Título original: Wild
Directora: Nicolette Krebitz
Alemania, 2016, 97 minutos
Salvaje (2016) de Nicolette Krebitz |
Desde luego que Wild es un título acertadísimo para una película que plantea el camino inverso al trazado por François Truffaut en L'enfant sauvage. Si en el caso del cineasta francés se rescataba a un niño de la naturaleza para devolverlo a la civilización mediante un severo proceso reeducativo, la alemana Nicolette Krebitz ha optado por liberar a una joven tímida y sumisa de las férreas cadenas de la hipocresía social.
Muchos son los ejemplos, tanto en cine como en literatura, de semejante vuelta a los orígenes, desde Jack London hasta Entrelobos (2010), el filme de Gerardo Olivares protagonizado por Juan José Ballesta que narraba la historia verídica de un chico criado entre dichos animales. Pero en el caso de Nicolette Krebitz se suma un cierto componente freudiano, un malestar en la cultura que lleva a la retraída Ania (Lilith Stangenberg) a desligarse de un mundo que nunca ha llegado a sentir como el suyo.
En ese sentido, son más que obvias las carencias afectivas de la muchacha: a la inexistencia de los padres hay que añadir la frialdad de la relación con su hermana y la agonía del abuelo en el hospital, además de la apatía que se respira en un entorno laboral marcado por la brutalidad de un jefe que la intimida y la indiferencia de unos compañeros que la ignoran. Lo cual lleva a plantearse una cuestión inexcusable: ¿es Ania simplemente una perturbada mental o, por contra, una visionaria capaz de ver más allá de la banalidad cotidiana que nos atenaza?
Se hace también inevitable en muchos momentos de Wild pensar en Der siebente Kontinent, aquel séptimo continente en el que Michael Haneke diseccionaba el proceso autodestructivo de una familia que se encerraba en su apartamento. Tal vez haya que ver por ahí alguna inquietante conexión cultural germánica, ¿quién sabe?
En todo caso, Wild no dejará a nadie indiferente: es una de esas películas impactantes, controvertidas incluso, pero siempre necesarias. Quizá por ello ha habido algún aplauso fugaz, tímido, al final de la proyección de esta tarde en la Filmoteca de Catalunya, como si uno no estuviese muy seguro de haber visto una obra maestra o una animalada (nunca mejor dicho). Sólo nos queda la duda de por qué Nicolette Krebitz nos habrá dado plantón a quienes esperábamos la presentación o coloquio que estaban previstos. ¿La habrá devorado el lobo...?
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