viernes, 15 de febrero de 2019

A viva voz (2016)




Título original: À voix haute (la force de la parole)
Directores: Stéphane de Freitas y Ladj Ly
Francia, 2016, 99 minutos

A viva voz (2016) de Stéphane de Freitas y Ladj Ly


Aprovechando el tirón de la reciente Le brio (2017), dirigida por Yvan Attal y estrenada en España bajo el título de Una razón brillante, llega ahora a las salas el documental que tal vez inspiró dicha película. Se trata de À voix haute: inicialmente, un episodio del espacio televisivo Infrarouge (en antena desde hace más de diez años) que fue emitido por France 2 el 15 de noviembre de 2016.

Que el arte de bien decir —dándole al lenguaje hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover— se sustenta en la previa adquisición de la capacidad de argumentar queda meridianamente claro desde el minuto uno. O, por lo menos, es en ese aspecto sobre el que más incide el grupo de profesores encargado de preparar a los jóvenes del extrarradio parisino que participarán en el Concurso de Elocuencia que anualmente organiza la Universidad de Saint-Denis. 



Son chicos y chicas de la Francia multiétnica, procedentes, en su mayoría, de una extracción sociocultural en la que (según ellos mismos admiten) la arrogancia suele primar por encima del razonamiento. De ahí la insistencia de sus formadores en que dejen de lado la chabacanería o la descalificación personal a la hora de rebatir a sus futuros oponentes. Porque refutar no necesariamente debe ser sinónimo de discutir, sino que, por el bien de la humanidad, tendría que acercarse más a la bella "Invocación al agua" con la que el poeta Loubaki Loussalat deslumbra a sus alumnos en el aula.

Ahora bien (y admitiendo el interés que suscitan muchos momentos de A viva voz): ¿nos encontramos frente a un filme de la categoría moral de Être et avoir (2002), sentido homenaje del cineasta Nicolas Philibert a la labor educativa de los maestros rurales, o, por contra, se trataría más bien de una versión sofisticada y elocuente de Operación Triunfo? ¿Les mueve a de Freitas y a Ly el mismo compromiso social del que hacía gala Laurent Cantet en Entre les murs (2008)? Que cada cual extraiga sus propias conclusiones (sólo faltaría), pero, a la vista de lo que ya dijimos hace unos días a propósito de La clase de piano, no dejan de ser chirriantes determinados enfoques de lo que parece ser (O tempora, o mores!) una reiterativa manía por fomentar entre la juventud el deseo de alcanzar el éxito meteórico.


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