Director: Alfonso Paso
España, 1969, 68 minutos
Vamos por la parejita (1969) de Alfonso Paso |
Mucho más conocido por su faceta de autor teatral y guionista, Alfonso Paso (1926–1978) dirigió también seis largometrajes. Que no son, huelga decirlo, el summum del séptimo arte, pero que encarnan a la perfección la idiosincrasia del franquismo sociológico. O, si se prefiere, de los gustos del público consumidor de un determinado tipo de productos comerciales que por aquel entonces gozaban de enorme popularidad.
De entrada, Vamos por la parejita es un título que denota bien a las claras una de las obsesiones primordiales del régimen: el del incremento de la natalidad. Reforzado, para más inri, con la tozudez del protagonista por incrementar su ya de por sí larga descendencia, formada íntegramente por mujeres, con un vástago masculino que sea la honra de su orgullo viril.
A tal efecto, Juan Fernández (Antonio Garisa) estará dispuesto a lo que haga falta con tal de asegurar la pervivencia de su "ilustre" apellido. Incluso a tener una aventura extramatrimonial con una oronda viuda (Florinda Chico) que, pese a ser madre de cuantiosos varones, hará una excepción con el susodicho donjuán y le dará otra niña más que sumar a su ya extensa colección de hijas y de nietas.
Sin embargo, y en consonancia con el histrionismo del que hace gala el protagonista cada vez que le anuncian el nacimiento de una nueva heredera, podría decirse que el planteamiento ideado por Paso hunde sus raíces en un modelo tan preclaro como la comedia clásica latina, cuyos personajes respondían a similares perfiles básicos (el padre desesperado, la esposa fiel, la amante seductora, el hijo tarambana...) a los aquí expuestos. Y que el autor adaptaba a los roles sociales de finales de los sesenta, como ese yerno yeyé (proteico-copto) que una de sus hijas se traerá de Londres para desesperación del patriarca de la familia.
Bajo ese flequillo se esconde un jovencísimo Emilio Gutiérrez Caba |
Odio a Antonio Garisa. Su rostro cerril y sus ojos saltones todavía se me aparecen en algunas pesadillas, y eso que no he vuelto a ver una película suya desde los albores de la era moderna.
ResponderEliminarUn abrazo.
Más que el actor, lo que provoca rechazo hoy en día es el prototipo de patán obtuso que tanto le interesaba promover al régimen: ese hombre embrutecido y carente de sentido crítico al que también encarnaron/parodiaron Juanito Navarro o Paco Martínez Soria.
EliminarUn abrazo.
Hola Juan!
ResponderEliminarPues diría que el titulo de la película es una coletilla que se escucha con cierta frecuencia, todo sea por aumentar el censo...jeje
Ahora no estoy seguro de si la he visto, desde luego ese Gutiérrez Caba con eses pelos no me suena de nada, me ha encantado lo de "tarambana", hacia mucho que no escuchaba esa palabra.
Por cierto, en cuanto a las pizarras, en el colegio de mi hijo (eran unas instalaciones centenarias) estaban incrustadas en la pared, era muy curioso.
Pues nada, como siempre agradecido por estas interesantes reseñas.
Saludos y buen finde!
Se trata de un producto típico de aquellos años, hoy felizmente obsoleto, concebido para lucimiento del actor protagonista y fomento de la doctrina oficial.
EliminarSaludos.