Título original: La ragazza dal pigiama giallo
Director: Flavio Mogherini
Italia/España, 1978, 102 minutos
La chica del pijama amarillo (1978) |
Reunir a un puñado de viejas glorias en el reparto de una película no garantiza que el resultado final tenga que ser forzosamente una obra maestra. Más bien lo contrario... En cualquier caso, y en lo tocante a la coproducción hispanoitaliana La chica del pijama amarillo (1978), tiene su gracia ver a Antonio Ferrandis o Fernando Fernán-Gómez codearse con estrellas en horas bajas de la talla de Ray Milland o Mel Ferrer. En una cinta que, para mayor exotismo, se rodó en Australia, país donde, allá por los años treinta, tuvo lugar el brutal crimen, jamás resuelto, que sirvió de base para el guion.
Dos tramas paralelas confluyen en el argumento. Por una parte, la investigación policial sobre el asesinato de una joven, cuyo cuerpo parcialmente calcinado aparece en una playa de Sydney. La segunda gira en torno al personaje de Glenda (Dalila Di Lazzaro), una holandesa que, pese a estar casada con el italiano Antonio (Michele Placido), sigue saliendo con otros hombres. En su necesidad acuciante por dar con el culpable, las autoridades llegarán incluso a exponer públicamente el cadáver de la víctima, si bien el ex inspector Thompson (Milland) decide continuar la investigación por su cuenta, amparándose en indicios aparentemente tan endebles como un trozo de saco o unos granos de arroz.
La propia singularidad del giallo, subgénero en el que, ya desde su propio título, podría enmarcarse el filme, hace especialmente difícil valorar el interés cinematográfico del mismo, teniendo en cuenta que para los seguidores de este tipo de producto, a menudo elevado a la categoría de película de culto, lo que a priori pudieran parecer defectos constituye, sin embargo, su máximo encanto.
Poco importa, según lo anterior, que la apariencia general de cuanto discurre en la pantalla sea manifiestamente cutre, ya que es precisamente en esa cutrez donde radica el principal atractivo de las imágenes. En dicho sentido, las dos canciones de la francesa Amanda Lear (icono pop, aparte de musa de Dalí o David Bowie) que contiene la banda sonora encarnan a la perfección el espíritu de una forma de hacer cine cuyo aliciente reside más en el envoltorio que en la esencia.
Un reparto variopinto y muy llamativo.
ResponderEliminarSí que lo es. Fernando Fernán-Gómez interpreta un papel muy secundario como forense.
EliminarQue tal Juan!
ResponderEliminarPues mira, no he visto la película pero ese poster siempre me llamo la atención.
Saludos!
Me temo que el cartel es más interesante que la propia película...
EliminarSaludos.