miércoles, 2 de agosto de 2017

Animales nocturnos (2016)




Título original: Nocturnal Animals
Director: Tom Ford
EE.UU., 2016, 116 minutos

Animales nocturnos (2016) de Tom Ford


Tengo la sensación de ya haber escrito esto antes, quizás porque, llevado de mi deformación profesional, cuando en la trama de una película interviene algún elemento mínimamente literario, hay tendencia a generarse unas expectativas muy altas. Me pasó con Night Train to Lisbon (2013) de Bille August, luego con la francesa Un homme idéal (2015) de Yann Gozlan y ahora con estos Animales nocturnos que ha dirigido el diseñador americano Tom Ford.

Que a una galerista le llegue un misterioso paquete con el original de una novela escrita por su exmarido es un punto de partida más que prometedor, máxime cuando los títulos de crédito han arrancado con la sugerente danza de unas rollizas animadoras. Pero ahí queda todo: por más que la acción vaya saltando, sucesivamente, de la ficción a la realidad; por más que Susan (Amy Adams) se quede enganchada a la lectura de un libro repleto de coincidencias con su propio pasado, a Nocturnal Animals le falta ese no sé qué definitivo que la convierta en un thriller deslumbrante.



Cierto que Michael Shannon está más o menos bien en su papel de enfermizo y un tanto amargado detective Andes o Aaron Taylor-Johnson como el matón Ray Marcus; o que Jake Gyllenhaal se desdobla en dos personajes (uno en la novela, el otro en el recuerdo) atormentados por su propio sentimiento de debilidad, pero la cosa no acaba de funcionar del todo. ¡Qué le vamos a hacer!

Y, para colmo, sólo faltaba que, en determinados momentos, la banda sonora plagie descaradamente el estilo inconfundible de Philip Glass: ¿a santo de qué? Desde luego, películas como ésta demuestran que en el cine hacen falta algo más que arranques prometedores o finales abiertos a gusto del consumidor para saber llevar una historia a buen puerto.

El sentimiento de culpa se irá apoderando de Susan (Amy Adams)

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