Título original: Le plaisir
Director: Max Ophüls
Francia, 1952, 97 minutos
Le bonheur n'est pas gai...
El placer (1952) de Max Ophüls |
Buena parte de lo dicho en la entrada anterior a propósito de Madame de... seguiría siendo válido al referirnos a El placer, la película que Max Ophüls estrenara un año antes a partir de tres relatos de Guy de Maupassant (1850–1893). De nuevo los largos planos secuencia, el gusto por el refinamiento decimonónico y la elegancia de una cuidadosa puesta en escena se hacen evidentes en un filme que fue claramente concebido para ensalzar la estética de un mundo que desaparece.
Siempre con la voz en off del propio Maupassant (el actor Jean Servais), se nos irán presentando los distintos episodios. El primero de ellos (también el más breve) tiene lugar durante un baile de disfraces y gira en torno a la misteriosa personalidad que se oculta tras la máscara de un "galán" que allí acude.
Le masque: ¿eterna juventud? |
El segundo de los segmentos es asimismo el más elaborado y extenso. Todo comienza en una casa de tolerancia, aunque no una cualquiera: la madama que la regenta es una mujer con principios, así como distinguida es la mayor parte de la clientela que cada noche se da cita en el lupanar. Pero un cierto caos se va a organizar cuando la casa cierra repentinamente sus puertas. La razón es que una sobrina de la señora Tellier va a recibir la primera comunión y tanto ella como sus pupilas viajarán en tren hasta la pequeña aldea rural para asistir a la ceremonia.
La maison Tellier: Rivet (Jean Gabin) queda prendado de las meretrices |
El último capítulo se centra en la relación de amor y odio que se establece entre el pintor Jean (Daniel Gélin) y su bella modelo Joséphine (Simone Simon): mientras son pobres y apenas se alimentan con latas de sardinas todo va bien, pero a la que él comienza a tener éxito como artista...
Le modèle: Jean (Daniel Gélin) y Joséphine (Simone Simon) |
El nexo común de las tres historias es el placer, ça va de soi!, pero no en el sentido estricto del término sino más bien en el de la añoranza que se siente cuando se sabe que nunca más se ha de volver a experimentar, al menos con la misma intensidad. En ese sentido, en "La máscara" el tema sería el placer que proporcionaba la juventud; en "La casa Tellier", el placer de la pureza que se perdió por el camino y en "La modelo", el placer que experimentaban Jean y Joséphine antes de que la fama terminase con sus sueños de bohemia. Efectivamente, la lectura que hace Ophüls del placer vuelve a ser pesimista una vez más y de ahí la paradójica afirmación del amigo de Jean al finalizar el relato de los hechos: "la felicidad no es alegre".
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