Director: José Luis García Sánchez
España, 1985, 98 minutos
La corte de Faraón (1985) de García Sánchez |
El 21 de enero de 1910 se estrenó, en el madrileño Teatro Eslava, la célebre opereta (libreto de Perrín y Palacios, música del maestro Vicente Lleó) que serviría de base para La corte de Faraón (1985). En realidad, más que una adaptación de dicha obra escénica, la película concebida por García Sánchez y Rafael Azcona viene a ser una comedia coral que utiliza como pretexto un hipotético montaje de la misma, en plena posguerra, para imaginar el consiguiente escándalo que se habría armado en comisaría tras la detención al completo del elenco actoral.
Y todo porque al cáustico Padre Calleja (Agustín González), miembro de la Comisión de Censura de Espectáculos, le parece ver una alusión malintencionada contra el Caudillo, motivo por el que mandará arrestar a la troupe y hasta al mismísimo empresario que sufraga el espectáculo. Lo que ocurre es que el tal don Roque (Fernando Fernán-Gómez) es, además de padre del "autor" y acaudalado empresario de la construcción, héroe de guerra, herido por la metralla en la batalla de Brunete.
De ahí que el comisario de turno (José Luis López Vázquez) deje de lado sus reparos iniciales para deshacerse en atenciones hacia el potentado y su señora, quienes, a su vez, encargan en Riscal una suculenta paella con la que regalan a los agentes de la autoridad y a la que tampoco hará ascos el sacerdote. El resto de detenidos, sin embargo, a pesar del hambre que les atenaza, tienen que conformarse con mirar mientras los otros se ponen las botas...
Narrada a base de saltos temporales, la película contó en su reparto con la presencia de una explosiva Ana Belén (interpretando, entre otros temas musicales, el archiconocido "¡Ay, va!") y un prometedor Antonio Banderas que daba vida a un fraile algo tímido con veleidades artísticas. También intervienen, por cierto, Josema Yuste y Millán Salcedo, integrantes del dúo humorístico Martes y 13, así como una extensa nómina de secundarios en la que destacan los nombres de María Luisa Ponte (doña Patricia), Luis Ciges (el bolchevique Huete), Juan Diego (Roberto) o Quique Camoiras (Corcuera). El mítico Guillermo Marín (1905-1988) ponía fin a su dilatada carrera cinematográfica con el papel de prior de una comunidad de religiosos dominicos.
La recuerdo como una película muy divertida, con ese fondo de crítica a la censura en el franquismo y una Ana Belén de lo más sugerente y sensual.
ResponderEliminarCierto. De hecho, a los policías los pintan como a unos ineptos que necesitan buscar en el diccionario el significado de la palabra "ácrata".
EliminarMe gustó bastante cuando la vi en su día. Tiene un plus el haber visto anteriormente la opereta (la dieron en televisión). Es un género muy reconocible e interesante este que mezcla ficción y realidad, el de una compañía o equipo de cine haciendo una película o representando una obra de teatro que tiene reflejo en lo que les sucede en la realidad (la mujer del teniente francés, Vania en la calle 42, la noche americana, etc., etc.)
ResponderEliminarSaludos.
Palabras muy sabias y ciertas las tuyas, Fernando. Gracias por enriquecer la entrada con tu comentario.
EliminarSaludos.
Muy divertida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Se nota la vis cómica de Azcona.
EliminarUn abrazo.
Hola Juan!
ResponderEliminarMe has despertado el interés por volver a verla. Ana Belén nos robo el corazón...
Saludos!
Tiene momentos bastante ocurrentes, sobre todo durante el interrogatorio en comisaría. Y Ana Belén, por supuesto, se encontraba en el momento álgido de su carrera.
EliminarSaludos.