martes, 10 de julio de 2018

Norte, the End of History (2013)




Título original: Norte, hangganan ng kasaysayan
Director: Lav Diaz
Filipinas, 2013, 250 minutos

Norte, the End of History (2013) de Lav Diaz


La Filmoteca de Catalunya acogía esta tarde la presencia del cineasta filipino Lav Diaz con motivo de la presentación de la retrospectiva que se le dedicará a lo largo del mes de julio en el marco del Festival Grec, que este año incluye el cine por vez primera y de forma oficial en su programación.

Con su habitual estilo y ataviado, quién sabe si para crear ambiente, con una llamativa camisa hawaiana, el también director Albert Serra le hacía los honores recordando que su amistad con Diaz (Mindanao, 1958) se remonta al Festival de Locarno de 2013, cuando éste hubo de convencer a un terco crítico suizo, miembro del jurado, para que Història de la meva mort se hiciese finalmente con el Leopardo de Oro.



El filme seleccionado para esta primera sesión, Norte, el fin de la historia, es el único en color de los dirigidos hasta la fecha por Diaz, según sus propias palabras: "Para mostrar el contraste entre la belleza de la región donde fue rodado, la misma en la que nació el dictador Marcos, y la violencia que inspira a sus habitantes". Algo comprensible, añade, teniendo en cuenta que su país padeció "cuatro siglos de colonización española, cien de dominio estadounidense, cuatro de presencia japonesa durante la Segunda Guerra Mundial y más de veinte de dictadura. ¡Y encima ahora nos gobierna un auténtico gánster!".

Libremente inspirada en Crimen y castigo, sus más de cuatro horas de duración (otro de los rasgos que definen el estilo del autor, junto con unas tomas larguísimas que, a menudo, le han valido a su cine el inapropiado calificativo de lento) narran los infortunios de dos hombres, Joaquín y Fabián: el primero, un humilde padre de familia condenado injustamente a cadena perpetua por un doble asesinato que no cometió y el segundo, autor real de los hechos, un prometedor estudiante de leyes al que, sin embargo, el sentimiento de culpa irá devorando en una feroz espiral autodestructiva.



La clave para entender el dilema planteado por Diaz y su guionista Rody Vera nos la aporta Eliza (Angeli Bayani) cuando, al conversar con una vecina, afirma que ni ella ni su marido se plantearon jamás abandonar el país para ir a trabajar al extranjero porque no querían que sus hijos crecieran sin conocer a sus padres. Que es, precisamente, la situación que les tocó vivir a Fabián (Sid Lucero) y a su hermana, hoy poseedores de una próspera granja y con posibilidad de acceder a estudios universitarios, pero desprovistos de cualquier vínculo afectivo entre ellos.

Pese a rodar, según propia confesión, con cámaras "baratas", el resultado obtenido por Diaz es de una contundencia sin paliativos: filmando la violencia fuera de campo (en eso se parece a Haneke), genera en el espectador un desasosiego a la altura de los momentos más inquietantes de la filmografía del director alemán. En ese sentido, los personajes de Norte... inspiran desprecio y compasión a partes iguales: unos, como el mencionado Fabián o el "señor" Wakwak (Soliman Cruz), por lo injusto de las atrocidades que llegan a cometer, otros (Joaquín o su esposa Eliza) por su capacidad para perdonar.


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