viernes, 26 de julio de 2024

El paso suspendido de la cigüeña (1991)




Título original: Το μετέωρο βήμα του πελαργού
Director: Theo Angelopoulos
Grecia/Francia/Suiza/Italia, 1991, 143 minutos

El paso suspendido de la cigüeña (1991)


Una historia de fronteras y refugiados. Por desgracia, una historia atemporal. Porque los inmigrantes albaneses o kurdos que se agolpan en los barracones de una ciudad del norte de Grecia a la que algunos llaman irónicamente "la sala de espera" no se diferencian en nada de los que aún hoy siguen llamando a las puertas del primer mundo. El caso es que la mirada de Angelopoulos, siempre libre de prejuicios, renuncia a recrearse en la miseria para, en su lugar, describir la poesía de los humildes.

Y los filma valiéndose del trávelin lateral, con una puesta en escena marca de la casa cuyo rasgo definitorio, aparte de la parsimonia con que mueve la cámara, son esos largos silencios en los que se refugian los personajes. De entre los que destaca un hombre misterioso (Marcello Mastroianni) la identidad del cual, pese a vivir entre parias, pudiera coincidir con la de un ilustre político e intelectual que un buen día desapareció sin dejar ni rastro.



Aunque será un reportero que está cubriendo la crisis humanitaria en aquella remota región limítrofe quien, obsesionado con la posibilidad de haber descubierto al antiguo mandatario, inicia su particular odisea en pos de la verdad.

Son muchos los momentos de To meteoro vima tou pelargou (1991) que destacan por su inusitada belleza y originalidad. Como, por ejemplo, la boda silenciosa que tiene lugar a ambos lados de un caudaloso río, con el novio y la novia separados por las aguas, símbolo de las muchas fronteras que se interponen entre los seres humanos, pero también del flujo constante de la vida y el tiempo.



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