Director: Jaime Chávarri
España, 1984, 103 minutos
Las bicicletas son para el verano (1984) de Jaime Chávarri |
LUIS: Además… (Habla ahora a su padre) … tú me dijiste que no era por el dinero. Es porque me han suspendido en Física.
DON LUIS: Desde luego. Eso ya estaba hablado. Cuando apruebes, tienes bicicleta. Es el acuerdo a que llegamos, ¿no?
LUIS: Sí, pero yo no me había dado cuenta de lo del verano. Las bicicletas son para el verano.
DON LUIS: Y los aprobados son para la primavera...
Fernando Fernán-Gómez
Las bicicletas son para el verano
La clamorosa acogida de crítica y público que obtuvo la pieza teatral de Fernán-Gómez (merecedora del premio Lope de Vega en 1978 y estrenada por José Carlos Plaza en el 82) acabaría dando pie a la adaptación cinematográfica que ahora nos ocupa. Fueron sus intérpretes principales Agustín González (único superviviente del montaje escénico), Amparo Soler Leal, Gabino Diego y Victoria Abril, aparte de Marisa Paredes o Emilio Gutiérrez Caba en papeles secundarios. La dirección corrió a cargo de Jaime Chávarri a partir de un guion de la escritora Lola Salvador.
Como ya sucediera en el texto original, la mayor virtud de Las bicicletas son para el verano (1984) radica en que el conflicto bélico queda en la retaguardia, siendo las penurias de una modesta familia las que acaparan por completo el foco de atención. Aun así, el día a día de los protagonistas permite seguir, a través de sus diálogos, cuál es el curso de los acontecimientos durante los tres años que dura la contienda civil. Algo por completo secundario, cuando la prioridad para don Luis y los suyos pasa por conseguir víveres o evitar que Luisito se cuele por las noches en el cuarto de la criada.
Ni que decir tiene que fueron muchas las vivencias autobiográficas vertidas por Fernando Fernán-Gómez en el libreto de su obra, por no hablar de una sensibilidad anarquista que se deja entrever en diversos momentos clave. Así pues, el propio padre de familia no dudará en afirmar que "A este valle de lágrimas hemos venido a llorar lo menos posible. Y a gozar y a divertirnos lo más que podamos". Mientras que el miliciano Anselmo manifiesta, con estas palabras, sus dudas sobre la estrategia seguida por los comunistas: "Lo que pasa es que están equivocados. Un Estado fuerte, un Estado fuerte... ¿y a mí qué más me da que me haga la puñeta el cacique o que me la haga el Estado? Yo lo que quiero es que no me hagan la puñeta".
La impecable dirección artística de Gil Parrondo puso el énfasis en recrear el Madrid de aquellos días, con sus patios de vecinos y un ambiente eufórico, el de la República, que gradualmente se iría tiñendo de pesimismo conforme arreciara el avance y posterior asedio de las tropas nacionales. Como también está muy logrado el parecido físico de Gabino Diego con aquel zangolotino pelirrojo que fue en su adolescencia Fernán-Gómez. Detalles que contribuyen a engrandecer una puesta en escena soberbia, culminada con la sombría secuencia entre padre e hijo en la que el progenitor, confirmada ya la victoria franquista, zanja cualquier atisbo de esperanza con un lapidario: "Sabe Dios cuándo habrá otro verano".
Un drama que tiene mucho de costumbrista y que no acabará con el final del conflicto, como espera en su patética ingenuidad Dolores.
ResponderEliminarDe hecho, el propio Fernán-Gómez escribió una especie de continuación novelada: "La Puerta del Sol".
EliminarUn libreto genial.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, porque habla de la guerra pero sin mostrarla.
EliminarUn abrazo.
Hola Juan!
ResponderEliminarNada que añadir a tu acertada y como siempre estupenda lectura sobre la película en cuestión. No deja de asaltarme una pregunta luego de todas estas interesantes entradas sobre nuestro cine que llevas ya un tiempo ofreciéndonos, ¿como es posible que a estas alturas muchas personas sigan renegando y poniendo por los suelos a la industria cinematográfica español? No quiero ni pretendo divagar, supongo que tendrás tu teoría sobre el tema, pero de verdad que a veces leo cosas que me entristecen y me hacen tener pocas esperanzas.
Saludos y feliz semana!
Me planteas un tema, Fran, que daría para mucho. En primer lugar, yo no creo que exista el cine español, como tampoco el americano, el francés, japonés, italiano ni nada de nada: existe solamente el Cine. Y punto. Después cada uno es libre de añadirle todas las etiquetas que quiera. Ahora bien, sobre por qué hay gente que rechaza lo que popularmente se engloba dentro de la categoría "cine español" se me ocurre que debe de obedecer a algún tipo de complejo de inferioridad. Bastante más reciente, por cierto, de lo que pudiera parecer, ya que la generación de nuestros padres no tenía mayores reparos a la hora de ver las películas que se rodaban aquí.
EliminarAunque ya te digo que es un tema que daría para una tesis doctoral (que seguro que ya se ha escrito). No sé: es lo que yo pienso.
Saludos y gracias por pasarte y comentar.
Guardo muy buen recuerdo de esta película y tu comentario lo ha potenciado. Ya tengo ganas de volver a verla.
ResponderEliminarSaludos.
Estupendo, Antonio. Muchas gracias por tu comentario.
EliminarSaludos.