Título original: La promesse de l'aube
Director: Éric Barbier
Francia, 2017, 131 minutos
Promesa al amanecer (2017) de Éric Barbier |
La vi bajar del taxi, frente a la cantina, con el bastón en la mano y un cigarrillo en los labios y, ante la mirada burlona de los soldados, me abrió los brazos con un gesto teatral, esperando que su hijo corriera hasta ella, siguiendo la mejor tradición. […]
-Serás un héroe, serás general, Gabriele d'Annunzio, embajador de Francia... ¡Esos golfos no saben quién eres tú! […]
Ya no oía las risas, ya no veía las miradas burlonas, rodeaba sus hombros con el brazo y pensaba en todas las batallas que iba a librar por ella, en la promesa que me había hecho, al alba de mi vida, de hacerle justicia, de dar sentido a su sacrificio y de volver algún día a casa, después de haber disputado victoriosamente la posesión del mundo a aquellos cuyo poder y crueldad había aprendido a conocer tan bien, desde que empecé a dar los primeros pasos.
Romain Gary
La promesa del alba
Traducción de Noemí Sobregués
Uno de los libros con cuya lectura más he disfrutado en toda mi vida es La promesse de l’aube del irrepetible Romain Gary, autor de títulos igualmente notables como La vie devant soi o Chien blanc. De hecho, la existencia del propio Gary, paradigma del self made man, ya fue en sí misma una magnífica novela: aparte del recorrido vital que se relata en las susodichas "memorias", bastará decir que ganó el Goncourt dos veces, en 1956 y 1975 (algo insólito y que va contra las bases del premio, pero que fue posible porque los miembros del jurado ignoraban la identidad que se escondía tras el seudónimo Émile Ajar), que estuvo casado con la mítica actriz Jean Seberg entre 1962 y 1970 o que dirigió dos películas: Les oiseaux vont mourir au Pérou (1968) y Kill! (1971). Se suicidó en París el 2 de diciembre de 1980.
La relación de Gary con el cine no fue, ni mucho menos puntual. De entrada, no pocas de sus obras fueron objeto de adaptaciones, ya en vida del autor: John Huston llevó a la pantalla Las raíces del cielo (1958); Nunnally Johnson, Sin tiempo para vivir (1959); Peter Ustinov, Lady L (1965); el egipcio Moshé Mizrahi, Madame Rosa (1977); Costa-Gavras, Una mujer singular (1979); Samuel Fuller, Perro blanco (1982)... ¡Y no las hemos dicho todas!
Pero, volviendo a La promesa del alba, nos llega ahora otra versión. Otra, porque en 1970 la novela autobiográfica ya fue adaptada por el norteamericano afincado en Europa Jules Dassin, con su admirada Melina Mercouri en el papel de madre y el israelí Assi Dayan haciendo de Romain. Filme cuyo metraje no llegaba a los cien minutos, frente a las más de dos horas de esta nueva recreación que dirige Éric Barbier (Aix-en-Provence, 1960), en lo que supone su quinto largometraje, rodado en localizaciones de cuatro países distintos y con un presupuesto de infarto. El tándem Gainsbourg-Niney, actores con una sólida trayectoria a sus espaldas (sobre todo ella) y solvencia contrastada, aporta la credibilidad necesaria para que se obre el milagro y, así, Nina y su hijo se materialicen ante nuestros ojos como verdaderos personajes de carne y hueso. ¿Que hay que hablar en polaco? Hecho: los grandes intérpretes no se arredran frente a los retos.
Ésa sería la parte positiva. En cambio, parece mucho menos convincente la estructura por la que al final se decanta Barbier: hacer que la acción arranque en Méjico y que una amiga de Gary, mientras a él lo aquejan fuertes dolores de cabeza, lea el manuscrito de la novela sirve de excusa para que la omnipresente voz en off del protagonista narre la historia de pe a pa. Recurso facilón donde los haya y en absoluto imaginativo que le resta enteros al resultado final. De todos modos, que Romain Gary y su obra estén de actualidad siempre es una buena noticia, especialmente porque Promesa al amanecer (y en eso la película sabe captar la esencia del texto) es uno de los más bellos homenajes que se hayan hecho jamás a las madres, seguido muy de cerca por el Réquiem para una madre de Albert Cohen, otro tótem de la literatura francesa. Recuerdo que en Mis tardes con Margueritte (2010) de Jean Becker, cinta mucho más modesta aunque no menos entrañable, uno de los libros que la casi centenaria Gisèle Casadesus le leía al gaznápiro Germain (Gérard Depardieu) era precisamente La promesse de l'aube, lo cual da una idea bastante precisa de la relevancia de la que goza este clásico en nuestro país vecino.
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