Título original: Le journal d'une femme de chambre
Director: Luis Buñuel
Francia/Italia, 1964, 97 minutos
Diario de una camarera (1964) de Luis Buñuel |
Hoy, 14 de septiembre, a las tres de la tarde, con un tiempo suave, gris y lluvioso, me hice cargo de mi nueva colocación. Es la duodécima en dos años. No cuento las anteriores a ese periodo porque me sería imposible hacerlo. En cambio, puedo vanagloriarme de haber visto durante todos mis años de profesión las casas, los rostros y las almas más impuras. Pero esto aún no ha terminado, no vayan a creerse... De forma realmente vertiginosa, he rodado de aquí para allá, de las agencias a las casas y de las casas a las agencias, del Bois de Boulogne a la Bastille, del Observatoire a Montmartre, de las Ternes a los Gobelins..., sin haber conseguido quedarme definitivamente en ninguna parte. ¡Y es que nadie puede imaginarse lo difícil que es hoy servir a la gente!
Octave Mirbeau
Diario de una camarera
Traducción de Julio C. Acerete
No hay película de Buñuel que deje indiferente, sobre todo si al genio de Calanda se le suma el talento de una de las actrices más enigmáticamente cautivadoras que jamás haya dado el cine francés. La Céléstine que Jeanne Moreau compuso en Diario de una camarera se mueve en ese terreno de ambigüedad deliciosamente perversa que tanto gustaba a don Luis. Por eso la hace caminar con los botines que el padre de familia atesora en el interior de un armario: típico detalle fetichista, siempre presente en su filmografía, que aquí puso al servicio, tal y como confiesa en Mi último suspiro, de la "inquietante inestabilidad" de unos andares felizmente descubiertos para el cine por el Louis Malle de Ascensor para el cadalso. "Actriz maravillosa, yo me limitaba a seguirla, corrigiéndola apenas. Ella me enseñó sobre el personaje cosas que yo no sospechaba" (página 234).
No era tarea fácil superar la versión precedente que Renoir había filmado en Hollywood con Paulette Goddard en 1946, aunque Buñuel, poseedor de un potente e intransferible universo personal, situó la historia, inicialmente publicada a principios del siglo XX, durante los años de su juventud. Es por eso que, en la manifestación final, los fascistas se desgañitan al grito de "Vive Chiappe !", el responsable de la policía parisina que, en su momento, prohibió la exhibición de L'âge d'or (1930).
Curioso desenlace, digno de una mente particularmente lúcida, que volvía a poner sobre la mesa una de las constantes en la obra del aragonés: no hay lugar para la inocencia en la sociedad, por lo que los crímenes de los asesinos de niñas no sólo quedan impunes, sino que éstos, para más inri, se organizan y marchan triunfantes a la conquista del mundo. Céléstine, a su vez, casándose con el vecino por el que nada siente, se resigna a adoptar un rol similar al que tanto detestaba cuando servía a los Monteil.
Sutil elucidación sobre la génesis del fascismo, Le journal d'une femme de chambre supuso el encuentro de Buñuel con un grupo de colaboradores del que ya no se separaría, desde el productor Serge Silberman hasta la script Suzanne Durrenberger pasando, sobre todo, por el guionista e intérprete (da vida, en el filme, a un cura rural) Jean-Claude Carrière, brazo derecho del director a partir de entonces y responsable de dejar por escrito ese "postrer suspiro" que son las memorias de uno de los mayores iconoclastas del arte cinematográfico.
El que passa és que cal tenir en compte que Buñuel es passa pel folre Mirbeau, el mateix que va fer amb Galdós i Tristana, tot i que admeto que una cosa és un llibre i, l'altra, una pel·lícula.
ResponderEliminarTot i que és cert que Buñuel no era gens fidel als textos que adaptava (a banda dels exemples que menciones, podríem citar els casos de "Él" de Mercedes Pinto, "Nazarín" de Galdós o "Cims borrascosos", que directament va rebatejar com "Abismos de pasión"), jo considero que això és una gran virtut. A fi de comptes, quin mèrit té repetir el mateix que ja va dir l'autor del llibre?
EliminarEn qualsevol cas, gràcies pel teu comentari: sempre és un honor rebre la teva visita.
Que acabis de passar bon estiu i fins aviat,
Juan