sábado, 30 de septiembre de 2023

Número cero (1971)




Título original: Numéro zéro
Director: Jean Eustache
Francia, 1971, 113 minutos

Número cero (1971) de Jean Eustache


Una mesa camilla, una mujer de aspecto un tanto varonil parapetada tras sus gafas de sol y, de espaldas a la cámara, el director Jean Eustache, quien va anunciando con la claqueta cada uno de los segmentos que integran Numéro zéro (1971). Casi dos horas de interviú durante las cuales Odette Robert, abuela del cineasta, pasa revista a lo que ha sido su trayectoria vital, una existencia marcada por las duras condiciones de vida que siguieron a la primera contienda mundial y en la que enseguida se menciona una pequeña localidad del distrito de Burdeos cuyo nombre irá repitiéndose sucesivamente a lo largo de todo el relato: Pompignac.

Aparte de lo mucho que fuman, y de la cuerda inagotable que tiene la buena señora, llama poderosamente la atención la inusual camaradería que se establece entre nieto y abuela (sabido es que Eustache, tras el divorcio de sus padres, fue criado por ella), siendo este último quien le va sirviendo los güisquis con hielo e incluso le enciende, en no pocas ocasiones, los cigarrillos, presumiblemente Gauloises, para que así ella no pierda el hilo de lo que en ese momento esté contando.



De esta manera, son muchos los pormenores desvelados por la septuagenaria Odette, como la procedencia vasca de su familia paterna o los hijos que perdió a consecuencia de una fatídica meningitis o sencillamente por muerte súbita. Vivencias, a cuál más dura, que sin embargo no impiden que Madame Robert haga gala en todo momento de un excelente sentido del humor.

Lo cierto es que Eustache apenas si la interrumpe o interpela, con la salvedad de un instante en el que éste atiende una llamada telefónica, actuando más como testigo impasible que como entrevistador propiamente dicho. Por contra, es el objetivo el que se acerca más o menos a la informante (a veces en plano medio, otras mostrando el primer plano de su rostro surcado de arrugas), a medida que la anciana, ahora acogida por el nieto en su apartamento parisino, se sincera con todo lujo de detalles a propósito de su interesantísima biografía.

Con su biznieto Boris por las calles de París al inicio de la película


miércoles, 27 de septiembre de 2023

Viaje a la Luna (1902)




Título original: Le voyage dans la lune
Director: Georges Méliès
Francia, 1902, 15 minutos

Viaje a la Luna (1902) de Georges Méliès


El cine apenas mascullaba sus primeros balbuceos de arte incipiente cuando un tal Méliès, ilusionista para más señas, rueda una de las primeras películas de ciencia ficción de la historia. Y lo hace con la inocencia primitiva de quien ignora aún las posibilidades expresivas del lenguaje fílmico, plantando la cámara en un punto fijo para que sean únicamente los intérpretes los que se mueven de aquí para allá ante el objetivo. Es precisamente en dicho candor donde reside el encanto principal de Le voyage dans la lune (1902), obra maestra muda e imagen icónica gracias al simpático rostro de un satélite de queso en cuyo ojo se clava la nave/bala de los primeros hombres que allí ponen el pie.

Por lo demás, la imaginativa recreación de cómo pudiera ser la superficie lunar, recubierta de champiñones colosales e infestada de selenitas saltimbanquis, parece vagamente inspirada en las páginas de Julio Verne o H.G. Wells, si bien es el toque artesanal de Méliès lo que la convierte en una pieza única. En ese sentido, ya desde el cónclave inicial de astrónomos, con sus vistosas túnicas de aspecto medievalizante, la trama adquiere un innegable regusto cómico que irá incrementándose gradualmente conforme se vayan sucediendo los acontecimientos.



Por último, el colorido de sus fotogramas pintados a mano no hace sino reforzar el carácter festivo de una filigrana de orfebrería hoy felizmente restaurada para disfrute de quienes deseen adentrarse en el siempre atractivo universo del verdadero "inventor" del arte cinematográfico, aquel entusiasta (uno de los 35 privilegiados que tuvieron ocasión de asistir a la primera proyección de los Lumière en el parisino Salon Indien) que supo ver el potencial de las imágenes en movimiento. 

Desgraciadamente, las fanfarrias y desfiles laudatorios con los que las autoridades civiles y militares reciben en la ficción a los viajeros astrales tras su regreso precipitado a la Tierra (con paso previo por las profundidades marinas) contrasta vivamente con el triste destino que aguardaba a Méliès en la vida real, donde la codicia de Edison le privaría de la explotación comercial de su película en el mercado americano para, posteriormente, acabar sus días regentando un modesto quiosco en la estación de Montparnasse.



martes, 26 de septiembre de 2023

El sol del futuro (2023)




Título original: Il sol dell'avvenire
Director: Nanni Moretti
Italia/Francia, 2023, 95 minutos

El sol del futuro (2023) de Nanni Moretti


Cuando un cineasta alcanza la venerable condición de septuagenario y atesora una carrera tan brillante como la del italiano Nanni Moretti (Brunico, 1953) se puede permitir el lujo de dirigir una película a la altura de Il sol dell'avvenire (2023). Y no sólo por lo que en ella dice (que, desde luego, el hombre se ha quedado a gusto), sino sobre todo por la credibilidad que le confiere una filmografía quizá un tanto irregular, pero siempre coherente en la forma y en el fondo.

Es probable que este último trabajo suyo no sea tan autobiográfico como a priori cabría pensar, y que ese director cuyas neuras hacen ir de cabeza a todo el equipo del filme que está rodando no se corresponda exactamente con su alter ego. En todo caso, el situar la acción de dicho proyecto en 1956, haciendo coincidir el momento de mayor efervescencia del PCI con los aciagos sucesos del Otoño húngaro, le permite llevar a cabo una reflexión a caballo entre el pasado y el presente que es a la vez ideológica y cinematográfica. A este respecto, dos son las cuestiones de fondo que aquí se plantean (aunque enunciarlas resulte un tanto de Perogrullo): "¿hacia dónde va el mundo?" y, al mismo tiempo, "¿hacia dónde va el cine?".



A ambas preguntas, Moretti responde con una comicidad no exenta de sarcasmo, dando a entender el fracaso de las utopías y, por ende, de una forma de entender la vida y el arte. De ahí la estupefacción del protagonista ante la ignorancia del joven colaborador que confunde a los comunistas con los rusos, el gusto por la violencia gratuita del que hacen gala los nuevos realizadores o el mercantilismo obtuso de los jerarcas de Netflix y su manía de reducirlo todo a algoritmos infalibles en los 190 países donde se comercializan sus insípidos productos.

Y, sin embargo, ante la locura colectiva, el viejo hombre de cine opta por mantenerse fiel a sus principios mediante una obra metaficcional que rinde homenaje al Fellini de Otto e mezzo (1963) y al Truffaut de La nuit américaine (1973), aparte de otras muchas referencias explícitas a lo largo del relato (la forma en que se inmiscuye en los asuntos de sus personajes, por ejemplo, pudiera recordar a Bergman o incluso a Woody Allen). Un irónico rayo de esperanza, ya desde el propio título, que nos recuerda cómo a menudo el gran teatro del mundo no difiere gran cosa de la troupe circense que, en los instantes finales, desfila alegremente rumbo a un destino incierto.



lunes, 25 de septiembre de 2023

Papá Noel tiene los ojos azules (1966)




Título original: Le père Noël a les yeux bleus
Director: Jean Eustache
Francia, 1966, 50 minutos

Papá Noel tiene los ojos azules (1966) de Jean Eustache


El universo fílmico de Jean Eustache lo pueblan grupos de jóvenes provincianos que se reúnen en los cafés para charlar o explicarse sus últimas conquistas amorosas. Fuman, pasean, se encogen de hombros: su horizonte vital no dista gran cosa del de aquellos vitelloni fellinianos de vida ociosa. Se acerca, además, la víspera de Navidad y hace frío. Por eso aspiran a resguardarse en un confortable gabán, aunque éste sea prestado...

La anécdota central de Le père Noël a les yeux bleus (1966) arroja la impronta de una juventud a la intemperie que deambula sin rumbo fijo por las calles de Narbona. De hecho, lo mismo les da robar libros en una papelería que ganarse unos francos extra poniéndose una ridícula barba blanca de Santa Claus. Circunstancias que la elección del sonido directo no hace sino subrayar con un innegable regusto de cinéma vérité.

En ese mismo orden de cosas, la dedicatoria inicial a Charles Trenet también se presta a reforzar una sensación de cotidianeidad que la fotografía en blanco y negro (con Néstor Almendros de ayudante de cámara) convierte en el melancólico retrato de una generación decadente. Porque, y ahí radica la clave, lo que en realidad busca Daniel (Jean-Pierre Léaud) con tanto empeño no es sólo un poco de dinero para comprarse un abrigo nuevo, sino sobre todo el calor humano de alguna muchacha con la que pasar la nochebuena.



domingo, 24 de septiembre de 2023

Du côté de Robinson (1964)




Título alternativo: Les mauvaises fréquentations
Título en español: Cerca del Robinson
Director: Jean Eustache
Francia, 1964, 42 minutos

Du côté de Robinson (1964) de Jean Eustache


Primero de los dos cortometrajes que integran el díptico Les mauvaises fréquentations (estrenado en 1967 junto con Le père Noël a les yeux bleus), Du côté de Robinson (algo así como "Junto al Robinson" o "Rumbo a la sala de baile Robinson") transcurre durante una apacible tarde de domingo en la que dos individuos deciden alejarse del centro de París para dirigirse a Montmartre en busca de alguna incauta a la que seducir o incluso embaucar. Posibilidad que se concreta cuando, en plena calle, abordan a una joven (separada, madre de dos hijos), con la que enseguida entablan una cierta confianza.

Esa juventud ociosa, amoral, que coquetea con la delincuencia, o que al menos comete delitos de poca monta, constituye el eje central de una película muy Nouvelle Vague, la carta de presentación de un cineasta que en lo sucesivo se caracterizaría por el cultivo de un malditismo cuyo rasgo más definitorio reside en la abulia de sus personajes. Así pues, la rutina en la que éstos viven inmersos, unida a la atmósfera decadente que se respira en los ambientes que frecuentan, configuran el espacio propicio para que unos y otros intenten resarcirse del vacío existencial que les atenaza.



sábado, 23 de septiembre de 2023

La velada (1963)




Título original: La soirée
Director: Jean Eustache
Francia, 1963, 8 minutos

La velada (1963) de Jean Eustache


El primer Eustache no es ni siquiera eso, apenas siete minutos sin sonido de un proyecto inconcluso, presumiblemente abandonado, y sólo accesible hasta épocas muy recientes. El escaso "argumento" de La soirée (1963) podría más o menos resumirse así: un grupo de personajes (mayoritariamente hombres, aunque también hay dos mujeres) se encuentran reunidos en una habitación. Uno de los asistentes lee en voz alta un texto, quizá escrito por él. Acabada la lectura, le aplauden, charlan, una pareja continúa besándose, deambulan de aquí para allá por otros espacios de la casa, el anfitrión les anuncia algo, una joven se troncha de risa desde el balcón...

Según parece, la historia debía continuar con la velada propiamente dicha, la que se anuncia desde el título y que no es esa reunión informal arriba descrita, sino un encuentro con un célebre cineasta cuyo nombre se mantiene en el anonimato. Nunca sabremos cómo habría sido esa película, si bien los encuadres o la puesta en escena hacen ya presagiar, pese a sus imperfecciones, al inmenso autor que estaba por venir.



martes, 19 de septiembre de 2023

Creatura (2023)




Directora: Elena Martín Gimeno
España, 2023, 112 minutos

Creatura (2023) de Elena Martín


Si algún reproche se le puede recriminar a Elena Martín Gimeno, protagonista y directora de Creatura (2023), es el hecho de que su película apunta tal vez en demasiadas direcciones, aunque finalmente no concreta ninguna. Queda claro, desde buen principio, que todo gira en torno a la vida afectiva de una treintañera, Mila, quien, tras una crisis de pareja, llevará a cabo una introspección regresiva cuyos dos momentos álgidos nos sitúan, respectivamente, en la adolescencia y primera infancia del personaje. Etapas cruciales, dicho sea de paso, para la formación del carácter, pero también en lo que concierne a experiencias iniciáticas que posteriormente le pasarán factura, dando como resultado una sexualidad a todas luces insatisfactoria.

De la relación con sus padres (Alex Brendemühl y Clara Segura) se desprende que la Mila de quince años se sintió a menudo incomprendida, víctima de unos condicionantes sociales que por ejemplo impedían que una chica pudiese quedarse a dormir en casa de un amigo o que en el pueblo pasaran a señalarla con el dedo por mostrar sus encantos a través del Messenger o besarse con algún chaval a la luz de la luna en las calas recónditas de una playa solitaria.



Lo sorprendente es que la niña que fue alguna vez daba ya muestras de una precocidad indiscutible al proclamar a las cuatro vientos "¡Me bota la vulva!" y restregarse contra enseres y aun allegados (incómodos ante la evidencia de que una cría de tan corta edad se masturbe). Origen, todo ello, de futuros traumas y bloqueos emocionales, ya sean en forma de disputas familiares o de urticaria recurrente.

Después de haber sido una de Les amigues de l'Àgata (2015) y de deslumbrar con su primer largo, Júlia ist (2017), la joven realizadora catalana vuelve a la carga con una cinta, premiada en Cannes, a medio camino entre el retrato generacional y la reivindicación feminista. Queda por ver, eso sí, si el filme, además de a millennials y colegialas de la Generación Z, es capaz de entusiasmar también a otros sectores del público. De momento parece ser, según tuiteó hace unos días la distribuidora Avalon, que a la reina Letizia le ha encantado.



domingo, 17 de septiembre de 2023

La consagración de la primavera (2022)




Director: Fernando Franco
España, 2022, 109 minutos

La consagración de la primavera (2022)


Cuando aún resuenan las emotivas palabras de Telmo Irureta al recoger hace unos meses el Goya al Actor Revelación, reivindicando el derecho de las personas discapacitadas a disfrutar plenamente de su propia sexualidad, nos ha parecido oportuno volver a una película que afronta con ternura, pero también con valentía, cuestiones de hondo calado ético.

Por varios motivos, La consagración de la primavera (2022) representa un enfoque radicalmente necesario de una circunstancia que rara vez ha sido abordada por nuestra cinematografía. En ese sentido, el trabajo de Fernando Franco se suma a propuestas anteriores como, por ejemplo, Yo, también (2009) de Antonio Naharro y Álvaro Pastor, en la que un muchacho con síndrome de Down se enamoraba de una compañera de trabajo.



El caso es que el director Fernando Franco (Sevilla, 1976) y su guionista Bego Arostegui construyen una historia que va más allá de las necesidades fisiológicas de David (Irureta) para centrarse en una universitaria, estudiante de primero de química, cuya incapacidad para relacionarse satisfactoriamente con los demás termina por unirla durante un tiempo con alguien aquejado por la misma necesidad de afecto.

Aunque el bloqueo de Laura (Valèria Sorolla) obedece a razones principalmente madurativas, ligadas a la educación religiosa que le inculcaron sus padres y al hecho de lo difícil que le resulta desenvolverse en una gran ciudad, lejos de su Manacor natal. De tal modo que, una vez superada esa incertidumbre, comenzará a sentir que su relación con David y con la madre de éste (Emma Suárez) la ha convertido en una especie de "prostituta" por culpa de los setenta euros semanales que percibe a cambio de sus servicios como asistente sexual. Se habrá cumplido entonces un ciclo, un rito iniciático, y la joven emprenderá el vuelo definitivo, rumbo hacia la vida adulta.



sábado, 16 de septiembre de 2023

La vampira de Barcelona (2020)




Director: Lluís Danés
España, 2020, 106 minutos

La vampira de Barcelona (2020) de Lluís Danés


Una puesta en escena deliberadamente teatral (en el buen sentido de la palabra) permite que la acción de La vampira de Barcelona (2020) transcurra en la Ciudad Condal de principios del siglo XX sin menoscabo de la verosimilitud o credibilidad de su trama. Que, como todo el mundo sabe a estas alturas, recrea un caso real que en su momento hizo correr ríos de tinta: el de Enriqueta Martí Ripollés (1868-1913), más conocida como «La vampira de la calle de Poniente (hoy Joaquín Costa)» o «La vampira del Raval».

Jugando continuamente con el contraste entre las secuencias en color (pocas, con predominio del rojo) y el blanco y negro de la práctica totalidad del relato, el realizador Lluís Danés firmaba una interesantísima cinta, en formato panorámico, en la que lo histórico y lo onírico se daban la mano con absoluta naturalidad. A este respecto, la dirección artística del propio Danés destaca por una imaginativa concepción de los decorados que en ocasiones rehúye el realismo para adentrarse por unos vericuetos que pudieran recordar remotamente a los de la estética del expresionismo.



Sin embargo, el guion de Lluís Arcarazo y la novelista María Jaén no hace recaer el protagonismo sobre la susodicha Enriqueta (Nora Navas), sino que convierte a Sebastià Comas (Roger Casamajor), un oscuro reportero adicto a la morfina, en el centro de la investigación. A su vez, el periodista frecuenta la compañía de Amèlia (Bruna Cusí), una prostituta con ínfulas de cantante de ópera que lucha denonadamente por dejar atrás los sinsabores de su sórdido pasado.

Y es que en los bajos fondos de aquella Barcelona aparentemente próspera se daban cita las altas personalidades de una sociedad tan corrupta como ostentosa. Caldo de cultivo, pues, para que la depravación de la selecta burguesía saciase su sed de vicio gracias a una siniestra red de tráfico de menores encargada de abastecer a las casas de lenocinio más distinguidas de la ciudad. Supuestos raptos, crueles tormentos y otras aberraciones que la inoperancia de las autoridades policiales, encabezadas por el comisario Amorós (Sergi López), y el sensacionalismo de la prensa local, liderada por Méndez (Mario Gas), contribuirían a elevar a la categoría de leyenda urbana.



viernes, 15 de septiembre de 2023

Dogman (2018)




Director: Matteo Garrone
Italia/Francia, 2018, 103 minutos

Dogman (2018) Matteo Garrone


Por mucha miseria que mostrasen las películas del neorrealismo italiano, lo cierto es que había en ellas un lado entrañable, fruto del humanismo que destilaban sus personajes. Hoy en día las cosas han cambiado mucho y de aquel país en ruinas se ha pasado a una sociedad cada vez más decrépita que parece abrir de nuevo las puertas al advenimiento del fascismo. Algo de ello se trasluce en buena parte de la filmografía de Matteo Garrone (Roma, 1968). Tal sería el caso, al menos, de Gomorra (2008), con su crudo retrato de la mafia moderna, o de la esperpéntica Dogman (2018), historia de un peculiar individuo, peluquero canino por más señas, cuya mísera existencia oscila entre lo repulsivo y lo patético. Sobre todo por la poca inteligencia que demuestra cuando le dan a elegir entre ir a la cárcel o delatar al matón del barrio que abusa continuamente de su buena fe.

Sin embargo, y pese a tratarse de un vulgar traficante de medio pelo, siempre metido en oscuros trapicheos, Marcello demuestra a menudo que tiene buenos sentimientos. Ya, de entrada, porque es capaz de volver a la casa desvalijada por sus compinches sólo para rescatar a un pobre chucho que otro más cruel que él había metido en un congelador. Aunque son las continuas atenciones que le dedica a Alida, su hija pequeña, la mejor prueba de que el hombre, por muy cutre que sea su realidad cotidiana y por muy pocas luces que tenga, resulta, por encima de todo, una buena persona. Lo malo es que, viviendo en un ambiente tan sórdido, el porvenir de Marcello se complica más de la cuenta (si es que alguna vez tuvo opciones de salir indemne de la mezquindad que lo rodea).



En el fondo, el carácter tragicómico del personaje denota una lucha interior mucho más profunda, la de alguien que, harto de resignarse, se acaba rebelando contra su propia debilidad en una huida hacia adelante similar a la lucha de David contra Goliat o, en clave teatral, al célebre desenlace de Terra baixa (1897) de Guimerà. Como también podrían citarse referentes a nivel cinematográfico. Por ejemplo, el momento álgido de El expreso de medianoche (Midnight Express, 1978) de Alan Parker.

En definitiva, el brutal Simone (Edoardo Pesce) simboliza ciertamente la encarnación de todos los males, de la misma forma que Marcello (un espléndido Marcello Fonte, premio a la mejor interpretación en Cannes) personifica el drama de un ser puro de corazón condenado, mal que le pese, a llevar una vida de perro.



martes, 12 de septiembre de 2023

Las dos caras de la justicia (2023)




Título original: Je verrai toujours vos visages
Directora: Jeanne Herry
Francia, 2023, 118 minutos

Las dos caras de la justicia (2023) de Jeanne Herry


Independientemente de lo ventajosa que pueda resultar la justicia restaurativa (término con el que se designa el proceso para compensar a las víctimas y así involucrar a los propios delincuentes haciéndolos responsables de sus acciones en la resolución de conflictos), al espectador medianamente crítico le asalta de inmediato la sensación de que Je verrai toujours vos visages (2023) ha sido concebida con la finalidad de dorarle una píldora que quizá no le apetece tragarse. Dicho lo cual, vaya por delante el máximo respeto hacia un filme que, tendencioso o no, contiene momentos de extraordinaria intensidad dramática.

No en vano, el reparto lo integran intérpretes de la altura de Leïla Bekhti (Nawelle) o Gilles Lellouche (Grégoire), ambos magníficos en sus respectivos monólogos. Y es que la propuesta de la realizadora Jeanne Herry (París, 1978, hija de la también actriz Miou-Miou) conlleva que los personajes se desnuden ante la cámara, verbalizando (y, por tanto, haciendo aflorar) heridas que soportan desde que padecieron o cometieron algún delito que ahora tienen la oportunidad de redimir. Aunque, al mismo tiempo, tanto los voluntarios como los profesionales que supervisan estos careos protagonizan, en paralelo, escenas de distensión, repletas de risas y complicidad, durante sus ratos de ocio.



Función catártica, pues, de una terapia cuyos participantes, colocados simbólicamente en círculo y pasándose el testigo antes de intervenir, pertenecen a diferentes edades, sexo, raza o clase social, como si se quisiera remarcar con ello la diversidad (es decir, la enorme riqueza) de una sociedad, la Francia del siglo XXI, a la que a menudo se recrimina su falta de cohesión.

En definitiva, se trata de una película que aboga por el valor terapéutico del diálogo, si bien no todos los damnificados, como en el complejo caso de Chloé (Adèle Exarchopoulos), llegan a superar los traumas que les aquejan. Sea como fuere, los hay que optan por el perdón a la hora de liberarse de la pesada mochila que arrastran a consecuencia de algún atraco con violencia o incluso de alguna agresión sexual. Vivencias que, de todos modos, han dejado una huella indeleble en cada uno de ellos, como se desprende del título original de la película, que en francés vendría a ser algo así como "Veré siempre vuestras caras".



lunes, 11 de septiembre de 2023

La noche del 12 (2022)




Título original: La nuit du 12
Director: Dominik Moll
Francia/Bélgica, 2022, 115 minutos

La noche del 12 (2022) de Dominik Moll


Aparte de haber obtenido varios premios César y Lumière, lo verdaderamente llamativo de un thriller como La nuit du 12 (2022) radica en su particular forma de adentrarse en las pesquisas policiales de un crimen sin resolver. De hecho, parece que lo de menos sea identificar al asesino, al cual vemos (aunque encapuchado) en el momento de prenderle fuego a la víctima, sino captar una determinada atmósfera, la vida aparentemente apacible de una ciudad de provincias cercana a los Alpes. A este respecto, el cineasta Dominik Moll reitera una de las constantes de su filmografía, plagada de películas que, desde Harry, un ami qui vous veut du bien (2000) hasta Seules les bêtes (2019), transcurren casi siempre en ambientes alejados del mundanal ruido.

El silencio es, de hecho, uno de los elementos definitorios de una puesta en escena tan lánguida como el lugar donde se sitúa la acción. Así pues, lo cotidiano se impone por encima de elementos narrativos propiamente clásicos, alternando el dolor de los padres de la chica muerta con la camaradería de los agentes encargados del caso. Hasta el extremo de que el guion, basado en una novela de Pauline Guéna, a su vez inspirada en hechos reales, se desdobla en dos tramas simultáneas.



En ese orden de cosas, el empeño del capitán Vivès (Bastien Bouillon) por identificar al autor material del asesinato se traduce visualmente en su obsesivo pedaleo dentro de un velódromo, siempre dando vueltas a los mismos indicios, pero sin llegar nunca a pruebas concluyentes. Un círculo vicioso tan nocivo como la crisis matrimonial a la que debe hacer frente su compañero Marceau (Bouli Lanners), el típico veterano curtido y bastante desengañado.

Lo cierto es que ya desde los créditos iniciales se advierte que la muerte de la joven Clara Royer (Lula Cotton-Frapier) pertenece al veinte por ciento de crímenes que quedan sin esclarecer, lo cual supone un reto a la hora de conseguir que el espectador mantenga su interés de principio a fin. Quizá por ello se producen giros inesperados de otro tipo (y no muy bien resueltos), más propios de una serie televisiva, como la desaparición repentina de Marceau, sobrepasado por el devenir de los acontecimientos, o un salto temporal hacia adelante de tres años. En todo caso, no puede negarse que la historia está bien llevada y cuando finalmente vemos al capitán a lomos de su bicicleta, en plena montaña, queda meridianamente claro que el nudo gordiano de sus inquietudes ha quedado al fin resuelto.



domingo, 10 de septiembre de 2023

Memorias de París (2022)




Título original: Revoir Paris
Directora: Alice Winocour
Francia, 2022, 105 minutos

Memorias de París (2022) de Alice Winocour


La brutal ola de atentados terroristas que en los últimos años ha ido sucesivamente asolando la capital francesa tiene ya su reflejo en distintas películas, como por ejemplo Un año, una noche (2022) de Isaki Lacuesta, sobre la masacre acaecida en la sala Bataclan y que tuvimos ocasión de comentar en su día, o la cinta que ahora nos ocupa, la francesa Revoir Paris (2022) de Alice Winocour.

Esta última está protagonizada por Mia (Virginie Efira), una traductora que, tras sobrevivir a un tiroteo en un céntrico restaurante parisino, deberá hacer frente a las secuelas que le impiden recordar buena parte de tan terrible vivencia. Lo cual la lleva a embarcarse en una dolorosa reconstrucción de los hechos en la que, gracias a una asociación de víctimas, entra en contacto con Thomas (Benoît Magimel), superviviente, igual que ella, de aquella fatídica velada.



Como consecuencia de todo este proceso, Mia se ve gradualmente abocada a replantearse su propia vida, al tiempo que le obsesiona dar con el paradero del individuo que la tomó de la mano durante los interminables minutos que duró el ataque de los extremistas. Ardua búsqueda, dado que el hombre en cuestión es uno de tantos inmigrantes en situación irregular y forzado, por ende, a ir continuamente de aquí para allá con tal de ganarse el sustento.

Partiendo de la base de que abordar semejante herida, aún abierta y cuyos efectos aquejarán durante decenios a la sociedad francesa en su conjunto, representa una empresa tan valiente como arriesgada, conviene,  sin embargo, puntualizar que el resultado final adolece tal vez de una cierta falta de cohesión, como si los distintos episodios narrados constituyesen apenas un relato más bien previsible. En cualquier caso, Winocour acierta a plasmar en imágenes las emociones a flor de piel de sus personajes, ciudadanos anónimos marcados por la tragedia, aunque sus heridas no siempre sean visibles a simple vista.



sábado, 9 de septiembre de 2023

Mantícora (2022)




Director: Carlos Vermut
España, 2022, 115 minutos

Mantícora (2022) de Carlos Vermut


Con la sutileza propia de una obra maestra, Mantícora (2022) plantea un escenario en el que los traumas infantiles de los protagonistas terminan siendo obvios sin necesidad de que haya que verbalizarlos abiertamente. Meritorio trabajo, pues, el de un Carlos Vermut que se supera película tras película y que contó para la ocasión con una soberbia pareja de intérpretes. Por una parte, Nacho Sánchez (Julián) encarna a un tímido diseñador de videojuegos, mientras que Diana (Zoe Stein) representa la abnegación de una hija siempre dispuesta a cuidar de su padre convaleciente.

Una puesta en escena cadenciosa contribuye a crear la atmósfera necesariamente sombría que requiere la historia de un reputado ilustrador, experto en concebir criaturas aberrantes, cuyas monstruosas creaciones no son más que el fiel reflejo de su atormentado mundo interior. De ahí que la irrupción en su vida de la dulce Diana calme momentáneamente el desasosiego de los ataques de ansiedad recurrentes que padece desde que salvó de las llamas de un incendio al niño pianista del piso de enfrente.



No cabe duda de que abordar temas tan incómodos como, en este caso, la pederastia representa un reto para cualquier hombre de cine por más transgresor que éste sea. Y lo cierto es que Vermut (Madrid, 1980), quien ya diera muestras de su atrevimiento en las anteriores Quién te cantará (2018) o Magical Girl (2014), supera con nota el desafío de que el espectador empatice con un tipo que, a fin de cuentas, no deja de ser él mismo una víctima.

Por lo demás, la cinta explora territorios poco habituales en una cinematografía que, como la nuestra, suele ser por desgracia bastante proclive, en el mejor de los casos, a lo estrictamente convencional, cuando no a la más chabacana frivolidad. Muy al contrario, los referentes de los que bebe Mantícora se inscriben en un amplio y rico espectro donde tanto tienen cabida las pinturas negras de Goya (con visita incluida de los personajes al Museo del Prado) o el manga japonés, pasando por la realidad virtual. Y todo al servicio de una trama en torno a la soledad y la incomunicación, pero también, aunque cueste más advertirlo, sobre el poder redentor del amor.



miércoles, 6 de septiembre de 2023

Las chicas están bien (2023)




Directora: Itsaso Arana
España, 2023, 86 minutos

Las chicas están bien (2023) de Itsaso Arana


Si, tal y como afirma el personaje de Bárbara Lennie en un momento determinado de Las chicas están bien (2023), "Las películas son cartas al futuro", entonces no cabe la menor duda de que el debut tras las cámaras de la hasta ahora actriz Itsaso Arana (Tafalla, Navarra, 1985) anticipa las líneas maestras de una obra que está llamada a perdurar en el tiempo. Lo cual no significa que la cinta, como todo filme primerizo, no tenga sus luces y sombras, si bien esas posibles carencias quedan de sobra compensadas por la valentía que rezuma un guion en el que los límites entre ficción y realidad se diluyen con la frescura propia de un juego.

Las cinco intérpretes que integran el reparto mantienen, de hecho, sus nombres reales a la hora de meterse en la piel de sus respectivos personajes, de modo que el ejercicio de introspección que llevan a cabo, sincerándose ante la cámara, resulta todavía más auténtico. Son reflexiones en voz alta que revelan desde el desconsuelo de la hija que perdió demasiado pronto a un padre o a una madre hasta la ilusión de la embarazada que espera su primer retoño, pasando por la joven que, envalentonada tras no pocos titubeos, decide finalmente declararse a su novio francés, aunque sea mediante una nota de voz que ésta le envía por WhatsApp.



Por otra parte, el enfoque eminentemente femenino/feminista de la trama deja traslucir una visión de lo que significa ser mujer hoy en día que implica una relectura empoderada del cuento de la princesa y el guisante. De ahí la complicidad entre mujeres de distintas generaciones (la niña encantada con la idea de hacer teatro, la abuela capaz de adivinar el sexo del futuro bebé con tan sólo echarle un vistazo a la madre) en un contexto en el que la presencia masculina se limita a un hermano ausente y al fugaz ligue veraniego de una de las protagonistas con un chico del pueblo.

Aun así, la originalidad de una propuesta tan sumamente sincera reside en su carácter de work in progress, logrando que el proceso de ensayo de una pieza teatral se acabe convirtiendo, aparte de en la propia película, en una interesantísima terapia desmitificadora cuyas participantes, aisladas durante varios días en un idílico marco campestre, lo mismo se expresan en castellano que en vasco. Definitivamente, conviene saludar con la efusividad que merece la irrupción en nuestro panorama fílmico (a veces convencional en exceso) de una autora con las ideas tan claras.



sábado, 2 de septiembre de 2023

Diamond Flash (2011)




Director: Carlos Vermut
España, 2011, 129 minutos

Diamond Flash (2011) de Carlos Vermut


Ópera prima del realizador Carlos Vermut, Diamond Flash (2011) resultó en su momento una película tan inaudita como turbadora, dividida en cuatro capítulos de nombre no menos enigmático: "Familia", "Identidad", "Sangre" y "Destello de diamante". Una propuesta que en principio pudiera desconcertar, pero cuyas piezas irán poco a poco encajando hasta finalmente desvelar los entresijos que unen los destinos de los distintos personajes. Mujeres que, a juzgar por lo errático de su comportamiento, es muy probable que arrastren las secuelas de algún tipo de trauma, ya sea por malos tratos, abuso sexual o cualquier otra obsesión relacionada con una infancia turbulenta.

No puede decirse que la historia personal de cada una de ellas invite precisamente al optimismo, desde la madre que se resigna a "caerse" tres veces al mes por las escaleras hasta la hija que, al cabo de los años, parece condenada a repetir ese mismo patrón en sus relaciones afectivas. Aunque peor se pone la cosa cuando se intuyen oscuros tejemanejes que implicarían tráfico de menores o quién sabe si incluso trata de blancas, siempre mediante métodos expeditivos de fatales consecuencias y en cuyo desenlace suele intervenir un misterioso encapuchado.



La puesta en escena por la que opta Vermut, intensamente morosa, basa su razón de ser en las cualidades interpretativas de unas actrices que saben manejar los tiempos con la precisión que requiere el sesgo dramático de sus respectivos papeles. Tal es el caso, por ejemplo, de Eva Llorach, impecable en su composición de una madre desesperada por encontrar a su hija de nueve años, pero al mismo tiempo atormentada por los fantasmas que pueblan su recuerdo.

En definitiva, tanto las presuntas víctimas que encubren a sus maltratadores como quienes ejercen la violencia en distintos grados de perfidia prefiguran un universo truculento que va a ser habitual en la posterior filmografía del director de títulos tan emblemáticos como Magical Girl (2014) o la más reciente Mantícora (2022).



viernes, 1 de septiembre de 2023

Persépolis (2007)




Directores: Vincent Paronnaud y Marjane Satrapi
Francia/EE.UU., 2007, 96 minutos

Persépolis (2007) de Marjane Satrapi y V. Paronnaud
 

Los avatares de una joven iraní antes, durante y después de la Revolución Islámica sirvieron de base para que la dibujante Marjane Satrapi (Rasht, 1969), autora de la novela gráfica Persépolis, dirigiese la versión fílmica de una historia de aprendizaje que, en definitiva, es la suya propia. De ahí que los hechos descritos adquieran una trascendencia aún mayor considerando el carácter trágico que ya de por sí reviste el advenimiento de un régimen tan sanguinario como el de los ayatolás.

A este respecto, la elección del blanco y negro, enmarcado por el ligero colorido del presente, en la sala de espera de un aeropuerto, desde el que la protagonista rememora su trayectoria vital, subraya la naturaleza agridulce de cuanto aquí se expone. Porque, y eso es lo verdaderamente relevante, ni la implacable represión ejercida contra la población en general (y contra las mujeres en particular) ni el brutal alcance de dicha coyuntura a nivel familiar impiden que aflore a cada paso una nota humorística que aporta frescura y, sobre todo, humanidad.



Aparte del vínculo con su tío Anouche, militante comunista y víctima del fundamentalismo chiita, tal vez sea la relación con la abuela uno de los aspectos más entrañables de una película en la que el trasfondo histórico queda supeditado a cómo esa niña (y luego adolescente) hereda de sus mayores una particular visión del mundo que la lleva a rebelarse contra las injusticias aun a riesgo de posibles represalias.

Dicha complicidad entre mujeres de distintas generaciones pone en valor cómo el germen de la libertad se transmite a pesar de todas las trabas que los guardianes de la decencia despliegan en un país regido por la ley Sharia. Rigidez que finalmente empuja a Marjane a su exilio europeo, pero que, sin embargo, no podrá romper nunca el especial lazo que une a la joven con la cultura milenaria de su tierra.