domingo, 17 de enero de 2021

La noche y el alba (1958)




Director: José María Forqué
España, 1958, 90 minutos

La noche y el alba (1958) de José María Forqué


Sobrio ejercicio de cine negro con ribetes de crítica social (no en vano el guion es obra del dramaturgo Alfonso Sastre, conocido por su militancia marxista), La noche y el alba (1958) gira en torno a la muerte "accidental" de una muchacha de vida alegre. Circunstancia que alterará las vidas de unos personajes ya de por sí atormentados y a los que una jugada del destino acaba uniendo a pesar de pertenecer a distintas clases sociales.

Carlos (el portugués Antonio Vilar) es el típico ejecutivo joven, apuesto y ambicioso. Su reciente ascenso en la empresa para la que trabaja conlleva que le sea encargado un proyecto de enorme responsabilidad: la instalación de una nueva factoría en la que hallarán ocupación cientos de operarios. Sin embargo, el éxito profesional de Carlos contrasta con su abúlica vida matrimonial, ya que su esposa Marta (la argentina Zully Moreno) muestra más interés en jugar a las cartas con sus amigas que no hacia los logros laborales del marido.



Ajeno al mundo de Carlos y de Marta, Pedro (Paco Rabal) sobrevive haciendo de fotógrafo en bodas, comuniones y bautizos. La suya es una existencia gris, dada su condición de antiguo combatiente republicano y, por ende, perdedor a pesar de los veinte años transcurridos tras el fin de la contienda. Ni siquiera en el amor ha tenido suerte y por mucho que hostiga a Amparo (Rosita Arenas) para que le deje volver con ella, ésta lo rechaza, convencida de que el mal carácter de Pedro impedirá que sean felices.

Y es que el fotógrafo se siente solo y acorralado como el pececillo que compra en la escena inicial: curiosa metáfora, símbolo del aislamiento al que fueron sometidos los que perdieron la guerra, que irá reapareciendo en distintas ocasiones a lo largo del relato (en el suelo del bar en el que Carlos y Amparo se conocen, en los bancos de la iglesia en la que Pedro cita a Carlos...) hasta convertirse en una especie de leitmotiv subliminal: emblema de ascendencia cristiana en clara alusión al inocente acusado de un crimen que no ha cometido.



4 comentarios:

  1. Que tal Juan!
    No la he visto. Me interesa ver como queda retratado el personaje de Paco Rabal, teniendo en cuenta su pedigrí no se como debió pasar por el filtro de la censura.
    Siempre se agradecen tus recomendaciones, saludos!

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    1. Me imagino que pasó la censura a cambio de retratarlo como a un pobre hombre. Si te apetece verla, estará colgada hasta el viernes en la web de RTVE (Historia de nuestro cine).

      Saludos.

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  2. En efecto, problemas tuvo, ignoro los detalles, pero la película chocó con la incomprensión del momento.
    Sin duda, el guión de Alfonso Sastre, uno de los mejores dramaturgos modernos de España y, como bien señalas, de conocida militancia izquierdista, es todo un aliciente.
    Por si fuera poco, el elenco de nombres vinculados a lo mejor del cine español es notable, aparte de los que ya citas, la fotografía de Cecilio Paniagua, o la dirección artística de Gil Parrondo.

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    1. Supongo que si la película fue incomprendida se debió al hecho de que su desenlace implica una cierta reconciliación entre dos antiguos rivales, ambos combatientes en la Guerra Civil y ahora unidos por las circunstancias.

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