Director: Lars von Trier
Dinamarca/Francia/Alemania/Suecia, 1991, 112 minutos
Sí, no vacilo en pronunciar tales palabras. ¿Qué sentido debemos otorgar a esta poderosa organización? Estriba en detener a inocentes e incoar procesos carentes de sentido, en la mayor parte de las ocasiones, como en la mía, sin ningún resultado.
Franz Kafka
El proceso
You will now listen to my voice. My voice will help you and guide you still deeper into Europa. Every time you hear my voice, with every word and every number, you will enter into a still deeper layer, open, relaxed and receptive. I shall now count from one to ten. On the count of ten, you will be in Europa. I say: one. And as your focus and attention are entirely on my voice, you will slowly begin to relax. Two, your hands and your fingers are getting warmer and heavier. Three, the warmth is spreading through your arms, to your shoulders and your neck. Four, your feet and your legs get heavier. Five, the warmth is spreading to the whole of your body. On six, I want you to go deeper. I say: six. And the whole of your relaxed body is slowly beginning to sink. Seven, you go deeper and deeper and deeper. Eight, on every breath you take, you go deeper. Nine, you are floating. On the mental count of ten, you will be in Europa. Be there at ten. I say: ten...
Que una película comience con un intento de hipnotizar al espectador es un recurso sin duda impactante. Pero si la voz que nos susurra el conjuro es la de Max von Sydow entonces ya no hay escapatoria posible: durante casi dos horas uno no sabrá muy bien si está viendo un filme o teniendo una pesadilla. Así es la Europa de Lars von Trier, un universo de innegables resonancias kafkianas con el que culminó su trilogía sobre el continente europeo tras El elemento del crimen (1984) y Epidemic (1988).
Ambientada en la Alemania de 1945, se centra en la figura de Leopold Kessler (nótese la K inicial de su apellido, como el protagonista de El Proceso), un joven americano que viaja a la tierra de sus antepasados para trabajar junto a su tío en la compañía de ferrocarriles Zentropa. Hasta que aparece una tal Katharina Hartmann, mujer misteriosa (y fatal) involucrada en grupos de resistencia contra las fuerzas aliadas, y todo se complica.
Plano cenital de la sangre en el baño |
Visualmente, Europa es una película muy oscura, de acción totalmente nocturna y ambientes opresivos. Aunque a pesar de estar rodada mayoritariamente en blanco y negro, incluye determinadas escenas en color, a veces únicamente objetos, con la finalidad de realzar el valor expresivo de los mismos. Tal es el caso de la sangre que, en un momento determinado, brotará súbitamente bajo la puerta del baño. Otro de los recursos utilizados consiste en proyectar imágenes que complementan la acción de la escena de tal manera que los actores interactúen con ellas.
Por último, cabría destacar, igualmente, el uso deliberado que se hace de determinadas convenciones del Cine Negro y de suspense, llegando incluso a escucharse una variación del tema central que compusiera Bernard Herrmann para la banda sonora de Vértigo cuando Leopold y Katharina se encuentran en la iglesia en cuyo interior está nevando.
Katharina (Barbara Sukowa) y Leopold (Jean-Marc Barr) |
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