Título original: Alice et le maire
Director: Nicolas Pariser
Francia/Bélgica, 2019, 103 minutos
El tiempo de la modestia
Los consejos de Alice (2019) de Nicolas Pariser |
Heme aquí pues, solo en la tierra, sin más hermano, prójimo, amigo ni compañía que yo mismo. El más sociable y más amante de los humanos ha sido proscrito por un acuerdo unánime. Han buscado, en los refinamientos de su odio, el tormento que sería más cruel para mi alma sensible, y violentamente han cortado todos los lazos que me ataban a ellos.
Jean-Jacques Rousseau
Ensoñaciones de un paseante solitario
Traducción de Mauro Armiño
La distancia que separa a la ciudadanía de los políticos profesionales ha llegado a ser tan descomunal que el consiguiente ascenso del populismo y otras lacras por el estilo podría poner en jaque el normal desarrollo de la vida democrática. Descrédito que, huelga decirlo, los gobernantes se han ido ganando a pulso a base de perder el contacto con la realidad.
He ahí, más o menos, el punto de partida de Alice et le maire, una de esas producciones entre pedagógicas y moralizantes a las que tan acostumbrados nos tiene el cine francés. Lo cual no impide, sin embargo, que su análisis sea certero a la hora de esclarecer los motivos de ese divorcio entre la población y sus dirigentes.
Tal vez todos los alcaldes del mundo deberían tomar ejemplo del señor Théraneau (Luchini) e incluir un filósofo en sus respectivos equipos de gobierno. De hecho, solía ser habitual en la antigüedad grecorromana que los máximos dignatarios se rodeasen de ellos para pedirles consejo y, a este respecto, son muchos los ejemplos que podrían citarse. Así, con la osadía que otorgan la juventud y la inexperiencia, se planta Alice (Demoustier) en el Ayuntamiento de Lyon para, valiéndose del auxilio de los clásicos, aportar ideas al veterano edil socialista que le permitan recuperar el gancho que una vez tuvo.
Planteamiento tan ingenuo como revolucionario, habida cuenta de que la joven Alice comprobará de inmediato y en sus propias carnes cuáles son, más allá de intentar cambiar el mundo, los verdaderos gajes a los que tendrá que hacer frente en su nuevo cargo: veteranos apoltronados que, a poco que pueden, le cargan el muerto; un entorno de aduladores que, tras sus lisonjas, albergan la secreta ambición de destronar al alcalde; burócratas que suspiran por un despacho o mueren de envidia al sentirse desplazados por Alice... Todo ello, como no podía ser menos, trufado de zancadillas, triquiñuelas y maniobras varias en la lucha por hacerse con el poder.
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