Título original: Viagem ao Fim do Mundo
Director: Fernando Cony Campos
Brasil, 1968, 96 minutos
Cinema Novo brasileño: ligeramente vanguardista y altamente provocador. Para entender la razón de ser de este fenómeno hay que situarse en el Brasil de los años sesenta y su férrea dictadura militar. En una sociedad tan conservadora como aquella, la nueva hornada de jóvenes directores de cine brasileños (con Glauber Rocha a la cabeza) pretendía despertar conciencias e incordiar a los sectores más reaccionarios mediante un estilo profundamente imaginativo.
Sensualidad |
En Viaje al fin del mundo, Fernando Cony Campos hace lo propio ideando un vuelo en el que viaja un pasaje de lo más heteróclito: un hombre de negocios, un equipo de fútbol, una modelo y dos monjas. A través de una técnica cercana al collage, en la que se mezclan elementos tan dispares como pasajes de un libro de Machado de Assís y canciones de Caetano Veloso, se irá saltando de los pensamientos de unos a los de los otros, generando curiosas transiciones, como, por ejemplo, pasar de las dudas que asaltan a una de las religiosas sobre su fe a, en cuestión de segundos, ver cuerpos desnudos en la playa moviéndose al ritmo de estridente música rock.
Fe |
Sin embargo, y ante la posibilidad de que alguien pudiera escandalizarse frente a determinadas conductas que aparecen reflejadas en el film, hasta en dos ocasiones se señala que no es que se esté volviendo a la decadencia moral del Imperio romano sino que la juventud busca nuevas maneras de expresar su propia identidad.
Fútbol |
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