Director: Francisco Rodríguez Fernández
España, 1979, 88 minutos
Jaque a la dama (1979) de Francisco Rodríguez |
De pie y en riguroso silencio, Ana (Concha Velasco) contempla el cuerpo sin vida de Paula (Ana Belén). Aún transcurrirá un minuto y medio hasta que se pronuncien las primeras palabras. Sabremos entonces que la difunta, una mujer joven, se ha suicidado tras varios intentos. Los siguientes ochenta minutos van a ilustrar, a modo de flashback, la relación que unió a ambas.
A pesar del cartel promocional que encabeza estas líneas, Jaque a la dama (¡nada que ver con la novela homónima de Fernández Santos, Premio Planeta en el 82!) se halla en las antípodas de Me siento extraña (Enrique Martí Maqueda, 1977) y otras producciones análogas del destape. Cierto que reunía a dos actrices consagradas cuyos personajes mantienen lo que se intuye como algo más que una simple amistad. Pero ahí queda todo, sin llegar a la morbosidad en la que habitualmente solían incurrir los filmes que abordaban la temática lésbica.
Es ésta, pues, una historia de amor frustrado, en la que Ana y Paula van a ser víctimas de los convencionalismos de su propio medio social. La primera, una mujer madura, sin hijos, por estar atrapada en un matrimonio que jamás ha funcionado; la segunda, actriz de teatro procedente de un sustrato intelectual e izquierdista, por creer que hallará la felicidad casándose con un apuesto y más bien arrogante escritor de éxito (interpretado por Pedro Díez del Corral). Las dos arrastran traumas vinculados a una relación conflictiva con el padre o con la madre.
Es posible que a los diálogos, un tanto forzados, les falte la credibilidad suficiente (algo que, por otra parte, ocurría con bastante frecuencia en un cierto tipo de cine español de la época, independiente, politizado, con la participación ocasional de actores no profesionales). Referencias a Hegel o a Marx, en el transcurso de sesudas veladas durante las que se fuma y se bebe a raudales, que hoy suenan obsoletas, pero que dan una pista de lo que quiso ser (sin llegar a conseguirlo de un modo convincente) el cine de la Transición.
Hola Juan!
ResponderEliminarNo sabia del titulo. Es curioso como cuatro años después de la muerte del dictador todavía seguía vivo el virus de la censura, si no que se lo digan a Pilar Miro...
Ana Belen fue uno de mis amores platónicos de infancia...jeje
Saludos!
Saludos!
No me da la impresión de que la censura se metiese demasiado con esta película. En todo caso, sí que pudo haber algo de autocensura (o simple prudencia) por parte del director, lo cual es, si bien se mira, hasta cierto punto beneficioso.
EliminarSaludos.