Título original: Journey to the Center of the Earth
Director: Henry Levin
EE.UU., 1959, 124 minutos
Viaje al centro de la Tierra (1959) de Henry Levin |
El domingo 24 de mayo de 1863, mi tío, el profesor Lidenbrock, entró rápidamente a su hogar, situado en el número 19 de la König‑Strasse, una de las calles más tradicionales del barrio antiguo de Hamburgo. [...] Era profesor del Johannaeum, donde dictaba la cátedra de mineralogía, enfureciéndose, por regla general, una o dos veces en cada clase. Y no porque le preocupase el deseo de tener discípulos aplicados, ni el grado de atención que éstos prestasen a sus explicaciones, ni el éxito que, como consecuencia de ellas, pudiesen obtener en sus estudios; no, semejantes detalles lo tenían sin cuidado. Enseñaba subjuntivamente, según una expresión de la filosofía alemana; enseñaba para él, y no para los otros. Era un sabio egoísta; un pozo de ciencia cuya polea rechinaba cuando de él se quería sacar algo. Era, en una palabra, un avaro del conocimiento.
Julio Verne
Viaje al centro de la tierra
Traducción de Antoni Ribot i Fontseré
Apenas leyendo el primer párrafo de la novela saltan enseguida a la vista unas cuantas diferencias con respecto a su adaptación cinematográfica: ni la acción transcurre en Edimburgo ni los nombres de los protagonistas son exactamente iguales. Sin embargo, el guionista y productor Charles Brackett logró que Journey to the Center of the Earth se mantuviese fiel al espíritu aventurero que, con tanto entusiasmo, acertaba a trasladar el francés Julio Verne a todo cuanto escribía.
Desde luego, especular con la posibilidad de un mundo subterráneo habitado por criaturas antediluvianas o depositario de los restos de la mítica Atlántida escapa a la más mínima verosimilitud. Pero hay que ver con qué gusto devorábamos las peripecias de unos héroes cotidianos, espeleólogos aficionados, capaces de acceder a las profundidades de la tierra a través de un cráter islandés para, tras mil y una hazañas, terminar regresando a la superficie en plena erupción del Estrómboli.
La banda sonora de Bernard Herrmann, cargada de metales y pinceladas organísticas, aportaba al conjunto ese toque de intriga del que tanto se beneficiaron los thrillers de Hitchcock. Todo un envoltorio que, unido a los fantásticos e imaginativos decorados (merecedores de una candidatura a los premios Óscar), sentó las bases de posteriores producciones, a medio camino entre la ciencia ficción y el cine histórico de aventuras, como Jasón y los argonautas (1963) de Don Chaffey.
Ver asomar a una de aquellas iguanas gigantescas por las playas del subsuelo terrestre produce hoy el mismo efecto cómico que los andares atolondrados de la gansa Gertrude: peaje inevitable que debe pagar toda película —sobre todo si, como ésta, basa su eficacia en los efectos especiales— frente al inexorable paso del tiempo y el gradual perfeccionamiento de las técnicas cinematográficas. Aun así, quienes conserven en lo más profundo de su ser un ápice de la ilusión del niño que un día fueron sabrán perdonar este tipo de minucias y seguir disfrutando de la expedición de Lindenbrook (James Mason), Carla (Arlene Dahl, madre del también actor Lorenzo Lamas), Hans (el islandés Peter Ronson) y Alec (el cantante Pat Boone).
Desde luego, especular con la posibilidad de un mundo subterráneo habitado por criaturas antediluvianas o depositario de los restos de la mítica Atlántida escapa a la más mínima verosimilitud. Pero hay que ver con qué gusto devorábamos las peripecias de unos héroes cotidianos, espeleólogos aficionados, capaces de acceder a las profundidades de la tierra a través de un cráter islandés para, tras mil y una hazañas, terminar regresando a la superficie en plena erupción del Estrómboli.
La banda sonora de Bernard Herrmann, cargada de metales y pinceladas organísticas, aportaba al conjunto ese toque de intriga del que tanto se beneficiaron los thrillers de Hitchcock. Todo un envoltorio que, unido a los fantásticos e imaginativos decorados (merecedores de una candidatura a los premios Óscar), sentó las bases de posteriores producciones, a medio camino entre la ciencia ficción y el cine histórico de aventuras, como Jasón y los argonautas (1963) de Don Chaffey.
Ver asomar a una de aquellas iguanas gigantescas por las playas del subsuelo terrestre produce hoy el mismo efecto cómico que los andares atolondrados de la gansa Gertrude: peaje inevitable que debe pagar toda película —sobre todo si, como ésta, basa su eficacia en los efectos especiales— frente al inexorable paso del tiempo y el gradual perfeccionamiento de las técnicas cinematográficas. Aun así, quienes conserven en lo más profundo de su ser un ápice de la ilusión del niño que un día fueron sabrán perdonar este tipo de minucias y seguir disfrutando de la expedición de Lindenbrook (James Mason), Carla (Arlene Dahl, madre del también actor Lorenzo Lamas), Hans (el islandés Peter Ronson) y Alec (el cantante Pat Boone).
Tot i que és una versió molt lliure de la novel·la original, aquesta pel·lícula sempre l'he trobat encisadora, des de la primera vegada que la vaig veure, fa un munt d'anys.
ResponderEliminarPerquè suposo que el seu guionista i productor, Charles Brackett (col·laborador habitual de Billy Wilder) sabia com explicar una història tot captant el nostre interès de principi a fi. D'altra banda, qui no ha llegit Verne?
Eliminaracá me tocaste el corazón... mi primer libro leído, ese que te descubre todo un mundo fue este... me hiciste dar ganas de ver esta peli, ademas no recordaba que estaba Manson, palabras mayores...
ResponderEliminarencontré una de dibujos animados en youtube y nunca esta que recomendas... asi que me tuve que conformar con ver el bodrio que hizo Brendan Frazer... pero la vi enterita...
gracias entonces por todo y si sabes donde la puedo ver comentame... saludos
Me alegro de que te haya gustado, JLO. Acá te dejo un enlace para que puedas ver la película: https://archive.org/details/JourneytotheCenteroftheEarth_201706
EliminarSaludos
gracias, pase por el link pero no tiene subtitulos... yo de ingles cero ja... saludos
Eliminar¡Y cómo, JLO!: ¿escuchas a Bowie y a Prince sin saber inglés? Je,je
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarCreo haberla visto siendo niño en la tele, debió de ser en alguna de aquellas sesiones de sábado por la tarde. La tenia prácticamente olvidada hasta que hace unos (2008, como pasa el tiempo...) años sacaron una versión con el por aquel tiempo todavía taquillero Brendan Fraser, pues despues de tragarme aquel ladrillo (no la salvan ni los efectos especiales...) me puse la película que nos ocupa y que quieres que te diga, pues que la ilusión de ese niño volvió a salir a la superficie...jeje
Por cierto, no sabia que Arlene Dahl era la madre de Lorenzo.
Venga, saludos!
Yo también la vi por vez primera en la tele (en el mítico programa "La clave" de José Luis Balbín). De la versión de Brendan Fraser no puedo opinar porque no la he visto, pero, aun así, me parece que estas producciones de los años cincuenta tienen un no sé qué que las hace insuperables.
EliminarUn abrazo,
Juan