Director: Oskar Roehler
Alemania, 2015, 104 minutos
¡Muerte a los hippies!! ¡Que viva el punk! (2015) |
Cuando hace una década vi Las partículas elementales (Elementarteilchen, 2006) pensé que los aspectos más destroyer de su argumento procedían de la novela homónima de Michel Houellebecq en la que está basada. Pero ahora que acabo de ver la última película del director alemán Oskar Roehler (Starnberg, 1959) tengo serías dudas al respecto. Porque Tod den Hippies!! Es lebe der Punk! (2015) no se queda atrás en irreverencia transgresora.
Planteada como comedia escatológica y retrato generacional un tanto sui géneris, la película no deja de ser una parodia extremada de la efervescencia que se vivía en los ambientes más underground de la capital alemana a finales de los setenta y primeros ochenta. Los personajes que pululan por ella tienen en común que, procedentes de la marginalidad y hastiados de un mundo que no les entiende, hallan en el movimiento Punk un espacio donde compartir experiencias y darle un cierto sentido a sus vidas.
Robert Rother, su joven protagonista (interpretado por el actor Tom Schilling), dejará atrás a una madre novelista muy poco maternal, a un padre que enloquece tras militar en un grupo terrorista de extrema izquierda y a una novia posesiva e histérica, para buscar en el Berlín Occidental las emociones que no puede ofrecerle la asfixiante atmósfera provinciana en la que ha pasado su adolescencia.
Sin embargo, y a pesar de coincidir con Blixa Bargeld, Nick Cave o Fassbinder, enseguida tendrá ocasión de comprobar que no todo es allí de color de rosa. De hecho, visualmente se opta por mostrar los exteriores de la capital en blanco y negro, mientras que son las escenas de interior las que se ruedan en color. El método es un tanto burdo, pero queda claro así dónde se encuentra la diversión.
Por todo lo que tiene de caricatura y por el período que muestra, ¡Muerte a los hippies!! ¡Que viva el punk! hará pensar a más de uno en Los jóvenes (The Young Ones, 1982-1984), aquella mítica serie de la BBC con cuyo humor corrosivo parece haber querido conectar Oskar Roehler a la hora de hacer balance de lo que fue su propia juventud.
Oskar Roehler dando indicaciones en pleno rodaje |
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