martes, 18 de junio de 2019

La biblioteca de los libros rechazados (2019)




Título original: Le mystère Henri Pick
Director: Rémi Bezançon
Francia/Bélgica, 2019, 100 minutos

La biblioteca de los libros rechazados (2019)
de Rémi Bezançon


Quizá porque en Francia, como dice uno de los personajes de Le mystère Henri Pick, "hay más escritores que lectores", se estrenan, con cierta regularidad, películas que abordan el tema de la creación literaria y de la industria editorial. Hace apenas unas semanas comentábamos Doubles vies, de Olivier Assayas, brillante reflexión en torno al cambiante sector del libro. E, incluso antes, Un homme idéal (2015) de Yann Gozlan, irregular thriller en torno a un aspirante a novelista que, de la noche a la mañana, se convertía en autor superventas gracias a la publicación de un misterioso manuscrito inédito que caía en sus manos y que hacía pasar por suyo...

Como tendrá ocasión de comprobar quien se acerque a ver el más reciente trabajo de Rémi Bezançon, responsable de títulos tan notables como Le premier jour du reste de ta vie (2008), la trama de Le mystère Henri Pick va más o menos encaminada en esa misma dirección, sólo que con un cierto toque de comedia paródica a lo 8 femmes (2002), el genial filme de François Ozon. Cineasta, este último, a cuyas órdenes ya trabajara, por cierto, el actor Fabrice Luchini en Dans la maison (2012), metiéndose en la piel de un profesor de literatura a partir de la pieza teatral de Juan Mayorga El chico de la última fila.



El siempre convincente Luchini interpreta en esta ocasión a un crítico literario y mordaz presentador televisivo que, en muchos aspectos, recuerda al mítico Bernard Pivot de Apostrophes. Sólo que, obsesionado con desenmascarar lo que a él se le antoja un burdo montaje (a saber: que un simple pizzero bretón, pasado a mejor vida, pudiera haber legado a la posteridad una obra maestra póstuma) entabla una serie de pesquisas que le acabará costando el puesto.

Sin llegar a ser una película redonda —puesto que el guion, basado en una novela de David Foenkinos, se acaba adentrando por vericuetos tal vez innecesarios (como la visita fugaz a la viuda de Gourvec, una rusa a la que da vida Hanna Schygulla)—, plantea, no obstante, una aguda parodia a propósito de la vanidad y demás mixtificaciones de las que, a menudo, se ve rodeado el oficio de escritor y, lo que resulta aún más interesante, el de editor, con cuyos textos rechazados se podría llegar a fundar una biblioteca tan peculiar como fascinante. Nada más absurdo y nada más fácil de fabricar que el éxito, nos dice esta película, pero, precisamente por ello, conviene no tomárselo demasiado en serio.


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