miércoles, 5 de junio de 2019

Récréations (1998)




Título en español: Recreos
Directora: Claire Simon
Francia, 1998, 54 minutos

Recreos (1998) de Claire Simon


« Quand j'étais enfant, je dessinais comme Raphaël mais il m'a fallu toute une vie pour apprendre à dessiner comme un enfant... » La cita, generalmente atribuida a Picasso, se suele traer a colación cada vez que se pretende poner de manifiesto cuál es la esencia del arte moderno. Así pues, y vista desde la óptica de un pintor vanguardista, la infancia se nos aparece como la depositaria de algo verdaderamente profundo: una pureza que el adulto, prisionero de las normas que limitan su voluntad, no supo preservar.

Buena parte de esa idealización en torno al mundo de los niños es la que movió a la cineasta Claire Simon (Londres, 1955) a filmar sus juegos infantiles durante la hora del recreo en la misma escuela parisina a la que asistía su propia hija. El resultado, un documental producido en colaboración con La Sept (el que luego sería el canal ARTE), llevó por título Récréations, término que en francés posee el doble sentido de "volver a crear" durante un rato que, a su vez, ha de servir de esparcimiento.



Simon concibe el patio de un colegio como un microcosmos o improvisado espacio teatral en el que continuamente se viven dramas de enorme y fugaz intensidad. Así, por ejemplo, las vallas que allí se quedaron tras alguna jornada electoral lo mismo son vistas, en la mente de una criatura de seis años, como una cama que como improvisada prisión. O un simple banco, en la última secuencia, el peligroso y emocionante precipicio desde cuyo borde una niña asustada aprende a saltar con la ayuda de sus compañeros.

Todo lo cual no impide, sin embargo, que la maldad o la violencia, inherentes a la condición humana, queden fuera de campo: Simon las filma con la misma objetividad que el resto de acciones que allí tienen lugar. Aunque, y ello es bastante simbólico, los adultos aparecerán puntualmente para imponer un orden de doble filo: las señoras de la limpieza, ataviadas con sus escobas, se dedican a barrer el patio en el que, al día siguiente, volverá a representarse una nueva función de la comedia de la vida, pero (y eso es lo inquietante) eliminando todo rastro de la creatividad infantil. Porque, y de nuevo es Picasso quien nos da la clave, « dans chaque enfant il y a un artiste. Le problème est de savoir comment rester un artiste en grandissant. »


2 comentarios:

  1. que buena idea eh... en un recreo pueden convivir todo tipo de acciones... saludos...

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    1. Nuestra verdadera patria es la infancia, compañero.

      Saludos desde Barcelona.

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