Director: Pedro Almodóvar
España, 2013, 90 minutos
Los amantes pasajeros (2013) de Almodóvar |
Una comedia sin gracia; intento, a la desesperada, de recobrar aquel desparpajo de sus inicios que tanto le ayudó a triunfar en todo el mundo. Sin embargo, el Almodóvar que escribe y dirige Los amantes pasajeros (2013) está muy lejos del joven alocado surgido de la Movida que, de la mano de su socio McNamara, provocaba a propios y extraños vociferando aquello de "voy a ser mamá". De hecho, el país tampoco es el mismo... Curados como estamos de espanto, aquí ya nadie se escandaliza por nada (excepto cuando se toca la unidad de la patria, pero eso ya es harina de otro costal y el director manchego vuela más bajo).
Precisamente de aviones iba el tema de una película que pasó sin pena ni gloria, disparatada como ella sola y más cerca de Aterriza como puedas (Airplane!, 1980) que no de la sátira sofisticada que en un principio pretendía ser. Porque, a lo tonto a lo tonto, se lanza alguna que otra pulla contra supuestos escándalos financieros del momento (la intervención de Caja Guadiana por parte del Banco de España), la especulación inmobiliaria (caso del Aeropuerto de La Mancha) e incluso de las altas esferas del Estado (el personaje de Cecilia Roth parece estar inspirado en Bárbara Rey y unos supuestos vídeos de contenido erótico que comprometerían a los seiscientos hombres más importantes de la nación, incluido el monarca).
Aun así, la cinta contiene momentos salvables, por supuesto, varios de ellos a causa de la vis cómica de Javier Cámara y Carlos Areces en sus respectivos papeles de azafatos afeminados. En ese aspecto, Raúl Arévalo transmite menos credibilidad, si bien la coreografía que ejecutan los tres al ritmo de "I'm So Excited" de las Pointer Sisters quedará como una de las escenas memorables del filme. En cambio, Antonio de la Torre y Hugo Silva da la impresión de que no acaban de sentirse a gusto en sus personajes.
Por lo demás, el hecho de que a los miembros de la tripulación les dé por ingerir agua de Valencia mezclada con mescalinas mientras están de servicio resulta tan grotesco como su desaforada voracidad sexual en pleno vuelo. Aunque, bien mirado, todos esos excesos constituyen la parte pintoresca de un proyecto claustrofóbico cuyo principal mérito reside en condensar la mayor parte de la acción en el interior de un Boeing de la compañía Península con destino a Méjico D. F.
Divertida si se saben disculpar algunas cosillas.
ResponderEliminarRetoma la acción donde acababa "Laberinto de pasiones" (1982). La pega es que han pasado treinta años...
EliminarYa le hubiese gustado tener una ínfima parte de la gracia de "Aterriza como puedas".
ResponderEliminarUn abrazo.
Si te soy sincero, no acabo de entender del todo qué es lo que se proponía exactamente Almodóvar con esta película. En cualquier caso, y fuese cual fuese su objetivo, me temo que el resultado final dista de ser convincente.
EliminarUn abrazo.
Hola Juan!
ResponderEliminarPues la tengo pendiente desde que salió, a ver si un día me decido...
Saludos!
Para mi gusto, es de las más flojitas de su director.
EliminarSaludos.