sábado, 27 de marzo de 2021

Don Quintín el amargao (1935)




Director: Luis Marquina
España, 1935, 87 minutos

Don Quintín el amargao (1935) de Luis Marquina


Uno de los filmes más exitosos del cine de la República fue esta adaptación del sainete que Carlos Arniches, en colaboración con Antonio Estremera (libreto) y el maestro Jacinto Guerrero (en la parte musical), había estrenado una década antes, en 1924. Cabe mencionar que no sería ni la primera ni la última vez que dicha obra se llevara a la pantalla, teniendo en cuenta que venía precedida de una temprana versión muda a cargo de Manuel Noriega (1925) y que el mismísimo Luis Buñuel abordaría de nuevo la historia durante su exilio mejicano (1951). Y decimos "de nuevo" porque el genio de Calanda, pese a no figurar en los títulos de crédito, había tenido mucho que ver con esta "producción nacional Filmófono número 1".

En efecto, Buñuel, quien participara en la creación de la compañía junto al empresario vasco Ricardo Urgoiti, ejerció en la sombra labores de jefe de producción con el objetivo de supervisar el trabajo de unos técnicos a los que, a decir verdad, tenía que formar siguiendo el modelo de los grandes estudios hollywoodenses. De ahí el control férreo ejercido por don Luis en todas las fases de realización, incluidos el argumento y la dirección de la cinta, oficialmente a cargo del debutante Luis Marquina.



Fueron muchos los cambios introducidos en el guion, firmado por Eduardo Ugarte (cofundador, junto a García Lorca, del grupo teatral La Barraca). Así pues, se suprimió la práctica totalidad de las canciones (de hecho, sólo se escucha una: el tema satírico que, a propósito del protagonista, cantan los parroquianos de un bar mientras suena el disco en la gramola), al tiempo que se le confería muchísimo más peso a los elementos melodramáticos de una historia típicamente folletinesca.

A este respecto, don Quintín (Alfonso Muñoz), individuo capaz de poner a su mujer e hija recién nacida de patitas en la calle, manifiesta un temperamento tan sumamente irascible, fruto de su carácter celoso, que hará bueno el refrán que uno de sus esbirros (concretamente el Sefiní, "que es galicismo breve y expeditivo") le espetará en sus propias narices al interfecto poco antes del desenlace: "Quien siembra odios recoge maldiciones".



6 comentarios:

  1. Dir-li a algú 'sembles don Quintin el amargao' va ser una frase molt popular, que ja funcionava sola, encara li dic al meu marit, de vegades, quan rondina, he, he.

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    1. És el que tenen aquestes obres tan populars: que han passat al llenguatge quotidià fins a l'extrem de convertir-se en frases fetes.

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  2. He visto la versión de Buñuel, pero esta no.

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    1. Qué curioso: a mí me pasa lo contrario, aunque mañana mismo pienso poner remedio.

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  3. Hola Juan!
    Pues me pasa lo que a Trecce, ya tengo otra mas para añadir a la lista, que ya te digo que no para de crecer...jeje
    Saludos!

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    1. Eso es bueno: significa que tu afán de conocimientos se mantiene en forma.

      Saludos.

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