jueves, 7 de enero de 2016

La isla desnuda (1960)




Título original: Hadaka no shima
Director: Kaneto Shindô
Japón, 1960, 94 minutos

La isla desnuda (1960) de Kaneto Shindô


La más aclamada de las películas de Kaneto Shindô debe buena parte de su fuerza poética a la extraordinaria banda sonora de Hikaru Hayashi. Al carecer totalmente de diálogos, la belleza de las imágenes en blanco y negro es subrayada por el hondo lirismo de la música. Ganadora del Gran Premio en el Festival de Moscú del 61, premiada en Taormina y por el National Board of Review americano un año más tarde, en 1963 La isla desnuda sería también nominada a un BAFTA.

El éxito internacional del filme y de su partitura hizo que en Francia Eddy Marnay llegara incluso a componer una letra para acompañar al tema central. Con el título de "L'île nue", Jacqueline Danno (1962) y, años más tarde, Mathé Altéry (1968), fueron las encargadas de poner la voz. Lo japonés estaba de moda y occidente se rendía ante la sensibilidad demostrada por Shindô para narrar la miserable historia de una familia que habita en una minúscula isla del archipiélago de Setonaikai.

Cual Sísifos modernos, cada vez que vemos a los padres subir a duras penas los cubos de agua para regar su parcela en lo alto del islote sentimos con ellos la extenuación de su esfuerzo sobrehumano. Por no hablar del emotivo funeral del niño, con todos sus compañeros de clase aportando diligentemente los leños que el fuego consumirá en la pira. De poco servirá que la madre (Nobuko Otowa, actriz habitual en la filmografía del realizador nipón) intente rebelarse contra tanta adversidad: la fatalidad se cierne sobre esta familia con la misma naturalidad que las estaciones se suceden las unas a las otras.

No pocas películas han intentado copiar esa especie de resignación zen frente a lo indómito de los elementos. Sin ir más lejos, Corn Island (2014), del georgiano George Ovashvili, planteaba una situación con bastantes paralelismos. Aunque en lo referente a la idea del fluir del tiempo y que, pese a todo, el mundo sigue girando, quizá se le acerque Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera (2003), del coreano Kim Ki-duk.

Resulta difícil sustraerse al encanto de La isla desnuda, con sus panorámicas aéreas y la elocuencia de su puesta en escena. Por eso más vale callar ahora y que dejemos hablar a las imágenes.



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