Director: Juan de Orduña
España, 1943, 66 minutos
Rosas de otoño (1943) de Juan de Orduña |
La cosa va de bailes de gala y veladas en la ópera, de teléfonos blancos, criadas con cofia y cartas perfumadas, pero, sobre todo, de los dimes y diretes que unos encorsetados matrimonios de la alta sociedad mantienen entre sí a consecuencia de los deslices amorosos de unos maridos especialmente mujeriegos. Circunstancia que se acaba saldando, como no podía ser de otro modo en aquella España autárquica de los primeros cuarenta, con la resignada mansedumbre de las abnegadas esposas.
Las actuaciones del reparto, encabezado por María Fernanda Ladrón de Guevara (Isabel) y Mariano Asquerino (Gonzalo), adolecen de un evidente regusto teatral, típico de la época, que en el caso de los secundarios Julia Lajos (Laura) y Fernando Fernán-Gómez (Adolfo Barona) se convierte, en cambio, en una simpática comicidad. A este respecto, la primera encarna a una oronda y desinhibida soltera que no duda en mostrar abiertamente su interés por los hombres, mientras que el segundo, en su habitual rol de galán cómico, interpreta a un refinado señorito parisino de marcado acento francés.
El drama escénico de Jacinto Benavente en el que se basa Rosas de otoño (1943) se había estrenado en Madrid a principios de siglo, si bien la lectura que de él hacen Juan de Orduña y su guionista Antonio Mas Guindal se enmarca en la retrógrada moral franquista que reservaba para la mujer un triste e insignificante papel supeditado a la voluntad masculina. De ahí que Isabel intente disuadir por todos los medios a su hijastra María Antonia (Marta Santaolalla) de que abandone a Pepe (Luis Prendes) por Federico (José María Seoane), pese a que el marido la engañe a cada momento y el otro se deshaga en atenciones con ella.
Por lo demás, la rancia moralina que encierra la historia resulta hoy por completo inasumible y esas rosas otoñales a las que alude el título, esos "amores santos que saben esperar" (y perdonar), en oposición a los amores fáciles y pasajeros que "ven deshojarse todas sus flores en una breve primavera", difícilmente entrarán en los esquemas mentales de un espectador medio del siglo XXI. Afortunadamente. Queda al menos la película como documento histórico y prueba fehaciente de lo que un día fue este país.
Orduña, uno de los realizadores más representativos y de más éxito del cine español de la época.
ResponderEliminarSí, aunque aquí también intervinieron Luis Lucia como productor y Rovira Beleta como ayudante de dirección.
Eliminar