miércoles, 1 de agosto de 2018

Los zancos (1984)




Director: Carlos Saura
España, 1984, 95 minutos

EL CABALLERO MELANCÓLICO

Los zancos (1984) de Carlos Saura

Por amar una doncella. 
Sufriendo siempre y siempre. 
Sufriendo siempre y siempre...

Una carrera tan prolífica y variada como la de Carlos Saura siempre es susceptible de deparar sorpresas agradables a quien decida detenerse en alguno de los títulos menos conocidos de su amplia filmografía. He ahí el caso de Los zancos, estrenada hace más de treinta años pero que conserva intacta la frescura de una puesta en escena tan original como innovadora. Bien mirado, no debe de haber muchas películas cuyos personajes actúen encaramados sobre semejante plataforma, aunque al grupo de teatro callejero de Teresa (Laura del Sol) y Alberto (Antonio Banderas) le acaba de salir un admirador que, por edad, bien podría ser su padre...



Ángel (Fernando Fernán Gómez) es un viejo académico que, tras el fallecimiento de su esposa, decide instalarse en la residencia que el matrimonio posee en una localidad cercana a Madrid. Aunque el ambiente que se respira en la casa, repleta de recuerdos, enseguida hará mella en el ánimo del hombre, despertando en él un impulso suicida que su vecina Teresa logrará impedir a tiempo.



Por la peculiar relación que se establece entre Ángel, Teresa y Alberto, Los zancos puede recordar en algunos momentos a El amor del capitán Brando (1974), en la que también actuaba Fernán Gómez, pese a que por espíritu, deseoso de conectar con la juventud del momento, entroncaría mucho mejor con otra cinta del mismo año: Gritos... a ritmo fuerte (1984) del portugués afincado en Barcelona José María Nunes. De hecho, ambos filmes tienen en común el haber incluido en sus respectivos repartos a grupos de la escena rock de aquel entonces, como, en el caso que nos ocupa, los madrileños Santa de la malograda vocalista Azuzena Dorado. Con todo, Saura, siempre atento al lado místico de sus historias, inserta también varias composiciones del Grupo de Música Judeo-española del lutier Carlos Paniagua y su esposa Begoña Olavide, con lo que la propia banda sonora refleja los dos mundos opuestos que convergen en el amor imposible entre Ángel y Teresa.

Ya se lo dice su buen amigo Manuel (Paco Rabal) cuando lo va a visitar al pueblo: "Estás en un mundo que no es el tuyo. ¡Salte, Angelito, salte! No es tu mundo. ¡No es tu mundo!" Sabio consejo por parte de alguien que tiene clarísimo que enamorarse a la vejez comporta más problemas que beneficios, sobre todo si él, como el título de la pieza que escribe para los muchachos, es un "caballero melancólico" y ella una joven aspirante a actriz que se debate entre la quietud que le ofrece Ángel y la aventura que le brinda Alberto.

Alberto (Antonio Banderas)

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