sábado, 22 de mayo de 2021

¡Centinela, alerta! (1937)




Directores: Jean Grémillon y Luis Buñuel
España, 1937, 74 minutos

¡Centinela, alerta! (1937) de Jean Grémillon


Durante el rodaje, la situación se deterioraba rápidamente. En los meses que precedieron a la guerra, el ambiente era irrespirable. Una iglesia en la que teníamos que rodar unas escenas fue incendiada por la multitud y tuvimos que buscar otra. Mientras hacíamos el montaje, había tiroteos por todas partes. La película se estrenó en plena guerra civil con gran éxito, éxito que se confirmaría en los países latinoamericanos. Por supuesto, yo no me beneficié de él.

Luis Buñuel
Mi último suspiro
Traducción de Ana Mª de la Fuente

Viendo el cartel de la película y el año de estreno de la misma (aparte de las connotaciones inequívocamente castrenses de su título) uno podría pensar que ¡Centinela, alerta! (1937) fue poco menos que un filme propagandístico. Sin embargo, quien se tome la molestia de revisarla hallará que la trama tiene muy poco o nada de alegato en favor de la República (más allá de los uniformes que lucen sus protagonistas durante la primera media hora de metraje) y muchísimo de comedia musical al servicio del ídolo popular que por aquel entonces era Angelillo.

Sorprende, asimismo, que el repertorio del cantaor apenas incluye temas flamencos más allá de unos "Fandangos militares" con el acompañamiento a la guitarra del Niño Posadas y la copla "¡Er caló, er calé!" que entona mientras se hace pasar por sonámbulo: lo demás son piezas burlescas ("El sitio de la gallina", "Si yo fuera capitán") con un marcado aire swing ("Sólo el amor", "Soy un marino") típico de los años treinta.



De nuevo una madre soltera (Ana María Custodio), un señorito crápula (José María Linares-Rivas) y la niña Mari-Tere haciendo monadas: elementos comunes en la mayoría de producciones Filmófono, como lo es la presencia del histriónico Luis Heredia. El actor, que años más tarde volvería a coincidir con Buñuel en el rodaje de Viridiana (es uno de los mendigos que profanan la hacienda de la cándida novicia al son de El Mesías de Häendel), interpreta aquí al gracioso Tiburcio Canales: especie de bufón que comienza haciendo de soldado torpe para convertirse después en un no menos desmañado aprendiz de detective.

El francés Jean Grémillon (1898–1959) se prestó a dirigir el filme con la única condición de no aparecer acreditado, algo a lo que Buñuel, que tampoco firmaba como productor ejecutivo, accedió sin mayores reparos. El resultado final, sumamente condicionado, a nivel técnico, por las horas aciagas que se cernían sobre el país, transmite, sin embargo, una curiosa alegría de vivir (por ejemplo en el número final, que incluye a un grupo de atractivas bailarinas a lo Busby Berkeley), señal evidente de que la cinta aspiraba a infundir ánimos al espectador mediante un ameno ejercicio de pura evasión.



6 comentarios:

  1. Muy interesantes estas reseñas sobre la faceta de Buñuel como productor.

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    1. Muchas gracias, Ricard. Lo cierto es que el paso del tiempo ha hecho que estas películas se conviertan en verdaderos documentos históricos.

      Saludos.

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  2. No la he visto, por lo que cuentas, un film hecho alrededor de la figura del mítico Angelillo.

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    1. Te la recomiendo: clicando sobre el título dispones del enlace para verla.

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  3. Hola Juan!
    Te agradezco mucho los enlaces. Esta me la veo, hace unos días me puse El presidio y me pareció estupenda, creo que cuando vuelva a casa le dedicaré una entrada. En casa de mi cuñado estoy viendo pelis en la tablet 😔😔😔, lo se, no es lo más recomendable pero es lo que hay, a mi me esta dando la vida, es algo así como una metadona para cinéfilos...😄😄😄
    Saludos!

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    1. Hola, Fran: ahora entiendo por qué llevabas tantos días desconectado. Pues nada, hombre: ten paciencia y, aunque sea con la tablet, aprovecha para ver lo que puedas.

      Saludos.

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