Director: Julio Medem
España, 1996, 125 minutos
Tierra (1996) de Julio Medem |
El vino de una determinada región sabe a tierra porque el suelo de los viñedos se halla infestado de cochinillas. Ángel (Carmelo Gómez) será el responsable de fumigar la comarca si no se lo acaba impidiendo antes el acentuado desdoblamiento de personalidad que padece. "Soy la parte de ti que ha muerto y te hablo desde el cosmos..." Sin embargo, y a pesar de lo explícito de su título, el que fue tercer largometraje dirigido por Julio Medem comienza en el cielo y acaba en el mar: elementos todos ellos, junto con la tierra, que conforman la inspiración telúrica de una cinta tan personal como inclasificable.
Porque en aquel recóndito rincón del mundo donde la gente se muere dos veces también caen los rayos con más frecuencia de la habitual: descargas eléctricas que se ceban sobre algún lugareño como si algo o alguien tuviese la facultad certera de fulminar a la víctima. Tal vez la voluptuosa Mari (Silke), presencia un tanto misteriosa, envuelta en aires de embaucadora circe y antítesis de la maternal Ángela (Emma Suárez). El forastero fumigador, dotado con la rara facultad de hablar con los difuntos, se debatirá entre ambas mujeres, al tiempo que intenta sacar adelante su tarea con la ayuda de un clan gitano del que no sabe si fiarse.
El hecho de que Ángel haya estado en un psiquiátrico pudiera explicar buena parte del caos que parece reinar en su mente, si bien no se aportan muchos más datos a propósito de los motivos que lo llevaron a estar ingresado ni cómo o por qué salió de allí. En todo caso, Tierra (1996) no parece tanto una historia contada desde el punto de vista de un loco solitario, sino más bien una entelequia con pretensiones de drama filosófico.
La banda sonora de Alberto Iglesias y, sobre todo, la soberbia fotografía de Javier Aguirresarobe dotan al conjunto de una apariencia a medio camino entre la ensoñación metafísica y el paisaje marciano: una fábula genuinamente contemporánea, con toques existencialistas, candidata a la Palma de Oro en Cannes y en la línea del Julio Medem más innovador, rodeado, como era habitual durante esta primera etapa del director vasco, de sus intérpretes habituales (aparte de los ya mencionados, Nancho Novo, Karra Elejalde...).
Tiene algo de misterioso y surrealista. Muy interesante.
ResponderEliminarCierto: quizá se trate de la película más filosófica de Medem.
EliminarMe gustó cuando la vi. Y, sin embargo, ahora me da como pereza, sobre todo después de que a Medem se le haya visto un poco el plumero en sus títulos más recientes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde luego, es una película que no ha envejecido del todo bien.
EliminarUn abrazo.
Interesante. El cartel tiene algo de los afiches que diseñaba Saul Bass en los sesentas, en especial para Hitchcock
ResponderEliminarAbrazos
Es posible, aunque, con los años, puede que la película haya quedado, tal vez, un poco desfasada.
EliminarAbrazos.