Título original: Cronaca familiare
Director: Valerio Zurlini
Italia, 1962, 113 minutos
Crónica familiar (1962) de Valerio Zurlini |
Más que un drama es un dramón: de los de llorar a moco tendido. Pero precisamente por ello, por la intensidad de sus interpretaciones, esta Cronaca familiare (1962) resultó merecedora de tres premios en el Festival de Venecia, León de Oro incluido.
Pocas veces se ha visto a Marcello Mastroianni en un registro tan introspectivo como el de esta película. Y es que la trama, una revisión a posteriori de los altibajos en la relación entre dos hermanos, Enrico (Mastroianni) y Lorenzo (Jacques Perrin), requería de una manera especial de actuar. Así pues, si al inicio de la acción sabemos del fallecimiento del menor de ellos, será el primero quien narre en off un a modo de carta (la "crónica" a la que alude el título) durante el resto de un filme repleto de saltos temporales.
En su forma de traducir en imágenes la novela homónima de Vasco Pratolini, el italiano Valerio Zurlini concibió una puesta en escena pausada en la que se aprecian dos formas distintas de planificar las secuencias. Por una parte, hay ocasiones en las que el espacio cobra preponderancia por encima de los personajes, captándolos en plano general, con lo que se llama la atención sobre la cochambre o el vacío en el que éstos viven inmersos. En cambio, cuando se trata de filmar a los protagonistas en lo más íntimo de sus conversaciones, el director opta por el primer plano para subrayar la emotividad del instante.
Conmovedor retrato de la desintegración familiar, la cinta supone, al mismo tiempo, una evocadora reflexión en torno a la búsqueda de la propia identidad durante la posguerra italiana. Circunstancia esta última acentuada, aparte de por la acusada diferencia de edad y de carácter que separa a los dos hermanos, por los destinos opuestos que ambos se han visto obligados a afrontar, el uno como intelectual atormentado que creció en la pobreza junto a su abuela, el otro acogido por una familia adinerada que le proporcionó una exquisita educación. Y el recuerdo de la madre difunta siempre muy presente. Como la mermelada de naranja, que ejercerá sobre Lorenzo un influjo similar al de la magdalena de Proust.
Dos actores que soportan muy bien los muchos primeros planos que Valerio Zurlini nos muestra de ambos, con tomas de calles vacías y altos muros, ambiente gélido y algo decadente que subraya la soledad y el desamparo de los personajes.
ResponderEliminarAsí es. Se trata de una historia muy triste y las imágenes contribuyen a reforzar esa idea.
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarCreo ya haberte dicho que tengo una deuda gigantesca con el cine italiano, y por ende contigo también.
Espero algún día pueda ponerme al día, o al menos "arrimar el bochín"
Un abrazo
¿Deuda conmigo? Para nada, amigo Frodo. En todo caso, la deuda la tendré yo contigo por tu fidelidad en el seguimiento del blog. Y si te apetece romper el hielo con alguna película, te recomiendo ésta o bien "Los camaradas" (1963), que ya comenté hace unos días.
EliminarUn abrazo y enhorabuena por la Copa América.