Director: Imanol Uribe
España/Francia/Portugal, 1991, 106 minutos
El rey pasmado (1991) de Imanol Uribe |
La madrugada de aquel domingo, tantos de octubre, fue de milagros, maravillas y sorpresas, si bien hubiera, como siempre, desacuerdo entre testigos y testimonios. Más exacto sería, seguramente, decir que todo el mundo habló de ellos, aunque nadie los viera; pero como la exactitud es imposible, más vale dejar las cosas como las cuentan y contaron...
Gonzalo Torrente Ballester
Crónica del rey pasmado
Que el monarca frecuente la compañía de una sofisticada meretriz o el simple hecho de que desee ver desnuda a su esposa se acaban convirtiendo en trascendentales razones de Estado en torno a las que gira la trama de El rey pasmado (1991), adaptación cinematográfica de una célebre novela de Torrente Ballester y portento en lo que a puesta en escena se refiere. No en vano, el cineasta vasco Imanol Uribe supo rodearse de los mejores especialistas de aquel entonces. Un equipo técnico en el que, por encima de todo, destacan las aportaciones de Félix Murcia en la dirección artística, Javier Artiñano en el vestuario y la magnífica fotografía, al más puro estilo velazqueño, de Hans Burmann.
También se trata de una película especialmente recordada por el enorme parecido físico de algunos de los actores del elenco con los personajes históricos que los inspiraron. Tal sería el caso, por ejemplo, de Gabino Diego, cuya magistral caracterización como Felipe IV resulta no menos convincente que la de Gurruchaga en el papel de Conde-duque de Olivares.
Igualmente, unas magníficas localizaciones palaciegas y conventuales, por gentileza de Patrimonio Nacional, aportan la dosis necesaria de realismo para que los hechos relatados luzcan en todo su esplendor, si bien el carácter de coproducción con Francia y Portugal motivó que algunos exteriores se rodasen en Guimaraes. Todo lo cual contribuye a que el espectador tenga la impresión de viajar en el tiempo hasta los días de aquel sobrio Siglo de Oro castellano.
Porque, aparte de espléndida recreación histórica, El rey pasmado tiene mucho de reflexión a propósito de la lucha entre el oscurantismo encarnado por el fanático padre Villaescusa (Juan Diego) y la sensualidad a flor de piel de quienes, como el propio soberano, comienzan a cuestionarse si el placer ha de constituir forzosamente ocasión para el pecado. Toda una controversia cuyo momento álgido se produce durante el enardecido debate que, moderado por el Gran Inquisidor (Fernando Fernán-Gómez), mantienen el jesuita Almeida (Joaquim de Almeida) y el ya mencionado Villaescusa. Dimes y diretes que la presencia del mefistofélico Conde de la Peña Andrade (Eusebio Poncela) no hace sino teñir de un cierto aire diabólico.
Tras la historia cargada de humor, hay una parodia de la alta sociedad de la época, con sus miedos y sus tópicos y una clara crítica a la Iglesia y sus instituciones y a la monarquía y las suyas que, en algunos aspectos, no se si de forma intencionada por parte de Torrente en su novela, incluye una velada referencia a la monarquía española del momento en que se escribió.
ResponderEliminarSí, de acuerdo. Aunque yo matizaría que esa crítica se circunscribe a los sectores más retrógrados y mojigatos de aquella sociedad. Ignoro si Torrente albergaba la intención de lanzar algún dardo contra la Corona, pero me parece improbable.
EliminarBuena película y por fin con Gurruchaga haciendo un papel muy distinto de los habituales. La vi en un programa doble con otra interesante película histórica "Esquilache" con Fernán Gómez.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Buen programa doble. Precisamente "Esquilache" la comenté aquí mismo hace apenas unos días.
EliminarSaludos.
Gabino Diego había nacido para ese papel.
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde luego: está muy gracioso con esos andares de pato y el labio inferior caído.
EliminarUn abrazo.
Hola Juan!
ResponderEliminarGuardo un buen recuerdo de esta película, es mas, gracias por traerla, creo que volveré a darle un visionado. Por cierto, Gabino Diego no se prodiga mucho en las pantallas, me parece un buen actor.
Saludos y buen finde!
Ni Gabino ni Jorge Sanz: por desgracia, me temo que se trata de actores a los que se asocia con el pasado. De ahí que sus respectivas carreras se encuentren en un relativo stand-by.
EliminarSaludos.