viernes, 17 de julio de 2015

Meteorango Kid - O Herói Intergalático (1969)




Título en español: Meteorango Kid - El héroe intergaláctico
Director: André Luiz Oliveira
Brasil, 1969, 85 minutos

Meteorango Kid-O Herói Intergalático (1969)


De nuevo butacas vacías y otra vez espectadores que se levantan y se marchan a media proyección. Pero, en fin, esto es lo que hay... Para los que sí que valoramos la frescura de filmes como Meteorango Kid - O Herói Intergalático sigue siendo un verdadero placer constatar cómo la irreverencia del Cinema Novo brasileño mantiene plenamente su vigencia. Técnicamente defectuoso y materialmente precario, de acuerdo, pero altamente fantasioso (que, en definitiva, es lo primordial a la hora de hacer cine). Cine premeditadamente marginal que, según la crítica Cyntia Nogueira, respondería a las premisas de contracultura, humor y experimentación. A las que cabría añadir, merced al paso del tiempo, un cuarto supuesto: el de documento histórico de una época presidida por la efervescencia de la juventud que luchaba por defender su libertad de expresión.

Superhéroe sui generis


Apenas veinte años tenía su director, André Luiz Oliveira, cuando se atrevió a rodar esta historia, tan representativa del cine procedente de Salvador de Bahía, sobre un joven universitario llamado (premonitoriamente) Lula. Lo veremos a lo largo de una jornada, la de su cumpleaños, junto a sus compañeros, su familia o simplemente deambulando él solo. Carece de convicciones ideológicas claras, pero rechaza frontalmente los valores de la sociedad en la que vive.

Lula


Se trata, en esencia, de un film rock (Lula tiene colgado en su habitación un póster de Frank Zappa y, más adelante, otro personaje remedará cómicamente a Jimi Hendrix) muy cercano en estética a la cultura pop de aquel entonces y que contiene no solamente crítica social sino, sobre todo, numerosas dosis de un ácido sentido del humor. Por ejemplo, cuando Lula y su amiga reportera se dirigen a entrevistar a un grupo de campesinos que aseguran haber visto un platillo volante o, incluso, durante el velatorio de uno de sus compañeros. Aunque la imagen más potente del filme y símbolo innegable de su tropicalismo es, a buen seguro, la de ese Cristo entre palmeras y música estridente con la que se abre y se cierra la acción.


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