domingo, 5 de julio de 2015

Luces de la ciudad (1931)




Título original: City Lights
Director: Charles Chaplin
EE.UU., 1931, 87 minutos




Para muchos, Luces de la ciudad es la mejor de las películas que realizara Chaplin, quizá por su delicadeza a la hora de mostrar la tierna relación que une a la violetera ciega con el vagabundo. Fue, en todo caso, la primera experiencia de Chaplin en el cine sonoro, algo a lo cual era, por cierto, bastante reacio. Creyendo que se trataba de una moda pasajera, se fue resistiendo todo lo que pudo hasta que no le quedó más remedio que rendirse a la evidencia. De todas maneras, su adaptación fue gradual: comenzó con efectos sonoros y musicales y no sería hasta 1940, fecha de estreno de El gran dictador, que rodase una película casi íntegramente dialogada.

Fiesta en casa del multimillonario


De cómo se burlaba Chaplin de las talkies (o películas habladas) hay un muy buen ejemplo al inicio de Luces de la ciudad: el alcalde y una ilustre dama de la alta sociedad se disponen a inaugurar un grupo escultórico; pero, llegado el momento de los 'discursis', lo que se escucha en lugar de sus pomposas palabras es un ridículo ronroneo, bastante explícito de lo que pensaba Chaplin sobre el escaso valor de la palabra frente a la imagen.

Probando suerte como boxeador


Aun así, supo sacarle un notable partido a los efectos sonoros desde el punto de vista de la comicidad. Por ejemplo, cuando, durante el transcurso de la fiesta en casa del millonario, Charlot se traga un silbato y, como consecuencia, chifla cada vez que tose. Aunque, respecto a los gags de Chaplin, a pesar de su innegable genialidad, un examen detallado de los mismos demuestra que a menudo recurría a las mismas ingeniosidades. Como en el caso de la silla que se retira justo en el momento en el que alguien está a punto de sentarse: además de en Luces de la ciudad, vemos la misma broma en El circo (1928) y en El gran dictador (1940). Sea como fuere, lo que queda claro es que a partir de Tiempos modernos (1936) la sensación de déjà vu se acentúa progresivamente en los films de Chaplin.

En fin, con o sin autoparodia, con o sin plagio de la banda sonora, quedarán para el recuerdo los acordes de la música del maestro Padilla en esta, según los títulos de crédito iniciales, entrañable "comedy romance in pantomime" que fue City Lights.


Con Virginia Cherrill
Estropeando la inauguración
Haciendo de barrendero
Salvando a Harry Myers

No hay comentarios:

Publicar un comentario