Título original: Un profil pour deux
Director: Stéphane Robelin
Francia/Bélgica/Alemania
En lugar del Sr. Stein (2017) |
Parece que a Stéphane Robelin le gusta tomarse su tiempo entre proyecto y proyecto, habida cuenta de los siete años que mediaron entre su primer y segundo largometraje (Real Movie en 2004 y Et si on vivait tous ensemble ? en 2011) y los seis transcurridos hasta Un profil pour deux, que se acaba de estrenar en nuestras carteleras con el nada sugerente título de En lugar del Sr. Stein. Comparte con la anterior un mismo interés por otorgar el protagonismo a personajes de edad avanzada, en un intento por romper prejuicios sobre lo que se considera que se puede o no se puede hacer en función de lo que marque el reloj biológico.
Pero volviendo a los dilatados lapsos de tiempo que separan cada una de sus películas, hay un detalle que avala dicha preferencia y es lo bien escrito que está el guion: ni un solo cabo suelto, hasta el más mínimo detalle atado y bien atado. En ese sentido, Robelin formaría parte de la misma escuela que otros ilustres directores franceses como Jean-Paul Rappeneau, célebre por lo minuciosamente que prepara cada uno de sus filmes. E incluso habría otra particularidad que une a ambos realizadores: su interés por Cyrano de Bergerac.
Confesaba Robelin recientemente en algunas de las entrevistas promocionales que la estructura de Un profil pour deux es similar a la de la obra de Rostand, de modo que Pierre (Pierre Richard) cumpliría una función similar a la del narigudo, Alex (Yaniss Lespert) vendría a ser una especie de Christian y Flora (Fanny Valette) el equivalente de Roxanne. A lo que luego se añaden otras capas de significación totalmente distinta: cómo internet ha cambiado las relaciones interpersonales, hasta qué punto se miente o se exagera en los perfiles de las redes sociales, la necesidad de establecer puentes entre generaciones, que no hay edad para enamorarse...
Dicho lo cual, podría pensarse que estamos ante un filme rupturista, iconoclasta, dispuesto a trastocar conciencias. Nada más lejos de la realidad: por lo que tiene de comedia amable, este Perfil para dos no plantea situaciones que vayan contra el statu quo en la sociedad actual. Todo lo contrario: al final son los convencionalismos los que se acaban imponiendo y los jóvenes se aparejan con los jóvenes y los mayores entre ellos. Y digo yo: ¿no habría sido mucho más interesante explorar la posibilidad de que la bella Flora acabase enamorándose verdaderamente del experimentado señor Stein? A fin de cuentas, ¿no es de sus románticos comentarios online de lo que queda prendada antes de desfacer todo el entuerto? Y, de hecho, se coquetea con esa posibilidad durante unos instantes para jugar con el espectador. En fin, considerando que esto es sólo un enredo simpático para pasar el rato y, de paso, volver a situar en primera línea a Pierre Richard (a sus 83 años, uno de los grandes de la escena francesa), tampoco tiene mucho sentido pedirle más. Lo principal es que uno sale del cine con una sonrisa en los labios.
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