miércoles, 7 de agosto de 2019

El peral salvaje (2018)




Título original: Ahlat Ağacı
Director: Nuri Bilge Ceylan
Turquía/Macedonia/Francia/Alemania/Bosnia/Bulgaria/Suecia, 2018, 188 minutos

El peral salvaje (2018) de Nuri Bilge Ceylan


A día de hoy, son muy pocos los cineastas vivos que puedan presumir de poseer una filmografía a la altura de la del turco Nuri Bilge Ceylan. Títulos como Tres monos (2008), Érase una vez en Anatolia (2011) o la aclamada Winter Sleep (Sueño de invierno) (2014) certifican que estamos ante un hombre agraciado con el raro don, en este tiempo marcado por la celeridad constante, de saber contar historias desde el sosiego, capaces de abarcar lo universal a partir de lo local.

En ese sentido, es El peral salvaje una radiografía en profundidad (otra más) de un país que se debate entre la tradición y la modernidad. Pero, al mismo tiempo, contiene una inteligente reflexión a propósito de lo que el choque generacional significa en un pueblo remoto de la Capadocia o en cualquier otro punto del planeta. Nos habla de una generación que ha perdido toda esperanza, así como de otra, la de los mayores, que se resignó a creer que la principal meta en la vida era sacrificarse por el bienestar de sus hijos. Lo cual plantea un escenario en el que la incertidumbre se palpa en el ambiente, aunque sin que llegue a explotar (de momento). 



Sinan (Dogu Demirkol) acaba de obtener la diplomatura en magisterio. No obstante, la perspectiva de regresar a su ciudad natal no parece entusiasmarle lo más mínimo. Autor en ciernes, intenta convencer a los mandamases locales para que le publiquen su primer libro, pero, como única respuesta, no halla más que hipocresía y buenas palabras. Por si no fuera poco, su padre (Murat Cemcir) se ha ganado una fama de adicto a las apuestas que fastidia enormemente al muchacho. Y, sin embargo, Idris no parece un mal padre, puesto que aguanta las críticas de Sinan, aparentemente sin perder la calma e intentando argumentarle a su hijo que no debería hacer caso de la maledicencia si no tiene pruebas en firme...

¿Está Sinan condenado a repetir los mismos errores que su padre? ¿Es injusto al censurar al único de la familia que parece, mucho más que la madre y que la hermana, que le comprende y que le apoya? Porque, aunque esté mal decirlo, el chaval tiene una cara de tonto que tira de espaldas. Así que no sería nada extraño que alguna de esas pesadillas que le sobresaltan de forma recurrente se acabe haciendo realidad. Esto depara, en resumidas cuentas, El peral salvaje. Quienes hayan visto en los últimos años filmes como Sieranevada (2016), del rumano Cristi Puiu, o Norte, the End of History (2013), del filipino Lav Diaz, seguro que reconocerán aquí algunas similitudes, tales como largas e interminables conversaciones, jóvenes brillantes que malgastan su talento o esa violencia larvada que no es sino la que se genera en el seno de las sociedades emergentes cuando el progreso material se antepone a los derechos del individuo.


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