Director: Fernando Trueba
España, 2004, 125 minutos
El milagro de Candeal (2004) de Fernando Trueba |
El poder hipnótico de la música propicia que las más de dos horas de metraje de El milagro de Candeal (2004) se pasen volando. Aunque aparte de muchas y excelentes actuaciones musicales, el documental de Fernando Trueba contiene sobre todo un trasfondo humano que conecta el legado celosamente atesorado por los descendientes de los esclavos africanos que un día arribaron a Salvador de Bahía con la efervescencia social de un barrio cuyos habitantes unen esfuerzos en pro del desarrollo y la cultura.
Animado a descubrir en suelo brasileño los vínculos que le unen con su propia ascendencia afrocubana, el veterano pianista Bebo Valdés (1918-2013) cumple la función de invitado al que diversas figuras locales, en especial Carlinhos Brown, acompañan y agasajan mientras dura su visita. Excelente ocasión para que, además de disertar animadamente a propósito de estilos, costumbres y creencias, vayan desfilando ante la cámara figuras de la talla de Caetano Veloso o Gilberto Gil.
Del mismo modo que la realidad retratada por Trueba es fruto del mestizaje, su película bebe también de distintos géneros cinematográficos que van desde el musical hasta el documento etnográfico, pasando por el tono reivindicativo de quienes, como el cantautor Mateus Aleluia, reclaman una mayor presencia en las instituciones para la mayoría negra que, a efectos prácticos, termina siendo minorizada desde el poder. De ahí la importancia que adquiere la música como elemento de cohesión, especialmente cuando se aplica con finalidades educativas entre los jóvenes de las áreas más desfavorecidas.
Y así, entre invocaciones a los orishas y demás deidades de la santería, las calles de Candeal se llenan del colorido y bullicio de sus gentes, siempre dispuestas a festejar la alegría de vivir. Como vitalista es la actitud mostrada en todo momento por don Bebo, lo mismo en el sambódromo carnavalero que en los ambientes más humildes de una ciudad en la que se siente como en casa. Algo que queda patente cada vez que el octogenario acompaña al piano a cuantos artistas requieren su participación.
Además de grandes artistas, unos personajes muy curiosos.
ResponderEliminarDigamos que el mestizaje da como fruto personalidades fuera de lo común.
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