viernes, 2 de noviembre de 2018

El amor de la actriz Sumako (1947)




Título original: Joyû Sumako no koi
Director: Kenji Mizoguchi
Japón, 1947, 96 minutos

El amor de la actriz Sumako (1947)


Dejando momentáneamente de lado las recreaciones históricas a las que era tan proclive, en El amor de la actriz Sumako (1947) Mizoguchi se decantó por otra de sus grandes pasiones: el teatro contemporáneo europeo. Porque ese cenáculo de intelectuales que vemos en la película afanándose por introducir en Japón las obras de Ibsen o Tolstói es calcado a los que el cineasta solía frecuentar durante sus años de juventud.

Al margen de lo chocante que pueda resultar para nuestra mirada occidental el modo que tienen estos actores nipones de llevar a escena Casa de muñecas o Resurrección, lo cierto es que se produce un innegable paralelismo entre el contenido de dichas obras y la historia de la pareja protagonista. Sobre todo en lo concerniente a Sumako (Kinuyo Tanaka), mujer liberada y, por ende, avanzada a su tiempo, pero que, precisamente a causa de esa misma independencia, tendrá que pagar un alto precio por su emancipación.



Aunque el momento culminante de dichas concomitancias entre ficción y realidad narrativa se produce cuando la troupe entona con brío enardecido uno de los coros finales de la Carmen de Bizet, secuencia de particular belleza por lo que tiene de pasional y trágica al mismo tiempo.

Sin embargo, conviene señalar que los ámbitos que acierta a conectar el realizador en esta cinta son tres y no dos, puesto que a las mencionadas similitudes entre los destinos de la sueca Nora, la rusa Ekaterina y la japonesa Sumako, que se mete en la piel de todas ellas, cabría sumar el de la propia Kinuyo Tanaka en la vida real, cuya relación con Mizoguchi pareció distanciarse a partir del momento en el que ella se atrevió a ser una de las primeras mujeres de su país en dirigir cine.


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