Director: Carlos Saura
España/Francia, 1981, 99 minutos
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| Deprisa, deprisa (1981) de Carlos Saura |
El título de esta película, Oso de Oro en el Festival de Berlín de 1981, alude a dos realidades bien distintas: por una parte, se trata de la frase que los protagonistas suelen emplear cuando de improviso llega la pasma y conviene ahuecar el ala; por otra, "¡deprisa, deprisa!" condensa a la perfección el paso fugaz de estos muchachos por la vida, empeñados en apurar la existencia al límite y a golpe de pistola.
A priori, ni la estética cercana al cine quinqui ni la historia que narra la cinta parecen concordar demasiado con la trayectoria anterior de Carlos Saura, quien, no obstante, ya había abordado la marginalidad juvenil en su ópera prima, Los golfos (1960). Y es que, a diferencia del gusto por la acción trepidante en los filmes de José Antonio de la Loma o el papel central que Eloy de la Iglesia confiere a la figura del yonqui, lo que de verdad le interesa a Saura reside en el carácter libérrimo de unos personajes, los Bonnie and Clyde del extrarradio madrileño, dispuestos a permanecer juntos hasta que la muerte los separe.
Asimismo, el hecho de que ninguno de estos jóvenes fuese actor profesional (y sin que su participación en el proyecto se tradujese en una carrera cinematográfica posterior) acaba redundando en un cierto toque documental que se desprende del particular modo en el que la cámara recoge sus andanzas, al ritmo de las canciones de Los Chunguitos, hasta el punto de convertirlos, a ojos del espectador, en algo más que simples atracadores de bancos.
En ese sentido, el poderoso vínculo que se establece entre Ángela (Berta Socuéllamos) y Pablo (José Antonio Valdelomar) adquiere la dimensión de unos amores trágicos predestinados a extinguirse en el fulgor de su propia rebeldía frente a lo establecido.
En efecto, poco tiene que ver con otras películas españolas a priori similares, y estoy de acuerdo cuando defines la historia como una especie de Bonnie and Clyde.
ResponderEliminarDigamos que, partiendo de la misma realidad que el cine quinqui, Saura acierta a darle, sin embargo, un tratamiento alejado de la cutrez de la mayoría de títulos en la estela de "perros callejeros".
EliminarJuan!!!!!!!! Me has traído un recuerdo estupendo... era un verano en el mar, mis viejos habían alquilado un depto en una terraza, noche de lluvia y yo desvelada (empezaba con mi amor a la noche y mis problemas de insomnio), en la costa por aquellos años no había mucho para ver en la tv, igual prendí la que tenían ahí y me “enganché” con un joven moreno, rebelde y con ese tono español que me conquistó para siempre junto a Los Chunguitos... sin saberlo había visto “Deprisa, deprisa”...
ResponderEliminarY aunque no creas, tardé años en volver a verla porque no sabía ni siquiera cómo se llamaba.
Bueno, te largué un rollo un poco insustancial pero me hiciste recordar y así mismo te lo conté. Besotes y gracias!
Ni es rollo ni es insustancial, Alma: es un recuerdo bonito que tienes, vinculado con una película que en su día te marcó. Muchísimas gracias por compartirlo conmigo y con los lectores de este blog.
EliminarBesos.
Cine quinqui sensible y elegante. La canción "Me quedo contigo" de Los Chunguitos es la perfecta banda sonora para esta tragedia romántica de la periferia.
ResponderEliminarSaludos.
"¡Ay, qué dolor!" sería otro de esos temas icónicos que quedaron asociados a la película.
EliminarSaludos.
Hola Juan!
ResponderEliminarAhora no recuerdo exactamente si fuiste tu o Ricard, pero me parece que alguien hablo sobre esta película o sobre el genero en una entrada reciente. A esta en cuestión le tengo especial cariño, me dan ganas de ponerme en plan abuelo Cebolleta pero se que igual resulto cansino y tampoco es plan. Simplemente te diré que ese final con esa canción me parece que debería figurar en las mejores escenas del cine español de todos los tiempos.
He tratado de ser telegráfico, se que no lo consigo...jeje
Saludos!
Me alegra que digas eso, Fran, ya que tengo la impresión de que en su momento fue una película que no acabó de ser bien recibida. Y no te preocupes por ser conciso o prolijo: ya sabes que tus comentarios son siempre bien recibidos.
EliminarSaludos.