Director: David Robert Mitchell
EE.UU., 2014, 100 minutos
It Follows (2014) de David Robert Mitchell |
Probablemente, una película en la línea de It Follows (2014) nunca se habría rodado en un país mediterráneo como el nuestro. Porque, al margen de la influencia confesada de John Carpenter y el cine de terror de los ochenta, lo cierto es que la historia que narra nace de una moral puritana marcada por un hondo sentimiento de culpabilidad. No de otra forma puede entenderse ese algo tan aterrador que los adolescentes se transmiten unos a otros y que podría simbolizar el pánico a contraer una enfermedad venérea.
En ese sentido, la película de David Robert Mitchell sería la versión actualizada de cintas como La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956), en las que la caza de brujas del Macarthismo o la lucha de bloques de la Guerra fría eran el verdadero trasfondo ideológico de sus tramas de terror o de ciencia ficción. No en vano, son estos antiguos filmes de serie B los que los protagonistas están viendo por televisión en varias escenas. Así pues, en el caso de It follows dicho sustrato sería el contagio del sida, con algún tímido apunte (voluntariamente sin resolver) sobre la violencia en el seno familiar.
Aunque los guiños cinéfilos no se paran ahí. Al margen de la inquietante banda sonora de Disasterpeace (nombre artístico del compositor Rich Vreeland, Nueva York, 29 de junio de 1986), y su clara evocación del ya mencionado imaginario de John Carpenter (si bien un poco pasado por el tamiz de Brian Eno, todo sea dicho), la escena de la piscina cubierta remite inevitablemente a El beso de la pantera (Paul Schrader, 1982).
Por no hablar de los "espíritus" (¿cómo llamarlos si no?) que solo ven Jay —Maika Monroe— y los demás "infectados" (mismo dilema). Son una clara referencia al cine de zombis surgido a partir de George A. Romero y que, por otra parte, en varias ocasiones se utiliza para jugar con el espectador: vemos avanzar lentamente a alguien desde el fondo del plano sin que la cámara repare en él o ella y parece inevitable esperar lo peor...
A buen seguro que el guion, obra del propio David Robert Mitchell, incurre en no pocas incongruencias, pero lo más importante es que sabe crear una atmósfera de intriga que mantenga la tensión narrativa, aparte de que su película también capta, de paso, las consecuencias de la recesión económica en el área de Detroit y el estado de Michigan, con esos fantasmales e interminables barrios residenciales de chalés adosados abandonados.
Solo nos queda por último, y tras analizar detenidamente bastantes escenas de It Follows, un único reparo: ¡hay que ver qué mal nos comen estos adolescentes americanos!: palomitas, helados, hamburguesas, refrescos de cola... ¿A ver si tanta visión y tanto susto van a ser en realidad un efecto secundario de la mala dieta...?
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