sábado, 2 de marzo de 2024

Paloma herida (1963)




Director: Emilio Fernández
Méjico/Guatemala, 1963, 85 minutos

Paloma herida (1963) de Emilio Fernández


Excéntrico y excesivo como pocos cineastas, Emilio «el Indio» Fernández (1904-1986) firmó el guion de Paloma herida (1963) junto con Juan Rulfo, si bien el escritor mejicano solía asegurar irónicamente que su cometido en dicha película no había pasado del de simple "taquígrafo". Sea como sea, lo cierto es que Fernández, en asociación con el productor guatemalteco Manuel Zeceña Diéguez, dirige y protagoniza uno de esos melodramas tan suyos, desmesuradamente desgarrador a la hora de presentar a los personajes en el marco edénico de una comunidad indígena a orillas del lago de Atitlán cuya apacible existencia se ve súbitamente truncada al irrumpir en ella Danilo Z., un ser zafio y despótico que es la pura encarnación del mal.

En cambio, la cándida Paloma (Patricia Conde) simboliza la pureza mancillada de unas gentes que se ven reducidas a la esclavitud bajo las exigencias del tal Danilo, quien obliga a los hombres del lugar a gastarse su mísero salario en el "Gran Cabaret La Dolce Vitta (sic)", antro de perdición donde una cuadrilla de fulanas mascadoras de chicle mueven sus caderas al ritmo de algún twist de moda.



El caso es que la joven, tras sufrir innumerables tormentos, terminará rebelándose contra la autoridad del cacique, lo cual la conduce ante el juez Justo (Andrés Soler) y su esposa Amalia (Columba Domínguez). De ahí el largo flashback en el que, a requerimiento de esta última, la muchacha relata los pormenores de su biografía, entre otros quién es el padre del niño que acaba de dar a luz en una sórdida celda de la prisión local.

Aparte de unas bellas localizaciones, el filme destaca por la contundencia de los diálogos ("¡Mi nombre es Danilo Z. Y no pa servirles, sino pa que me sirvan!"), así como por el atrevimiento de algunas escenas, como por ejemplo aquella en la que la actriz y modelo brasileña Geórgia Quental se baña completamente desnuda ante la mirada atónita de los lugareños. También la presencia del cantautor Cuco Sánchez, quien interpreta varios de sus temas, le añade interés a una cinta en cuyos impresionantes títulos de crédito iniciales (con la protagonista caminando descalza sobre las arenas volcánicas de una playa solitaria) se asegura que "el vestuario indígena es auténtico".



2 comentarios:

  1. El Indio Fernández, todo un referente del cine mexicano.

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    1. A pesar de una imagen de macho tan discutible como impostada, las películas que dirigió permiten entrever su enorme sensibilidad como cineasta.

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