Título en español: Caballo Dinero
Director: Pedro Costa
Portugal, 2014, 103 minutos
Sin apenas movimientos de cámara, encerrados en las ruinas de lo que en apariencia fue un hospital, los personajes de Cavalo Dinheiro tienen más de fantasmas que no de seres de carne y hueso: fuera del tiempo y del espacio, habitan una oscura nebulosa estática marcada por el recuerdo, cuando no el terror, de su pasado en Lisboa o en Cabo Verde.
"Reverso subterráneo de la historia de Portugal". Así es definida la última película de Pedro Costa en el programa de la Filmoteca de Catalunya. Y por ahí han ido los comentarios del director durante el coloquio posterior a la proyección. En un afán didáctico por dar a conocer al público barcelonés lo que supuso la Revolución de los claveles, Costa ha desglosado pacientemente lo acontecido el 25 de abril de 1974. Momento histórico que, en su caso, coincidió con la adolescencia, algo que marcaría profundamente tanto su formación como su carácter.
Ventura en el ascensor... |
El fascismo portugués, tal y como lo recuerda Costa, fue quizá menos violento que el de aquí, pero más de terror psicológico: una época gris de inquietantes informadores que acechaban en los bares o en los tranvías. En un principio, ha dicho, el filme iba a ser protagonizado por Gil Scott-Heron, poeta, músico y activista afroamericano de los setenta que debía haber compuesto varios números musicales en forma de oratorio. Pero tras su fallecimiento en 2011 el proyecto acabó derivando hacia la versión que ahora encabezan su amigo Ventura y Vitalina Varela.
Durante buena parte de la película, la pareja susurra más que habla, en portugués y en criollo, una confusa mezcolanza en la que se adivinan, a veces, momentos decisivos o incluso traumáticos de sus vidas. Puede parecer un planteamiento excesivamente estático, pero para Costa el movimiento debe estar en la mirada del espectador, en nuestro pensamiento, un poco en la línea de cineastas clásicos como Chaplin u Ozu. De hecho, en la masterclass que esta mañana ha impartido para los alumnos de la Escuela de cine Bande à Part, buena parte de sus explicaciones han tomado como punto de partida el plano final de Tiempos modernos.
Pedro Costa (derecha) y Esteve Riambau en la Filmoteca de Catalunya |
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