Título original: The Devil's Disciple
Directores: Guy Hamilton y Alexander Mackendrick
Reino Unido/EE.UU., 1959, 83 minutos
El discípulo del diablo (1959) |
El pasado 20 de abril fallecía en Mallorca, a los 93 años de edad, el director Guy Hamilton, célebre por haber sido el responsable de varios títulos de la saga James Bond, entre los que destacan Diamantes para la eternidad (1971) o Vive y deja morir (1973). Mucho antes de eso, sin embargo, Hamilton había dirigido The Devil's Disciple, un interesante filme en blanco y negro, basado en la obra homónima de Bernard Shaw a propósito de la Guerra de Independencia americana, en el que, según parece, también intervino Alexander Mackendrick, aunque no figure en los títulos de crédito.
Vehículo para el lucimiento del trío de actores formado por Kirk Douglas, Burt Lancaster y Laurence Olivier (los dos primeros fueron, además, coproductores ejecutivos), El discípulo del diablo contaba con un ingenioso batallón de soldaditos de plomo para mostrar sobre el mapa las evoluciones de las tropas de uno y otro bando.
En lo esencial, la trama se centra en el cínico Richard Dudgeon (Douglas) y el puritano reverendo Anthony Anderson (Lancaster). Cuando el segundo de ellos, casto varón de conducta irreprochable, interceda en favor del padre de Richard, contraviniendo el dictamen oficial, se granjeará las iras de las autoridades coloniales. Pero Dudgeon no dudará en hacerse pasar por Anderson cuando vienen a detener al ministro presbiteriano, acción que motiva que la esposa del religioso (Janette Scott) caiga rendida a sus pies a partir de ese momento y que el prelado se acabe convirtiendo en un revolucionario más.
Durante el posterior juicio, Dudgeon hará gala de su fina ironía frente a los toscos ingleses, dejando en evidencia a los hombres del General Burgoyne (Olivier) incluso cuando tenga la soga al cuello: huelga decir que en el último minuto se salvará de morir ahorcado.
Olivier, un caballo, Douglas, Scott y Lancaster |
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