagh) y su fiel esbirro Sir Alan de Beaulieu, interpretado por Keith Richards (no el de los Stones, sino otro tipo de igual nombre y que, ironías del destino, concluiría su carrera como actor en 1964, el mismo año en el que el célebre guitarrista comenzó a publicar álbumes con su banda).

En fin, poco más se puede añadir a propósito de una cinta rodada íntegramente en estudio y cuya principal (y quizá única) virtud es que apenas alcanza los sesenta minutos de duración.



sábado, 7 de enero de 2023

Érase una vez... (1950)




Directores: Alexandre Cirici Pellicer y José Escobar
España, 1950, 76 minutos

Érase una vez... (1950) de Cirici Pellicer y Escobar


La inconfundible voz de Juan Manuel Soriano nos da la bienvenida a un remoto mundo de ensueño en cuyo horizonte se divisa el castillo de los condes de Aubanel… Han tenido que transcurrir más de siete décadas para que esta joya de la animación, único largometraje que dirigiera el dibujante Escobar (creador, entre otros, de Zipi y Zape o Carpanta), recupere su colorido original por obra y gracia de la Filmoteca de Catalunya tras una ardua tarea de restauración que se ha prolongado durante ocho largos años (concretamente, del 2014 al 2022).

Versión libre de La Cenicienta, según el célebre cuento de Perrault, el estreno de la cinta se vio, sin embargo, condicionado por un hecho que acabaría arruinando su carrera comercial: la coincidencia en el tiempo con el clásico de Disney a propósito del mismo personaje. De hecho, los responsables de Estela Films, la productora barcelonesa encargada del proyecto, se vieron forzados a cambiarle el título, por lo que, en lo sucesivo, pasó a llamarse simplemente Érase una vez... (1950).



Llama la atención enseguida el esmero que Alexandre Cirici Pellicer, uno de los codirectores de la película, puso en la elaboración de los diversos fondos de inspiración renacentista que embellecen buena parte de las escenas. Escobar, en cambio, parece ser que se encargó de los elementos más humorísticos, introduciendo personajes y situaciones (por ejemplo, la divertida procesión de fantasmas) que en cierto modo preludian lo que será su posterior carrera en el mundo del tebeo.

En esa misma línea de innovación, resulta curiosa la presencia de actores de carne y hueso en aquellos números en los que supuestamente son títeres quienes protagonizan la acción. Ello ocurre en un par de ocasiones, ambas primorosamente coreografiadas por el Esbart Verdaguer bajo la supervisión de Manuel Cubeles, Luis Moreno-Palli y Jaume Picas Guiu. Y es que conviene tener muy presente que, además de cuento de hadas, el filme aspiraba a ser también un musical con destellos cómicos. Buena prueba de ello sería la lección de etiqueta palaciega en forma de ópera bufa italiana o melodías más de corte jazzístico, como la que entona el gremio de zapateros mientras éstos se esfuerzan en vano por determinar el origen del zapatito de cristal y uno de ellos concluye cantando aquello de: "¡Si no fuera el siglo XV, de plexiglás diría que es!"



viernes, 6 de enero de 2023

Los arqueros del rey (1952)




Título original: The Story of Robin Hood and his Merrie Men
Director: Ken Annakin
Reino Unido/EE.UU., 1952, 84 minutos

Los arqueros del rey (1952)


Dos años después de haber dado el salto al cine con actores de carne y hueso gracias a una adaptación de La isla del tesoro (1950), la todopoderosa Disney volvía a la carga apostando ahora por la enésima puesta al día del príncipe de los ladrones. A este respecto, The Story of Robin Hood and his Merrie Men (1952) destaca por sus excelentes decorados así como por una primorosa fotografía en Technicolor. Puede presumir además, dato curioso, de ser de las pocas películas de la saga cuyos exteriores se rodaron realmente en el auténtico bosque de Sherwood.

En cuanto al guion, obra de Lawrence Edward Watkin, éste se centra en lo que, de acuerdo con la terminología propia de los poemas épicos, podría denominarse como las "mocedades" del héroe. Así pues, el argumento arranca con un casi adolescente Robin (Richard Todd) ejercitando su puntería en las inmediaciones de Huntingdon. Y aunque lleva una existencia de lo más apacible, en la que comienzan los primeros flirteos con Marian (Joan Rice), la repentina muerte de su padre, asesinado por la espalda cuando ambos regresaban de participar en un concurso de tiro, le llevará a convertirse en un proscrito, líder de una banda de forajidos sedientos de venganza contra los desmanes del príncipe Juan.

"Take off your hood!"


Aunque lo cierto es que el regente, hombre de modales exquisitos (interpretado por Hubert Gregg), delega buena parte del trabajo sucio en el perverso condestable de Nottingham (Peter Finch), al que los Merrie Men no dudarán en dar su merecido.

Aparte de los habituales lugares comunes en torno al legendario arquero que no pueden faltar en cada entrega de la franquicia, desde la marcha a las cruzadas de Ricardo Corazón de León hasta el amistoso duelo a bastonazos entre el protagonista y Little John (James Robertson Justice), esta nueva revisión contenía diversas baladas a cargo de un juglar que ameniza la trama con su estilo vagamente country, sin duda otro ejemplo más de cómo este tipo de producciones, pretendidamente históricas, se valían, sin embargo, del lenguaje del wéstern para llegar al gran público.

El fraile Tuck (James Hayter) sorprendido por Robin


jueves, 5 de enero de 2023

El temible Robin Hood (1950)




Título original: Rogues of Sherwood Forest
Director: Gordon Douglas
EE.UU., 1950, 79 minutos

El temible Robin Hood (1950)


Un wéstern medieval: así podría definirse, a grandes rasgos, el argumento de Rogues of Sherwood Forest (1950), una de tantas cintas auspiciadas por la Columbia en torno a la figura del legendario príncipe de los ladrones. De acuerdo que no aparecen indios ni hay duelos a punta de pistola, aunque tampoco sería descabellado reconocer determinados códigos, habituales en la representación cinematográfica del far West, en la forma en que estos pícaros (los "rogues" del título original) afrontan su lucha contra los excesos del injusto rey Juan (George Macready). Así pues, el espíritu de camaradería que se respira entre los viejos compinches del ya fallecido Robin Hood, la puntería que demuestran en el manejo del arco o su pericia como jinetes son sólo algunas de las muchas singularidades extrapolables de un género a otro.

También el peregrinaje del hijo (John Derek) y Little John (Alan Hale) en busca de los antiguos compañeros de correrías, ávidos, a pesar de los muchos años transcurridos, de revivir las grandes hazañas que un día llevaron a cabo, tiene bastante de lugar común. Juntos, y una vez reclutados en las más variopintas situaciones (aunque basta lanzar al aire una flecha encendida para que reconozcan la señal), desbaratarán los planes del monarca y sus mercenarios flamencos hasta obligarlo a sellar, mal que le pese, la Carta Magna.



En cuanto a la relación amorosa entre Robin júnior, conde de Huntington, y la bella Lady Marianne De Beaudray (Diana Lynn), cabe señalar que, si bien no comienza con buen pie, será determinante a la hora de culminar con éxito su pulso contra el soberano gracias a la información que la dama, aun estando bajo arresto, hace llegar a los Merry Men mediante palomas mensajeras.

De todas formas, y a pesar de la solemnidad que desprende el afán de justicia de estos forajidos, no faltan tampoco detalles humorísticos que contribuyen a humanizar a los personajes. Por ejemplo, la devota mirada al cielo del Fraile Tuck (Billy House) cada vez que éste implora el perdón divino tras haberle atizado un mandoble a algún enemigo.



miércoles, 4 de enero de 2023

El rey de los bosques (1948)




Título original: The Prince of Thieves
Director: Howard Bretherton
EE.UU., 1948, 72 minutos

El rey de los bosques (1948)


—Amigos míos —exclamó Robin, corriendo hacia el lugar que acababa de ocupar Little John—, recordad que estáis luchando por vuestras casas; recordad que estáis defendiendo el techo que cobija a vuestras mujeres, que guarda la cuna de vuestros hijos; ¡recordad que los normandos son nuestros opresores, que caminan sobre nuestras cabezas, que tiranizan a los débiles y que nunca extienden la mano excepto para quemar, matar o destruir! Recordad que ésta es la morada de vuestros antepasados, y que debéis defender el acceso. ¡Luchad con valor, muchachos míos, luchad mientras un soplo de vida salga de vuestros labios!

Alexandre Dumas
Robin Hood, el príncipe de los ladrones
Traducción de Cristina Rodríguez del Amo

La escasa gama de tonalidades que permitía captar el primitivo sistema Cinecolor (azules y grises, por un lado; naranja y marrón, por otro) confiere una apariencia tan irreal a las imágenes de The Prince of Thieves (1948) que, más que una película de otra época, parece que estemos viendo una película de otro mundo. Sobre todo si se tiene en cuenta que los verdes habrían sido idóneos para recrear las frondosidades del célebre bosque de Sherwood.

En cualquier caso, salta de inmediato a la vista que se trata de una producción de serie b que pretendía sacar partido, una década después del éxito cosechado por The Adventures of Robin Hood (1938), del tirón comercial que aún arrastraba consigo la figura del legendario héroe medieval. No obstante, no puede decirse que el anodino Jon Hall fuese el candidato ideal para encarnar a un personaje irremediablemente ligado al carisma de grandes intérpretes (y acróbatas) como Errol Flynn o Douglas Fairbanks.



A grandes rasgos, el argumento gira en torno a la voluntad de Sir Allan Claire (Michael Duane) de contraer matrimonio con una tal Lady Christabel, tal y como le prometió el padre de ésta cinco años atrás, cuando el joven partió rumbo a las cruzadas en compañía del rey Ricardo. Pero, una vez de regreso, él y su hermana Lady Marian averiguan, a través de Robin Hood, que Lady Christabel se casará en contra de su voluntad con otro pretendiente que le ha impuesto su padre. A partir de ese momento, los tres aunarán esfuerzos con el objetivo de rescatar a la bella dama.

Para la confección del libreto, los guionistas Maurice Tombragel y Charles H. Schneer tomaron como base una novela póstuma de Alejandro Dumas. Así consta, al menos, en los títulos de crédito iniciales, aunque, sabiendo las licencias que solían tomarse en Hollywood en materia de adaptaciones literarias, habría que ver hasta qué punto es eso del todo cierto.