Director: José Antonio Zorrilla
España/Francia/Portugal, 1991, 101 minutos
El invierno en Lisboa (1991) |
Una ciudad se olvida más rápido que un rostro: queda remordimiento o vacío donde antes estuvo la memoria, y, lo mismo que un rostro, la ciudad sólo permanece intacta allí donde la conciencia no ha podido gastarla. Uno la sueña, pero no siempre merece el recuerdo de lo que ha visto mientras dormía, y en cualquier caso lo pierde al cabo de unas horas, peor aún, en unos pocos minutos, al inclinarse sobre el agua fría del lavabo o probar el café. A esa dolencia del olvido imperfecto parecía inmune Santiago Biralbo.
Antonio Muñoz Molina
El invierno en Lisboa
Pese a mantenerse fiel a la esencia de la novela homónima, la adaptación cinematográfica que llevara a cabo José A. Zorrilla a principios de los noventa dista mucho de ser una gran película. Posee, a lo sumo, el aliciente de contar entre su reparto con una leyenda del jazz como Dizzy Gillespie (autor, asimismo, de la banda sonora), además de situar la acción en dos ciudades tan emblemáticas como San Sebastián y Lisboa.
Pero ahí queda todo: ni la pareja protagonista destaca por unas dotes interpretativas descollantes (él es hijo de Roger Vadim y Catherine Deneuve, aunque no parece haber heredado el talento de sus progenitores...; ella le da un aire, y nada más que un aire, a Ingrid Bergman) ni el desarrollo de la trama, muchísimo más simple que la del libro, acaba de estar bien resuelto.
Con respecto a su fuente literaria, el filme introduce como novedad un eventual golpe de Estado que derrocaría la joven democracia portuguesa, mientras que prescinde del misterioso narrador que Muñoz Molina había concebido para dejar constancia de la accidentada relación sentimental (y aun epistolar) entre Lucrecia y el virtuoso pianista. Como tampoco la persecución final, a bordo de un ferri que surca las aguas del Tejo y en la que Marco (Fernando Guillén) intenta dar caza a Jim (Christian Vadim), iguala en intensidad al hostigamiento que, en el momento álgido del libro, padece Santiago Biralbo a manos de Malcolm en los vagones de un tren nocturno.
Y poco más cabe añadir: El invierno en Lisboa pudo haber sido un gran homenaje al cine negro o a las viejas glorias del Bebop, tal vez el equivalente español de 'Round Midnight (1986). En cambio, y en lugar de eso, se dejó por el camino la fuerza poética que alienta en las páginas de la novela, reduciendo al mínimo la codicia de los coleccionistas de arte (dispuestos a matar por un Cézanne de incalculable valor) o la metamorfosis de Biralbo en Giacomo Dolphin.
Billy Swann (Dizzy Gillespie) en el Lady Bird |
Una llàstima d'adaptació d'un llibre amb moltes possibilitats. No sé si el Vadim fill ha millorat però encara el recordo com un estaquirot a 'La Punyalada', una altra adaptació una mica lamentable.
ResponderEliminarUna mala pel·lícula basada en un bon llibre. Desconec la trajectòria posterior de l'actor protagonista, però no em sona que hagi fet res rellevant.
EliminarRecuerdo la novela, un relato no muy largo, con un sabor a novela negra, tugurios con alcohol y humo de tabaco a ritmo de jazz.
ResponderEliminarTienes buena memoria. En cualquier caso, la novela posee un grado de elaboración muy superior al de su versión fílmica.
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