Director: Mario Camus
España, 1982, 112 minutos
La colmena (1982) de Mario Camus |
La mañana sube, poco a poco, trepando como un gusano por los corazones de los hombres y de las mujeres de la ciudad; golpeando, casi con mimo, sobre los mirares recién despiertos, esos mirares que jamás descubren horizontes nuevos, paisajes nuevos, nuevas decoraciones.
La mañana, esa mañana eternamente repetida, juega un poco, sin embargo, a cambiar la faz de la ciudad, ese sepulcro, esa cucaña, esa colmena…
¡Que Dios nos coja confesados!
Camilo José Cela
La colmena
Frío, miedo y hambre: sobre todo esto último. Porque la legión de personajes que pulula por ese Madrid de posguerra en el que transcurre la película sobrevive pegando el sablazo como buenamente puede. El productor Dibildos, célebre por aquella Tercera Vía que tanta relevancia le diera al cine español de los setenta, encaraba la nueva década con el firme propósito de llevar a la pantalla la obra cumbre de Camilo José Cela. Y habiéndose encargado él mismo, según rezan los créditos iniciales, de la adaptación, el guion y los diálogos, delegó en Mario Camus la tarea de dirigir una cinta que, finalmente, se haría con el Oso de Oro del Festival de Berlín.
Al tratarse, ya desde su propio título, de un relato coral o de personaje colectivo se optó por contar con lo más granado de dos generaciones de intérpretes: un largo etcétera de actores y actrices, entre los que destacan nombres como José Sacristán, Concha Velasco o Paco Rabal, y al que hubo de sumarse el cameo del propio Cela en el papel del inefable inventor de palabros don Matías Martí.
Evidentemente, reducir un portento novelístico de las proporciones de La colmena a las escasas dos horas de metraje que dura el filme supone dejar por el camino a muchos de los tipos que poblaban el café con su presencia fugaz. Aun así, la versión cinematográfica acierta a mantener a los más característicos, comenzando por esa tertulia de poetastros encabezada por el sin par Ricardo Sorbedo (Rabal) y su corte de acólitos: rapsodas de medio pelo que fantasean con alcanzar la gloria y para quienes su anhelado parnaso se limita a obtener la flor natural (y las tres mil pesetas de premio...) en los juegos florales de Huesca o de Albacete.
Lo demás es cochambre, casas de putas y lentejas con piedra (en el mejor de los casos) en la pensión de doña Matilde (Queta Claver). Muchachas necesitadas que, como Victorita (Ana Belén), se dejan pervertir por puro afán de supervivencia. Amantes furtivos que se las ingenian como pueden para estar juntos (Victoria Abril y Emilio Gutiérrez Caba) o que deben aguantar las chuflas de un entorno tan intolerante como implacable (Rafael Alonso y Antonio Resines). Días aciagos de racionamiento y de chinches, marcados por la sordidez del ambiente y una realidad desprovista de perspectivas de futuro.
Una de mis películas favoritas, de las que no me canso de ver y es que tiene muchas cosas que me agradan: Un extenso elenco de actores españoles muy conocidos, una buena adaptación de la novela y unas mesas de café hechas con lápidas de cementerio.
ResponderEliminarSaludos y Feliz 2021.
Sin duda, "La colmena" fue y sigue siendo uno de los hitos de nuestra cinematografía.
EliminarGracias por tu aportación y que tengas una buena entrada de año.
Hola Juan!
ResponderEliminarVaya, "lentejas con piedra", no sabes los recuerdos que me has traído, ¡bravo!
Esa escena a la que hace referencia Trecce de las mesas con las lapidas es maravillosa.
Por cierto, sin animo de menospreciar a nuestras actrices y actores actuales, ¿te imaginas una versión actual? A mi se me antoja que no.
Un abrazo y feliz año!
Sí que me la imagino: se titula "Tiovivo c. 1950" y es malísima.
EliminarSaludos y feliz Nochevieja.
Un grupo de actores en estado de gracia. Y algunos diálogos y situaciones resultan impagables.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como aquello de: "¿Por qué la llamáis 'La Uruguaya'?" "¡Porque es de Buenos Aires!"
EliminarUn abrazo y feliz año nuevo.