Título original: Il sol dell'avvenire
Director: Nanni Moretti
Italia/Francia, 2023, 95 minutos
El sol del futuro (2023) de Nanni Moretti |
Cuando un cineasta alcanza la venerable condición de septuagenario y atesora una carrera tan brillante como la del italiano Nanni Moretti (Brunico, 1953) se puede permitir el lujo de dirigir una película a la altura de Il sol dell'avvenire (2023). Y no sólo por lo que en ella dice (que, desde luego, el hombre se ha quedado a gusto), sino sobre todo por la credibilidad que le confiere una filmografía quizá un tanto irregular, pero siempre coherente en la forma y en el fondo.
Es probable que este último trabajo suyo no sea tan autobiográfico como a priori cabría pensar, y que ese director cuyas neuras hacen ir de cabeza a todo el equipo del filme que está rodando no se corresponda exactamente con su alter ego. En todo caso, el situar la acción de dicho proyecto en 1956, haciendo coincidir el momento de mayor efervescencia del PCI con los aciagos sucesos del Otoño húngaro, le permite llevar a cabo una reflexión a caballo entre el pasado y el presente que es a la vez ideológica y cinematográfica. A este respecto, dos son las cuestiones de fondo que aquí se plantean (aunque enunciarlas resulte un tanto de Perogrullo): "¿hacia dónde va el mundo?" y, al mismo tiempo, "¿hacia dónde va el cine?".
A ambas preguntas, Moretti responde con una comicidad no exenta de sarcasmo, dando a entender el fracaso de las utopías y, por ende, de una forma de entender la vida y el arte. De ahí la estupefacción del protagonista ante la ignorancia del joven colaborador que confunde a los comunistas con los rusos, el gusto por la violencia gratuita del que hacen gala los nuevos realizadores o el mercantilismo obtuso de los jerarcas de Netflix y su manía de reducirlo todo a algoritmos infalibles en los 190 países donde se comercializan sus insípidos productos.
Y, sin embargo, ante la locura colectiva, el viejo hombre de cine opta por mantenerse fiel a sus principios mediante una obra metaficcional que rinde homenaje al Fellini de Otto e mezzo (1963) y al Truffaut de La nuit américaine (1973), aparte de otras muchas referencias explícitas a lo largo del relato (la forma en que se inmiscuye en los asuntos de sus personajes, por ejemplo, pudiera recordar a Bergman o incluso a Woody Allen). Un irónico rayo de esperanza, ya desde el propio título, que nos recuerda cómo a menudo el gran teatro del mundo no difiere gran cosa de la troupe circense que, en los instantes finales, desfila alegremente rumbo a un destino incierto.
Muy apetecible.
ResponderEliminarDesde luego: Moretti es uno de los grandes cineastas de su generación.
EliminarUna película simpática y sincera. Además, me sentí identificado con el personaje, aunque debe ser cosa de la edad; la fui a ver con mi hijo de veinte y pico y la encontró patética (!).
ResponderEliminarUn abrazo.
No me sorprende, Ricard: cada generación tiene sus propios referentes. ¡Ley de vida! En todo caso, y a pesar de que no coincidáis en vuestras valoraciones, el hecho de que tu hijo vaya contigo al cine ya es todo un éxito.
EliminarUn abrazo.