Director: Alejandro Jodorowsky
Méjico, 1968, 97 minutos
Fando y Lis (1968) de Alejandro Jodorowsky |
Había una vez una ciudad maravillosa llamada Tar. Cuando sucedió la Gran Catástrofe, desaparecieron todas las ciudades menos Tar. Si sabes buscarla, la encontrarás. Cuando llegues a Tar, conocerás la eternidad...
Jodorowsky: apellido de contundente sonoridad eslava que, en sí mismo, es ya toda una institución. El chileno que se estableció en Méjico y que luego adoptó la nacionalidad francesa. Tarotista, creador de la psicomagia, místico ateo. Que haya hecho cine o escriba libros es lo de menos.
Dicen que al presentar en público su ópera prima, este Fando y Lis que ahora nos ocupa, hubo de huir por patas para que no lo lincharan. Si bien conviene precisar que se trata del mismo país y del mismo año en que tuvo lugar la masacre de Tlatelolco. Juzguen ustedes si la mayor parte de aquella sociedad estaba preparada para asimilar una película de tales características.
Sergio Kleiner es Fando |
Porque calificarla de surrealista tal vez se quede corto. Habría que enmarcarla, más bien, en el Movimiento Pánico, que fue, al fin y al cabo, la corriente teatral que, junto a Roland Topor y Fernando Arrabal, había contribuido a fundar el propio Jodorowsky en el París de mediados de los cincuenta. El filme, de hecho, se basa en la pieza homónima que escribiera Arrabal en 1955.
Ligeramente buñueliano y abiertamente influido por el Pasolini más iconoclasta, el periplo de la pareja protagonista tiene mucho de alegórico: es el suyo un viaje sin retorno en busca de la libertad (representada por una ciudad mítica, única superviviente de un cataclismo planetario), pero también la constatación del absurdo de la existencia, de los muchos obstáculos que impiden la felicidad plena, a veces en forma de recuerdos traumáticos. Limitaciones y atropellos que llevan a Lis a concluir: "Yo moriré y nadie se acordará de mí."
Diana Mariscal es Lis |
Tengo pendiente a Jodorowsky. Sé de su cine experimental por algunas secuencias, y tengo algunas de sus películas más emblemáticas, pero aún no le ha llegado el turno. El año 68, ¡lo que da (o mejor dicho: lo que dio) de sí!
ResponderEliminarSaludos!
Tal y como insinúo al principio del texto, la mejor obra de Jodorowsky es él mismo. Un tipo capaz de soltar frases como: "Los pájaros nacidos en jaula creen que volar es una enfermedad." Ahí es nada...
EliminarSaludos.