Título original: The Wild Bunch
Director: Sam Peckinpah
EE.UU., 1969, 145 minutos
Grupo salvaje (1969) de Sam Peckinpah |
¿Cuántos tiros se llegan a disparar en Grupo salvaje? ¿Mil? ¿Dos mil? ¿Un millón? En cualquier caso, es casi seguro que la cinta debe de figurar en el Libro Guinness de los récords por éste o algún otro asunto parecido. En el plano estrictamente cinematográfico, baste decir que sobran presentaciones para lo que es ya hoy un clásico incontestable en su género, lo que dio en llamarse y se sigue llamando wéstern crepuscular.
Cuando ya se le daba por muerto, Peckinpah en Estados Unidos y los italianos del espagueti en Europa demostraron que aún quedaba un amplio margen por explorar, no tan estilizado ni apolíneo como la senda marcada por los Ford, Hawks y demás deidades de la época dorada, sino más brusco y estéticamente mugriento. Probablemente, fue Lang, merced a la fisicidad con que filmara las refriegas entre pistoleros en películas como Rancho Notorius (1952), uno de los primeros en sentar las bases de lo que sería la posterior evolución del género.
Que Peckinpah, sabedor de que el progreso que trajo consigo el siglo XX era, en buena medida, incompatible con el aura romántica del lejano oeste, no dudará en trasladar al Méjico del desierto de Sonora, espacio mítico donde aún se mantenían intactas aquellas esencias y, por ende, idóneo para prolongar la larga tradición de enfrentamientos suicidas entre clanes rivales.
En el caso de The Wild Bunch ello implica traiciones entre antiguos compañeros, y de ahí los ajustes de cuentas que habrán de dirimir las facciones lideradas por Deke (Robert Ryan) y Pike (William Holden), así como una manifiesta corrupción a todos los niveles (político, económico, militar...) encarnada en la figura del General Mapache (Emilio Fernández) y su amplia cohorte de prosélitos y soldaderas. De todo lo cual resulta un cóctel, sin duda, explosivo, pero cuya pólvora, por mor de su ya mencionado carácter decadente, irá aderezada con unas gotas de comicidad, que se manifiesta, por ejemplo, en escenas como la de la ametralladora desbocada.
La traición entre amigos es un tema recurrente de su filmografía, tan característico como las violentas catarsis y muertes al ralentí. En cualquier caso, ésta su película más quintaesencial, más desesperadamente romántica; para mi gusto, la mejor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin desmerecer a "Duelo en la alta sierra" (1962), aunque estoy de acuerdo contigo en que "The Wild Bunch" ha alcanzado, dada su fuerza visual, una categoría de icono que la convierte, merecidamente, en película de culto.
EliminarGracias por comentar y hasta pronto.